Uno de los argumentos que con más asiduidad suelen utilizar el PSOE, pero sobre todo el PP, con respecto a las decisiones judiciales por injustas y antidemocráticas que éstas sean, es que hay que respetarlas.
Ilegalización de partidos, respeto al poder judicial, sentencia de Estrasburgo, respeto al poder judicial, Sortu en el Supremo, respeto al poder judicial.
Ahora bien, cuando el poder judicial no hace lo que a ellos les da la gana, entonces ya no, no hay que respetar nada.
Es más, se mueve toda la brunete mediática, que decía aquel, para cambiarlas.
El último ejemplo Troitiño, asesino de 22 personas que tras 24 años en la cárcel, quedó en libertad por una interpretación un tanto particular con respecto al cómputo de los años de prisión preventiva.
Algunas asociaciones de víctimas, el PP y una gran parte de los medios de comunicación, no han parado hasta que han conseguido que la Audicencia Nacional cambie su criterio y emita una orden de detención para que Troitiño pase 6 años más de cárcel.
Como era de esperar Troitiño se ha dado a la fuga.
Así que yo, una vez más y me temo que no será la última, pregunto: ¿dónde queda la división de poderes?
La Audiencia Nacional, equivocadamente o no, tomó una decisión, (no tengo criterio para saber si era la mejor fundada en derecho), pero lo que no me gusta es tener un poder judicial tan manifiestamente preso de las opiniones de PP, PSOE y los medios de comunicación, cuyo nivel de hipocresía es lamentable.
Cada vez que digo en el Parlamento que las sentencias se acatan o recurren, pero ni se respetan ni se apoyan si no se comparten, me llaman de todo.
Sin embargo, si es a ellos a los que no les gustan se pueden cambiar.
Qué bajita calidad democrática, qué bajita.