“Si piensa quedarse más noches le informo de que sale un 15% más barato sin la comisión de Booking”
No es que no lo esperáramos, pero ninguno de nosotros, reservadores habituales, sabíamos con certeza que es lo que la compañía Booking se lleva por las reservas de hotel efectuadas en su página web. La cuestión es que, la experiencia nos dice, las habitaciones de hotel resultan más baratas in situ pero no siempre, a veces son más caras. Booking te ayuda, booking te insiste y te molesta incluso, booking es un pasatiempo en los tiempos muertos de viaje. Leer los comentarios sobre un hotel es dependiendo del caso toda una experiencia sociológica, ese hotel que se lleva una puntuación de más de 9 en todos los casos hasta que de repente aparece un 3..y te pica la curiosidad.
“Las sábanas olían mal y el recepcionista de noche fue malencarado”
“La limpieza fue exquisita y el personal atento a nuestros requerimientos y pendiente de nuestras necesidades”
Sobre el mismo hotel, pues
Antes no se reservaba vía B, antes viajando por el extranjero de mochilero no se reservaba, y menos en temporada baja. Ahora buscar alojamiento, mirar las fotografías y leer los comentarios en la página web de B(esa que siempre funciona aun cuando la señal de wifi no te permita entrar en ningún sitio más) es un paso obligado y hasta esperado en esas vísperas de viaje, en esos momentos en la recepción en que estás esperando a alguien o esas visitas al baño de lectura en el celular)
He dormido en hoteles calificados con un 7 raspado que para mí han sido un alojamiento perfecto, y he pasado noches en establecimientos agraciados con un sobresaliente que te dejaban frío, como si hubieras dormido en el éter, pero en general, tengo comprobado que mis notas están casi siempre por encima de la media de B. Seré poco exigente, soy buen dormidor y no me suelo fijar en los rincones del baño.
“Nosotros siempre, siempre, dejamos un comentario” Charlo con unos amigos catalanes en Máncora, Perú. Ellos lo consideran un aporte a la comunidad viajera de la que formamos parte, dejar un comentario. Entiendo su comunitaria actitud. Pero qué pasa con tiquismiquis, quejicas y señoritos varios que por la red pululan y quieren dejar en ella su aristocrático y rancio sello? Creo que los conformistas(los de buen conformar) y los que entendemos el hotel básicamente como un lugar digno de paso no dejamos comentarios..no vaya a ser que nos hagan mucho caso. En este viaje de este año mis estancias se están alargando a veces durante una semana, y el componente hotel ha aumentado su importancia. Ésto hace que el hotel de turno se vaya convirtiendo en tu casa, que hagas migas(normalmente buenas) con el personal y que, sí, al final me haya visto impulsado a dejar comentarios en B en un par de ocasiones. Al alargamiento de la estancia se suma que haya buscado sitios para descansar después de jornadas de excursión extenuantes (uno ya no tiene 20 años) y haya sido más cuidadoso escogiendo el lugar de mi atorrancia. En algunos lugares he estado tan agusto que no he podido menos que reflejarlo en las redes, por agradecimiento, por merecimiento del hotel de turno y su personal, que en alguna ocasión se ha convertido en amigo
“Si me haces un descuento te pongo mínimo un 9 en Booking”
La mujer del hotel Ñuñurco en Chachapoyas se ríe, da por descontada la nota alta, y me pide que por favor rellene la encuesta de satisfacción y sugerencias del cliente, que es lo que le interesa. Pero ésto me funcionó una vez, en Asunción(Paraguay) me hicieron una rebajita a cambio del sobresaliente merecidísimo que se ganó el hotel y sobretodo el personal. El personal no se lo ganó, el personal era así. Me pareció justo hacerlo, el pequeño chantaje, el hotel era sin embargo carillo para los servicios ofrecidos. Este era un caso claro de suplemento de precios en B, más allá del 15 por ciento..
“Las fotos no son reales” se lee en los comentarios. Y menos pero también: “las fotos del hotel no le hacen justicia” Generalmente, hasta el hospedaje “La Nesecidad” de Cerro del Pasco muestra unas fotos de establecimiento vienés de mobiliario pulido y sábanas de seda, por lo que el registro fotográfico en mi opinión no hay que tenerlo muy en cuenta. El de las habitaciones, hay que fijarse más en las fotos del entorno, de haberlas. Y en el tamaño de la habitación, que en caso de no ajustarse en la realidad al ofrecido en B, puede ser reclamado y normalmente subsanado en forma de cambio de cuarto.
“En la reserva decía que la habitación tenía terraza”. Estoy en Arequipa, vengo de Chile y voy a pasar mi primera noche en Perú. El recepcionista se atora un poco, con humildad andina, y pasa de decirme que sólo le queda esa habitación a cambiarme al instante a otra más grande con un balcón inmenso. “Sólo lo decía para poder fumar” me justifico. La amenaza velada de una mala calificación en B está en el aire, tras escasos minutos de estupor y pavor, soy cambiado a una suite principesca, por lo menos para mí, que no había dejado de comportarme honradamente, con arreglo a la reserva pues
Es temporada baja, decía, y la ausencia de masas de turistas abre el camino al regateo, ya sea por tacañez, espíritu ahorrativo, sentido de la justicia o simple entretenimiento. La mayoría de los turistas no se atreven a regatear e ignoran que hacerlo no es ofensivo y ni siquiera sorprendente para los empleados del hotel de turno. En Chiclayo, seguimos en Perú, un taxista regateó por mí, cuando ya ya encaraba la puerta de salida del hotel. Consiguió una rebaja del 20% sobre el precio que teníamos ahí enfrente, oficial, delante de nuestras narices. En los hoteles desolados siempre es más fácil y fructífero el regateo. En uno de Riobamba Ecuador el recepcionista salió a la calle para devolverme al interior y aceptar un precio más bajo. No se corten en regatear si les parece justo. Los hoteles si pueden te sacarán un precio mayor, y no digamos ya Booking..
