Sólo hay una explicación para cocinarnos un plato que no nos gusta: hacerlo por necesidad. Nuestras creencias limitantes crean las mayor parte de nuestras necesidades. Si en vez dedicar esfuerzos a satisfacerlas, prestásemos atención a desvelar estas creencias y aprendiésemos a retirar el poder de nuestra conciencia de ellas, el número de nuestras necesidades se reducirían a las biológicas. A partir de ahí, daríamos el gran salto de sobrevivir a vivir. ¿Qué te parece, querido lector, dar ese salto... dejar de sentirse víctima de las circunstancias, empezar a habitar creencias que en vez de necesidades planteen oportunidades ... vivir sin el miedo a no cubrir un mar de carencias ... en definitiva, llenar tus pulmones de aire puro sin sentir ninguna opresión? Imagínatelo, siéntelo… nada menos que … ¡ respirar libremente !
