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Respeto en las fiestas

Publicado el 17 julio 2024 por ArÍstides

RESPETO EN LAS FIESTAS

EN FIESTAS: NORMAS, LAS NUESTRAS.

Estoy harto y hasta los mismísimos porque la cosa tiene sus bemoles. Son fiestas y siempre he paticipado en ellas, pero esto ya es un sinvivir. En este patio ibérico lo suyo es el ruido y cuanto más alto, mejor. Parece que la diversión se mide en decibelios y si dices que son excesivos te tachan de aburrido y agorero. Poco importa la calidad de lo escuchado, ni la limpeza de la vía pública. La música alta mola cantidad y siempre habrá alguien que pregone su simpatía por los desmanes acústicos. Se dice: es la fiesta y son solo dos semanas; así que aguantarse y a participar aunque hayas dado a luz, el niño no coja la teta y el enfermo esté incomodo.

Y así nos va: somos divertidos y los europeos tienen que venir para aprender a disfrutar, que no saben. De esta forma les explicamos que gritar, escuchar la música a tope y poner todo hecho una mierda forma parte de la diversión. Hay estudiantes extranjeros que su primera experiencia con el alcohol la tienen en botellones con los hijos de las familias de acogida. Con esa educación es imposible que exista algo de civilización en las fiestas. Lo peor de todo es que no lo puedes ni criticar porque el navajazo te lo clavan por aguafiestas.

Uno que conoce bien el percal francés, alucina cuando ve a niños a las tantas de la madrugada comiendo en lugares de dudosa higiene y destrozándose los tímpanos por aquello del joteo. Se espera que las normas de convivencia y que las leyes de higiene medioambiental y auditiva se respeten y se cumplan. Hay personas que tienen que trabajar, enfermos que cuidar, lutos que guardar o infantes que tienen que tener un sueño regular. Bajar los volúmenes de sonido, cuidar la limpieza y educar en el respeto no debiera costar tanto, porque es de sentido común, salvo que no se tenga.

No es extraño que haya familias con bebés que se tengan que cambiar de domicilio, o que haya que mantener a enfermos en hospitales un par de días más porque no pueden volver a casa. No es de recibo que los niños sean semetidos a ruidos y a horarios en los que debieran estar acostados. Es cansino ver cómo no se respeta la adecuada gestión de residuos, la ordenanza sobre contaminación acústica, ni el control y vigilancia de los horarios. Prima la diversión sobre el descanso y el "bienestar de todos los ciudadanos en todo momento, lugar y ocasión", que le den. Fin.


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