Busco sobre el tema en PubMed y en Google, reviso la documentación. No hay metanálisis ni revisiones sistemáticas (al menos que yo sepa). Me viene a la memoria un estupendo artículo publicado en AMF hace tres añitos. Diferencias entre motivación e ilusión, desmontando mitos sobre las diferencias entre estas y pasadas generaciones, la deriva hacia el burnout, insatisfacción y quemazón, etiología, diagnóstico y manejo terapéutico. Todo en 10 geniales páginas. De necesaria lectura para todo aquel que le importe, aunque sea mínimamente, todo esto de la formación sanitaria especializada.
También la Fundación Galatea publicó un libro titulado "La salud del MIR", estupenda aproximación al tema. Pero al margen de esto, poco más publicado.
Pero luego me paro a pensar, al cabo de los días. Una vez más, la respuesta no está en los libros o artículos. No necesito que ningún artículo me diga lo que he vivido, lo que muchos han vivido, lo que todos conocemos.
"Sales de la carrera sin casi saber hablar con el paciente, sin saber explorar, sin saber historiar. Y de repente te ves en urgencias, la mayoría de las veces solo, y sin saber qué hacer".No todos sucumben ante este panorama, los hay que tienen recursos, que saben manejarse y que salen p´alante. Pero estas cosas pasan. De hecho, algunos datos hablan de que al menos la mitad de los residentes están ya quemados.
"El ritmo es agobiante por momentos: rotación, guardias, trabajo de investigación, clases del master, cursos de la unidad docente, del colegio de médicos, del laboratorio, y vuelves a rotar y vuelves de guardia. No tienes tiempo ni para descansar y ni mucho menos para tu vida personal".
"Curiosa paradoja: hay mañana, durante las rotaciones, en que estás dando batazos por el hospital, detrás del especialista de turno, tal como si estuvieras en la facultad, de mirón, y luego llegan las tres y de repente te ponen delante del paciente y es todo tuyo".
"Antes, cuando no había más especialidades en este hospital que medicina de familia, nos hacían más caso. Pero ahora que hay residentes de interna, de trauma y cirugía, el de familia es el último mono para todo".
"El residente es mano de obra barata".
"Esto no es lo que yo pensaba que iba a ser mi periodo formativo. Me esperaba otra cosa".
"Durante las rotaciones hospitalarias tienes que aguantar ver como el especialista echa pestes una y otra vez de los médicos de familia, de lo mal que lo hacen, de las cosas que mandamos y cómo las mandamos. Algunas veces incluso critican a un médico que resulta ser tu tutor. Y ya no sabes si saltar, o tragar o pasar de todo".
"A los de la unidad docente no le interesamos para nada. No quieren líos. En cuanto les planteas un problema se escabuchen y no quieren saber nada de ti. Te dejan solo. Eso no pasa con otras especialidades, donde sí que defienden a sus resis".
"Mi tutor me exige mucho. Y como ve que no llego a corresponderle me suelta eso de los residentes de ahora ya no sois como los de antes".
"Llegas a la residencia y haces piña con tus compañeros. Pero pasa el tiempo y cada cual tira para sí mismo, no hay compañerismo y no encuentras apoyo en nadie, ni siquiera en tus compañeros de promoción".
"Veo a los que acabaron la especialidad hace unos años y me acojono: desempleo, segundas especialidades, emigración, condiciones laborales abusivas, te llegas a pelear con los compañeros, con los pacientes, con los gerentes, con la pareja...".
Dicen que la ilusión es lo último que se pierde. Y si nos falla la ilusión, ¿qué hacemos? ¿A donde vamos? ¿Qué está fallando? ¿Es este fenómeno tan frecuente de lo que pensamos? ¿Es algo generalizado? ¿Es el panorama ahora peor que el de hace unos años? ¿Estamos preparados para afrontar este problema? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Sirve este sistema educativo/formativo? ¿Porqué nos empeñamos en esperar de la formación lo que ésta no puede darnos?