El artista nos sorprende con una propuesta sonora muy distinta a sus trabajos anteriores. Una historia cargada de amor y nostalgia, narrada a través de siete canciones completamente místicas y surrealistas.
La música lo-fi encuentra nuevos e interesantes exponentes en la escena peruana con el paso de los años. Uno de los más recientes es Lagartijacarlo, proyecto del músico Carlo Cusirramos, que ingresó con fuerza gracias a su divertido y pegajoso tema Superhéroe folk. Sus dos primeros EP, Ola (2012) y Verano Par (2014), reflejan una propuesta artística que gustaba por su simpleza y espontaneidad.Sin embargo, el joven artista acaba de poner la valla aún más alta con Urania, su tercer EP. A través de las siete canciones que integran este disco, nos cuenta una historia de amor cargada de surrealismo, fantasía, mística y nostalgia. El nombre de la producción alude a una de las musas de la mitología griega, sobre la cual giran las letras de casi todos los temas.
El aspecto más llamativo del disco es el cambio de sonido, respecto a los trabajos anteriores de Lagartijacarlo. En Urania, encontramos temas a base de guitarra, bongos y sintetizadores, una combinación que ha logrado impactar positivamente en su propuesta. Un claro ejemplo es Musa, primera canción del disco y una suerte de oda romántica a la musa. Las reverberaciones en la voz y la guitarra son un magnífico complemento.En esa misma línea llegan tracks igualmente emotivos como Estrella, con una guitarra más dinámica y juguetona, y A tu lado, donde los sintetizadores adquieren mayor protagonismo. Cosmos, por otra parte, adquiere un estilo más tribal gracias las percusiones y una letra repleta de mística. El romance y la nostalgia vuelven a estallar en Saturno, canción que destaca por un mejor balance en la instrumentación.Si bien estas emociones se exacerban aún más en Millones, que posee un guitarreo suave y melodioso, el ambiente cambia súbitamente al llegar a Baile infernal. Con una letra cargada de frustración, nostalgia y cierta depresión, así un buen uso de los sintetizadores, resulta ser el cierre perfecto de esta historia. Así, Lagartijacarlo nos sorprende con esta producción que bien podría convertirse en una joya del lo-fi local, eventualmente.