Revista Cocina
A menudo hemos escuchado desde hace tiempo a personas diciendo que "yo respeto tu veganismo pero respeta tú que yo quiera comer carne" y frases similares. Por eso se tuvo que empezar a aclarar que el veganismo no trataba sobre respetar nuestra decisión personal de ser veganos sino que trataba sobre respetar a los animales. La cuestión no trata sobre que alguien respete nuestra decisión de no explotar a los animales sino que el veganismo postula que los animales no deben ser explotados por la humanidad. No se trata de una cuestión privada sino de un principio ético.
Ahora bien, el problema es que parece que esa aclaración ha degenerado con el tiempo hasta el punto de que últimamente he visto a varios activistas veganos declarando en las redes sociales que ellos no pretenden que se respete el veganismo ni quieren que se respete su decisión de ser veganos, sino que se trata sólo sobre respetar a los animales, como si fuera excluyentes ambas cosas. Pienso que esa declaración es un despropósito, por dos razones fundamentales.
Primero; el veganismo es el rechazo moral a la explotación de los animales. Por tanto, respetar el veganismo significa respetar ese principio. Si alguien está a favor de la explotación de los animales entonces no está respetando el veganismo; por mucho que respete nuestra decisión particular de ser veganos.
El problema de fondo es que mucha gente ha creído, y sigue creyendo, que el veganismo es un tipo de dieta o un estilo de vida, y no conoce su definición establecida. Desafortunadamente, algunos veganos colaboran a esta confusión asociando el veganismo a un tipo de práctica, a una dieta o un estilo de vida, en lugar de identificarlo como un principio ético; que es como fue definido originariamente.
Segundo; dado que el veganismo es apoyado todavía sólo por una minoría en nuestra sociedad, también resulta importante combatir contra la calumnia y la criminalización del veganismo. En ocasiones se intenta distorsionar el veganismo presentándolo como una teoría fanática, violenta o dañina, cuya aplicación tiene efectos nefastos; ya sea para la salud humana, o para el medio ambiente, o incluso para la continuidad de la civilización en general.
Para conseguir la difusión del veganismo es necesario oponerse a la desinformación sobre el veganismo y su aplicación a la vida práctica. Asimismo, es necesario oponerse a los intentos por impedir que los individuos particulares decidan asumir el veganismo y llevarlo a la práctica. Por tanto, también debe ser respetada nuestra decisión de ser veganos en el contexto actual, porque es una decisión razonable que no atenta contra la salud ni contra la sociedad en general; aparte del hecho de que el veganismo sea una obligación ética para todos los agentes morales.
Muchas personas que deciden hacerse veganas son personas muy jóvenes que se encuentran a veces con la incomprensión y la hostilidad de su propio entorno familiar. Su decisión de ser veganas debería ser respetada. Por supuesto que esto no lo conseguimos mediante el enfrentamiento, sino fomentando el diálogo y la correcta información sobre el veganismo, tal y como recomienda el psicólogo Casey Taft. Proclamando que no se debe respetar nuestra decisión de ser veganos estamos minando el apoyo que estos jóvenes necesitan y que necesitamos todos para abolir la explotación animal.
En conclusión, lo que empezó siendo una aclaración más o menos acertada sobre la naturaleza del veganismo parece que está degenerando en un desprecio sobre el veganismo. Alegar que no se debe respetar nuestra decisión de ser veganos es animar a que se nos obligue a participar en actividades de explotación animal —como cuando se obliga a los estudiantes a participar en prácticas de vivisección. Es animar a que se nos impida desarrollar las opciones veganas que sustituyan los usos de animales —como recientemente está intentado la industria de explotación animal. Es en definitiva una torpeza y obstáculo a la difusión del veganismo.
Por favor, reflexionemos detenidamente sobre nuestras palabras, sobre lo que nosotros mismos manifestamos, y no sólo sobre lo que otros digan.