“Los precios en Bogotá han bajado en las últimas horas” Qué bookinero no ha recibido este mensaje muchas veces en su correo electrónico? Booking está detrás tuyo, Booking viaja contigo, Booking está pendiente de que no dejes de gastar tu dinero en sus establecimientos recomendados, incluso en los que no lo están. “Aceptable”, un 6.7 para el Hostal Conchita, que te gusta en las fotos y que está a sólo 200 metros del centro de la ciudad. Aquí pasa algo, piensa el bookinero mochilero, y te pones a leer los comentarios o directamente dejas de lado la posibilidad de alojarte en ese lugar, a pesar de las fotos prometedoras y de la ubicación envidiable.
Me doy cuenta con el paso de los lustros del poder que han adquirido sobre nuestras decisiones viajeras los comentarios en la red. Ya no buscamos solamente comentarios sobre hoteles, hoy día lo hacemos sobre excursiones a realizar, restaurantes, discotecas, museos, taxistas, guías, recepcionistas y fuerzas del orden encargadas de nuestra seguridad. La seguridad de los autóctonos ya es algo que queda por la parte de fuera del limbo viajero
“Safe” es la palabra fetiche en los comentarios de los turistas anglosajones, estadounidenses en particular. Los naturales del país donde puedes comprarte un arma en la tienda de la esquina buscan hasta la obsesión esta palabra a la hora de definir un destino, ciudad o país y también, por supuesto, hotel. Nada es safe, en realidad. Lo que tiene que ser safe es la actitud. Pero me estoy saliendo del tema..
Me encuentro de nuevo en Chiclayo. He llegado muy temprano al hotel reservado en Booking. Son las 6 de la mañana. Me aceptaron esta hora de entrada en el formulario que quién sino B pone a tu disposición para comunicarte con el hotel. Vengo medio dormido del autobús y quiero seguir durmiendo. Me meto al sobre sin más contemplaciones. Me despierto después de un par de horas y me doy cuenta por encima de que hay trasiego de huéspedes por delante de la puerta de mi cuarto y que se escucha movimiento a través de la ventana del patio interior. No me molesta en absoluto. En este viaje he sido capaz de dormir junto a un bafle que emitía la Macarena a todo trapo. La cuestión es que este hotel es nuevo, que este hotel desea agradar, que soy extranjero que ha reservado a través de Booking y el hotel quiere nuevos clientes que se vean atraídos por esta vía, para lo que las buenas notas en B son necesarias. En especial ahora, durante los nunca fáciles comienzos del negocio. La cuestión es que, sin pedirlo ni necesitarlo, me cambian al mediodía a otra suite con cama extragrande, lamparitas muy cucas en las mesillas, cojines bordados, cuarto de baño reluciente y tele, claro tele, con unos 600 canales a mi disposición. Todo por el ruido, dice el recepcionista. El ruido o no ruido es exactamente igual en esta habitación, compruebo al rato. Agradezco este regalo a mi bienestar. Lo que busca el Veneccia Gold Hotel es una buena calificación en Booking, un buen boca a boca a otros viajeros, una continuación en el flujo de turistas extranjeros a sus nuevas y algo pomposas instalaciones. El poder de Booking y los beneficios inesperados que a veces te reporta. Se está tan bien en esta habitación que da pereza salir, me doy cuenta por la tarde
Booking repta por la pantalla de tu ordenador cuando estás leyendo el periódico o revisando tu correo. B no respeta tu intimidad, se cuela en tus páginas porno preferidas. Booking se planta delante del formulario de datos de una compañía aérea cuando estás comprando un billete. Te tapa la noticia que quieres leer en la prensa digital. Invade tus búsquedas de “cómo llegar a..” Antes siquiera de que hayas decidido un destino, Booking ya te está ofreciendo hoteles allí. B es un depredador de la red, un ente poderoso que funciona muy bien y vela todas tus actividades cibernéticas a cualquier hora. Booking te insiste para que hagas comentarios y te pregunta si vas a viajar a ese lugar que te interesó dos años atrás. B es constante, no se rinde nunca. Es obvio que les va muy bien. He reservado mucho en B pero hasta hace dos días no supe que se llevaban un 15% de comisión por las reservas realizadas en su todopoderosa página. Calculen, calculen si no les da pereza
El universo B da para mucho, te proporciona lectura. La revisión de comentarios, además de una fuente de información, te proporciona entretenimiento asegurado y puede ser una forma de análisis social y psicológico, y psicosocial, de primer orden. Cuando estés aburrido viajando, no te queden libros, no tengas ganas de ver la tele y llueva en la calle de ese pueblo desolado, Booking te ofrece su catálogo interminable de hoteles con fotos y comentarios infinitos en varios idiomas.
Es tu compañero de viaje. Es un amigo que te ayuda a viajar mejor. Y safe. No, B no me paga nada. Pero pienso que debería hacerlo. No es muy generosa Booking con los viajeros frecuentes. Ni con los hoteles a los que cobra 5 veces la comisión estándar de un político catalán cualquiera. Booking se ha metido a viajar con nosotros. Y vaya si nos entretiene