Revista Cine
Directora: Mélanie Laurent
La segunda película que dirigió Mélanie Laurent es "Respire", y como ven, vamos bien con la pequeña retrospectiva que le dedicamos a su aún pequeña (por cantidad) filmografía.
Extraña película es "Respire"; casi tan extraña como la relación que se forma entre nuestras dos adolescentes francesas, cuyo vínculo oscila entre lo sexual, lo erótico, y lo estrictamente sentimental, emocional, (y la frialdad, la sordidez, claro), como amigas que son algo-más-que-amigas aunque no han dado ese paso-más. Es una relación que comienza idílicamente, perfecta, como un romance de verano, ideal, de ensueño, pero también es una relación tóxica, dañina, violenta: psicológicamente violenta: la manipulación, la dependencia, las falsas ilusiones. Como dicha relación, la película flota en una indecisión, pero no tanto indecisión argumental como formal, de puesta en escena, de tono. Y es que, por momentos, Mélanie Laurent descansa demasiado en imágenes o postales típicamente indies (me van a perdonar el uso y abuso del término, por favor), preciosistas más que narrativas, mientras que de repente toma notables y notorias decisiones narrativo-dramáticas para resolver escenas, conflictos internos, transiciones, etc., apostando por una sequedad y una crudeza descolocante e inquietante, casi explícita y sofocante al momento de retratar cuán presa se halla la protagonista, cuán volcada a sí misma se obliga a estar, a soportar los maltratos y humillaciones de su amiga/novia-no-novia. Otra escena, por ejemplo, es pura contención: una contención dura, durísima, en donde las palabras y las acciones caen como brutales mazazos, pero de repente, misma escena y mismas acciones, Laurent recurre a una cámara trémula que, si bien no resta poderío al momento, sí le quita ese impacto perturbador (vagamente convertido en confusión y vértigo) inherente al plano fijo inicial, lo cual, entre otras señales, me siguen mostrando a una directora de innegable visión y pulso, pero aún acechada por ciertos tics acomodaticios y meramente solventes. Ahora, para hablar de lo bueno, destaca, sobre todo, el uso del fuera de campo (bien utilizado, va quedando claro cuán poco se utiliza este recurso actualmente, y con lo potente que puede llegar a ser), pero también se le nota a la directora la necesidad de recurrir a recursos fáciles para crear tensión, como ese pitido sordo que suena de fondo ya en el último tramo, cuando queda claro que la protagonista no es más que una bomba de tiempo y ese pitido es la forma obvia para indicar que el plazo está fatalmente llegando a su límite. Por otro lado, ahora toca destacar la buena dirección de actrices de Laurent, sobre todo con la protagonista (la otra, la amiga-novia, también lo hace bien, pero su rol no es tan interesante ni tampoco tan exigente, sin embargo funciona la mar de bien como elemento desestabilizador y cruelmente disruptivo), y su capacidad para adentrarse, sutilmente, en los matices que ofrece esta curiosa y malsana relación, de la cual parecen bullir ciertas energías masoquistas y sadistas, como si a una le gustara, hasta cierto punto (estas cosas nunca son 100% blancas o negras), ser psicológicamente y públicamente humillada, lo cual encaja con el gusto por herir de la otra. Sin duda, una relación compleja; los personajes, individualmente, quizás no tanto, pero ahí la gracia de la película: al chocar, al fundirse, crean todo un torbellino de bajas y oscuras pasiones, las cuales nacen, y he acá también lo escalofriante, precisamente de las relaciones humanas: como si la crueldad necesitara un cómplice, aunque sea involuntario.
"Respire" también se da el tiempo (y/o el espacio) para adentrarse, sin la misma agudeza con que captura la relación de la protagonista y su amiga, en las relaciones entre hombres y mujeres y, me parece, en el mundo femenino, aunque tampoco vendría a ser su fuerte. A fin de cuentas, "Respire" no es tanto un coming-of-age romántico de una chica que no quiere repetir los "errores" de su madre, casada con un pedazo de cabrón (aunque, ahora que lo pienso, también ella se ve envuelta en esa dinámica de perdón-odio, afecto-rencor); acaso toda esa primera parte (que, acertadamente, no da pistas de lo que vendrá después) sirva como introducción para lo que verdaderamente ofrece Mélanie Laurent: un complejo thriller psicológico y estudio de personajes, de relaciones interpersonales.
Como digo, la película no es redonda (quizás es mejor lo que cuenta que el cómo lo cuenta, aunque lo segundo no es para nada desdeñable: al contrario: resulta prometedor), muestra a una directora tan capaz y arriesgada como, por momentos, convencional y de recursos preconcebidos, pero a mí me ha gustado y, más importante, a medida que avanza el metraje, va creciendo en intensidad, extrañeza y poder de sugestión. Con todo, me ha parecido una sobresaliente película, y además su final, siniestro y gélido, te deja con una impresión que difícilmente te abandona en lo semi-inmediato.
Seguiremos atentos, aún con más interés, la filmografía de Mélanie Laurent, que de su opera prima a éste, su segundo largometraje, ha hecho un importante y significativo avance. Recuerden que su nueva película es un thriller criminal escrito por el creador de "True Detective"......¿a quién no le dijeron "...o entonces ya no soy más tu amigo/a"?...