Revista Cultura y Ocio

Resol. Pero algo de frío. Castaños junto a la ventana.

Por Fruela
TS: ¿Qué tal estás, Charlie?
CS: Muy bien. Está lloviendo en New Hampshire. Por fin cae una buena lluvia de verano, densa, de verdad.
TS: Aquí en Eslovenia es justo lo contrario. Llovió mucho y hoy hace algo mejor.
CS: Hablando del tiempo, hace poco tuve que presentar una lectura de Charles Wright. Releyendo sus poemas, me llamó la atención que casi todos son partes meteorológicos. Hace sol, está nublado, empieza a hacer viento, es invierno, hay algunos copos... Como poeta, ¿alguna vez te has obsesionado con el clima hasta ese punto?
TS: No en la escritura. Pero de algún modo uso el clima cuando no quiero hablar de otras cosas. Y en sí mismo es una forma, un recurso: un medio inglés para establecer neutralidad y distancia. Charles Wright, en cambio, se introduce en el clima, lo sitúa en el patio de la casa, el clima crea la imagen.
CS: En realidad se trata de un viejo truco. La poesía arcaica (Chaucer) o las canciones populares serbias de la Edad Media mencionan con frecuencia el tiempo, el clima en su inicio. "En Mayo, cuando los pájaros cantan, llevé a una muchacha de paseo", o algo por el estilo... Tras releer a Charles, empecé a notarlo en mis viejos poemas, como si la hora del día y la condición del cielo fueran algo inevitable en la poesía. Y, pese a todo, soy un poeta muy distinto a Charles Wright.
TS: Mi instinto es depender sólo de mi clima interno. No me doy cuenta de lo que ocurre fuera. Cuando el lenguaje despierta, tiene su propio clima, su propio tiempo. Ni siquiera sé qué tiempo hace fuera, en torno a mí.
Charles Simic & Tomaž Šalamun conversan en BOMB Magazine (2008)Traducción de Fruela Fernández

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