Revista Opinión

Reseteando España

Publicado el 26 febrero 2015 por Polikracia @polikracia

Recientemente hemos asistido al Debate Sobre el Estado de la Nación. Nos encontramos ante un formato encorsetado, en el que los líderes de las distintas formaciones políticas exponen sus argumentos y su visión sobre la situación real del país, pero que sobre todo, se utiliza para proyectar la imagen de ellos mismos. Desvanecimientos, el “Candy Crush”, y el “y tú más” han sido las novedades más relevantes de un debate en el que sin duda hemos perdido los ciudadanos.

En primer lugar, el Congreso de los Diputados, pese a ser la casa de todos y en particular de nuestros representantes, carece en la actualidad, de algunos agentes que impregnan diariamente el debate público y político. Las nuevas formaciones, en auge, y que actualmente no tienen representación, no han podido presentar sus argumentos, sus razones, que no olvidemos, parece ser, a día de hoy, “han conectado con los ciudadanos”.

No obstante, éstos agentes han estado en el #DEN2015, si bien no de forma presencial, sí en los argumentos de los partidos, actualmente calificados como “tradicionales”. Parece ser que, aunque lentamente, los partidos han entendido que es necesaria una nueva forma de comunicación con los ciudadanos. Y es que el debate ha sido casi más interesante en las redes sociales, que en el propio hemiciclo.

Sin entrar al detalle de las intervenciones, sí que hay que tener en cuenta a los interlocutores. El Presidente del Gobierno parece haberse quedado atrás, en una generación que “ha dado un salto cualitativo”. Mariano Rajoy parece que lleva desde el inicio de la democracia en el Congreso de los Diputados, algo, que no aporta al PP ese aire de modernidad, renovación y cambio, que a mi modo de entender necesita.

Y es que la réplica ya no la da Rubalcaba, con el que Rajoy se encontraba mucho más cómodo, generacionalmente, sino Pedro Sánchez que es aún “un producto en fabricación”. El líder del PSOE dispone de una cuidada imagen que no sólo lo hace atractivo a la vista, sino también para aquellos votantes socialistas que tras el fiasco de Zapatero, parecen haber perdido la ilusión en esta formación política.

Pese a todo, el discurso de Sánchez carece aún de consistencia, le falta verdad, convicción, y sobre todo de un elemento fundamental para recuperar la credibilidad: alternativa. Pero como digo el PSOE necesita una refundación profunda de la base porque de lo contrario, podría convertirse en el PASOK griego.

Pero no sólo Sánchez se estrenaba como líder de su formación en este Debate Sobre el Estado de la Nación. Alberto Garzón pretende que “no le coman el espacio natural a Izquierda Unida”. El joven político transmite el tradicional mensaje de la formación, pero de un modo más directo y más cercano. Su dialéctica es clara, concisa y sin adornos, “para que todos le entiendan”.

UPyDutilizó también la corrupción para hacer su análisis sobre el estado de España. A Rosa Díez le pasa un poco lo que a Rajoy, “se ha quedado trasnochada”. Pese a que venda una nueva política, ella está desde siempre, lo que no beneficia para nada los intereses de la nueva formación, que recordemos, fue la primera de “las nuevas”, en hacerse un hueco en el panorama político nacional.

Ante este escenario, queda más que patente que éste ha sido el último Debate del Estado de la Nación, de la forma en la que tradicionalmente lo conocemos. El empuje de Podemos, Ciudadanos y otras formaciones políticas obligan a un cambio radical del formato, que sin duda veremos a futuro.

Los ciudadanos ya no necesitamos más monólogos promocionales, ni discursos vacíos de contenido. España reclama una política de altura, para un tiempo nuevo. Las necesidades han cambiado, y con ellas, las formas de comunicarse y resolver los problemas. Por tanto, las formaciones han de adaptarse, porque se habían apoltronado en su comodidad, y es que como dijo el genial Benedetti:

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.


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