Este año ha sido un año de cambios profundos para mí. Cambios que llegaron sin aviso, como una tormenta que remueve mi mundo (y supongo que el de cualquiera). La pérdida de mi padre y el cierre de un capítulo profesional tras más de 22 años en Cegos. Cambios que me han sacudido, pero que también me han enseñado.
Compartir esto no es fácil, pero creo que todos, en algún momento, hemos sentido el vértigo del cambio (son cambios y también son dos duelos… pero si queréis de eso hablamos otro día..). Y por eso quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre cómo podemos transitar por estos momentos de incertidumbre con más compasión hacia nosotros mismos y con la certeza de que podemos salir fortalecidos.
Como siempre, y como me gusta a mí, tengo una historia que hoy quiero compartir contigo, porque en ella encontré una metáfora poderosa sobre cómo enfrentar esos cambios.
El Árbol y la Tormenta
Había una vez, en un bosque frondoso, un roble fuerte y orgulloso. Su tronco grueso y sus ramas altas parecían inquebrantables. Junto a él, un joven sauce crecía discretamente, con un tronco más delgado y ramas flexibles.
Un día, una tormenta feroz golpeó el bosque. El viento soplaba con furia, sacudiendo todo a su paso. El roble, seguro de su fortaleza, se plantó firme. «Nada podrá derribarme», pensó. Pero su rigidez le jugó en contra, y cuando la tormenta terminó, el roble yacía en el suelo, arrancado de raíz.
El sauce, en cambio, se había doblado al viento. Permitió que la tormenta lo empujara, pero no lo quebró. Cuando el viento amainó, el sauce seguía allí, con sus ramas inclinándose suavemente hacia el sol.
Cuando pienso en esta historia, no puedo evitar conectar con las tormentas de la vida. A veces, enfrentamos cambios que no elegimos, situaciones que nos empujan fuera de nuestra zona de confort o que nos obligan a soltar lo que pensábamos que siempre estaría ahí. Pero, como el sauce, tenemos la capacidad de adaptarnos, de doblarnos cuando sea necesario y de levantarnos cuando pase la tormenta.
El cambio nos enseña, aunque no siempre queramos escuchar sus lecciones. Nos muestra lo que podemos soltar, nos empuja a crecer y, a menudo, nos invita a descubrir nuevas fuerzas en nosotros mismos.
Ahora te pregunto: ¿Qué te está enseñando el cambio que estás viviendo? ¿Hay algo que puedas aprender o soltar en este momento?
La resiliencia no es una habilidad mágica ni algo que tengamos o no tengamos. Es una capacidad que podemos construir, fortalecer y practicar. Como el sauce, nuestra flexibilidad depende de las raíces que hayamos cultivado.
Para mí, esas raíces han sido las personas que me acompañan (y por las que puedo dar gracias cada día), las enseñanzas que he acumulado en mi camino y, sobre todo, la confianza en que cada transformación trae consigo la semilla de algo nuevo. ¿Cuáles son tus raíces? ¿Qué o quién te sostiene cuando la vida se tambalea?
Si te preguntas cómo empezar a desarrollar resiliencia, aquí tienes algunas estrategias prácticas que he aprendido y aplicado en mi camino:
- Acepta lo que no puedes controlar: Dejar de luchar contra lo inevitable te libera para enfocar tu energía en lo que sí puedes cambiar.
- Cuida tus recursos internos: La alimentación, el descanso y el movimiento físico no son detalles menores. Son las bases de tu bienestar.
- Crea una red de apoyo: Rodéate de personas que te escuchen, te inspiren y te acompañen en los momentos difíciles.
- Practica el mindfulness: Estar presente te ayuda a manejar la ansiedad y a responder con calma en lugar de reaccionar impulsivamente.
- Reformula los desafíos: Pregúntate: ¿Qué aprendizaje se esconde detrás de este cambio? ¿Cómo puedo usarlo para crecer?
La resiliencia no significa no sentir el impacto del cambio, sino aprender a navegarlo. Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿Qué cambio estás enfrentando ahora? ¿Cómo puedes fluir con él en lugar de resistirte?
Déjame tus pensamientos en los comentarios. Me encantaría conocer tu experiencia y aprender juntos sobre cómo enfrentar las tormentas de la vida.
Si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte por tomarte este tiempo para reflexionar conmigo.
Nota:
Escribir este post ha sido una forma de ordenar mis propios pensamientos sobre un año de grandes cambios en mi vida. Si algo de lo que he compartido aquí te resuena, me encantaría saberlo. Y si crees que estas palabras pueden ser útiles para alguien más, no dudes en compartirlas