Respeto para los “indignados”

Los “indignados” están colmando la paciencia del sistema.  Sus proclamas reivindicando más democracia son recibidas con fuertes cargas policiales, ordenadas desde despachos que tiemblan ante la sola idea de pensar que la ciudadanía pueda tomar la palabra. Primero fue Catalunya, después Santiago de Compostela y la última ha sido Valencia,  y aún queda por ver lo que ocurre en Madrid.  No deja de ser una ironía que políticos imputados por corrupción se blinden en las instituciones, caso Camps por ejemplo, mientras quienes defienden derechos laborales y sociales sufren la iras de las fuerzas de seguridad sólo por querer acercarse a Les Corts.  El movimiento de los “indignados”  exige más respeto y más acompañamiento porque han sido capaces de decir en alto lo que todos pensamos y hacer lo que todos queremos:  ser valientes y decir “no” a los abusos y atropellos del mercado.