Había una vez un niño llamado Gustavo, que tenia un hermano llamado Oliver. Un día, regresando del colegio, Gustavo y Oliver iban caminando a su casa junto con su mamá. Los tres conversaban acerca de cómo les había ido en el colegio. Oliver le comentaba a su mamá que en el jardín estaban aprendiendo el crecimiento de las plantas y que para ello cada amigo había plantado una semillita en un poco de tierra.
- Eso no es tan importante, lo interrumpió Gustavo -A mi me enseñaron a multiplicar por dos. Estamos aprendiendo la tabla del dos y tenemos que saberla de memoria porque la semana próxima nos van a tomar una prueba, continuó diciendo Gustavo.
La mamá lo dejó terminar su relato y luego le dijo:
– Gustavo, que bien que estás aprendiendo a multiplicar; de todas formas, lo que nos cuenta Oliver es muy importante también. Cuando él tenga tu edad, también aprenderá la tabla del dos. Gustavo, sin prestar mucha atención a lo que le decía su mamá, trató de colgarse de una rama de árbol que estaba algo baja en su camino y logró arrancar un par de hojas.
- ¡Qué bien!, dijo mientras aterrizaba del salto. - ¡Atrapé dos!
-No se hace eso, Gustavo, lo reprendió su hermano Oliver.
– Tú no sabes nada, lo dices porque no llegas a saltar tan alto como yo, respondió Gustavo.
- No, no es por eso. Tienes que cuidar a las plantas, porque también tienen vida.
En eso, interviene la mamá y les dijo:
– Oliver tiene razón; justo le están enseñando la importancia de la naturaleza en el jardín y él trata de transmitirte esa enseñanza. Los árboles y las plantas son seres vivos, como nosotros. Forman parte de la naturaleza; cada vez que, por diversión quitas una hoja de una planta, estás lastimándola.
- Si, pero no llora la planta, mamá – interrumpió Gustavo.
- No lloran, es cierto, pero la lastimas de todas formas. Las plantas no tiene forma de expresarse con sonidos, pero eso no significa que no la estés dañando.
Oliver le comentó a Gustavo porqué era importante cuidar las plantas, aprovechando que ese mismo día había aprendido un montón de cosas en el jardín relacionadas con la naturaleza.
Gustavo se quedó algo triste por lo que había hecho y prometió a su mamá cuidar más la naturaleza. Continuaron su camino y llegaron a la casa y, colorín colorado, este cuento se acabado.