Point & Click, un sistema de juego normalmente utilizado para las aventuras gráficas donde acciones causa – efecto conducían al jugador a tomar las decisiones adecuadas en cada situación para superar la barrera del desconocimiento. Situaciones que ofrecían al jugador un margen de maniobra mínimo pero que se compensaba con un buen guión y las inverosímiles acciones en las que éste se veía envuelto.
Un experiencia alejada del libertinaje que ofrecía el primer Grand Theft Auto (DMA Design, 1997) y las secuelas que ha ido dejando la saga, donde la historia era simplemente la excusa para plantear el escenario. Todo ello para dejar así al jugador enmarcado en un entorno dispuesto para explotar su imaginación realizando lo que desee cuando lo desee.
Alejadas quedan las primeras experiencias surgidas en los años 80 llamadas “aventuras conversacionales”. Donde se debía escribir la palabra correcta que realizaba la acción concreta. Palabras que eran prefijadas y que daban poco pie a la creatividad del jugador. Aún así, implicaban a éste a sumergirse en la trama argumental, ofreciendo una expresión narrativa distinta a los videojuegos contemporáneos.
Amanita Design, es un nombre, que a buena parte del sector, no le llegue a sonar de nada. De hecho este estudio checo ha sido gratamente recompensado por la mayoría de sus obras. Sin duda alguna,la más conocida fue Machinarium (Amanita Design, 2009) debido a su gran manufactura y belleza excelsa. Aventuras gráficas del estilo point & click pero con un aspecto depurado al mínimo detalle haciendo que el jugador sienta que viva un título especial.
Samorost, un juego simple que no sencillo. Una puesta en escena perfecta que mezcla el trazo del dibujo hecho a lápiz con fotografías incrustadas que le dan un toque distinto a lo dispuesto hoy en día en el sector. Una aventura gráfica donde nuestro objetivo será evitar la colisión de un asteroide que se acerca de manera trepidante contra el nuestro – donde tenemos alojado nuestro hogar.
Olvídense de las grandes producciones del género, ya que no estamos en frente de The Secret of Monkey Island (LucasArts, 1990) de un corte más profundo y una complejidad argumental más desarrollada. Samorost es limitado, de hecho, carece de las complejas acciones a las que otros del mismo género nos tienen acostumbrados. Pero con poco consigue realizar mucho y esa es sin duda su gran virtud.
Cerrar los ojos y disfrutar de cada una de las notas musicales que se desprenden del título es otro de los alicientes. Y es que llevar al gnomo cuesta muy poco, tan poco como acceder a la página web donde se aloja el juego y poder disfrutarlo con un simple clic. Una muestra de altruismo del estudio Amanita Design, que invita a ser jugada o mejor dicho disfrutada.
- Amanita Design, Año 2003, PC, Mac, Linux