Debo agradecer a Kris Pearson las vacaciones mentales en Nueva Zelanda
que su novela me ha regalado. Y me refiero a vacaciones en el
sentido más amplio, el de viajar a un lugar desconocido, de costumbres
exóticas, en el que resulta divertido descubrir cuán diferente puede ser la
vida percibida desde las antípodas. Leyendo "Resistiendo a Nick" me
he sentido como si estuviera caminando sobre las manos; entrando en una historia
que me proporcionaba imágenes mentales sorprendentes por su picardía y, a
la vez, resultando una lectura fresca y fluida.
Sinopsis:
Nick Sharpe posee una cadena de gimnasios.
Tiene dinero, ambición y un cuerpo perfecto, pero acaba de descubrir que es
adoptado y nunca se lo habían dicho. Para empeorar las cosas, su asistente
personal le ha dejado casi sin preaviso. De repente, tanto su vida profesional
como personal están patas arriba... y entonces el destino le envía a Sammie.
Sammie Sherbourne sólo necesita un trabajo
temporal hasta que llegue su pasaporte, y luego se irá a ver mundo. Lo último
que quiere es convertirse en una de las muchas conquistas de Nick. Pero Nick es
atractivo y está sufriendo, y Sammie sabe que ella podría tener la clave de su
verdadera identidad. Esto es muy tentador para una chica con un corazón tan
tierno.
ATENCIÓN: Contiene juegos sexy en la cama, el
cuarto de baño y el balcón.
http://krispearson.es/libros
Me han divertido mucho las reflexiones sobre los pulgares masculinos como símbolo de las proporciones genitales. Y, también, esos escenarios de gimnasios llenos de hombres sudorosos a los que se les engancha la ropa a sus cuerpos perfectos. Por no hablar de la desinhibida gesticulación del pene de Nick, al que Sammie, la protagonista femenina, no le quita ojo. El fantasma del incesto y el morbo de las cosas
escondidas sobrevuelan esta novela que respira el aire fresco del campo neozelandés. Nunca hubiera imaginado
que una lectura de este tipo pudiera proporcionarme tan gratos momentos. Lo
cierto es que me he sorprendido a mí misma riendo a escondidas imaginándome las
situaciones que Pearson describe con total desvergüenza y haciendo uso
magistral de su femenina picardía. Porque, más allá de lo chocantes que puedan
parecer a las lectoras mediterráneas ciertas escenas (siendo que estamos aquí acostumbradas
al nudismo en las playas, a vivir muchos meses con poca ropa, a convivir con
piropos, flirteos, o a tocarnos en numerosas formas de afectos que son cotidianos
en nuestro ambiente), no se puede
subestimar el poder del morbo que suscitan esos pasajes de sexo explícito, o el
tabú del incesto. Con todo, es una novela muy bien escrita y perfectamente
traducida. Una lectura muy entretenida que te abre los ojos a disfrutar de los placeres
de la vida sin tapujos. Porque, chicas, solo tenemos una vida, y ya sea Nick o
Alejandro, David, o Ernesto, nunca volveré a mirar los pulgares de un hombre
sin reírme al recordar las cosas que con esta novela he aprendido. Leyendo “Resistiendo
a Nick” he pasado un buen rato.
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