El alma es una fuente de sabiduría, amor y poder extraordinarios, sin embargo, permanecemos ignorantes de sus tesoros cuando permitimos que sea dominada por la mente, los sentidos y el cuerpo físico.
Cuando la mente y el cuerpo ejercen dominio sobre el alma, el alma se olvida de sí misma. Pero el alma dotada de poder es nuestra verdadera naturaleza, y es el momento de reivindicar al alma para que sus dones puedan enriquecer nuestra vida.
Respecto al alma, hay dos formas de vernos a nosotros mismos. La primera es considerarnos primordialmente como cuerpo y mente. Al considerarnos así, decimos que somos una mente y un cuerpo “con un alma”.
La segunda, es considerarnos en principio como almas. Cuando cambiamos la posición y nos identificamos con el alma, podemos decir que somos un alma que “tiene o usa una mente y un cuerpo”. Una de las metas de El poder sanador de la meditación, radica en evaluar cómo es que nos consideramos a nosotros mismos. Si pensamos que somos mente y cuerpo, entonces
nuestro viaje consiste en descubrir al alma.
Si creemos que somos el alma, que ha recibido una mente y un cuerpo para funcionar en el mundo físico, entonces nuestra meta es dotarla de más poder. Al dotar de poder al alma,
ésta recobra su control natural sobre la mente y los sentidos