Respondiendo al Chico de la Consuelo

El otro día El Chico de la Consuelo me preguntó en los comentarios que a qué me dedicaba. Y como últimamente estoy en modo “honestidad brutal”, he pensado: pues venga, lo cuento por aquí, que seguro que más de uno se siente identificado.
Estudié Marketing, de eso hace ya un rato largo. Cuando nació mi hijo pequeño, me quedé en paro y tomé una decisión de la que nunca me he arrepentido: quedarme en casa. Fue entonces, allá por 2010, cuando nació este blog, que empezó como una manera de contar mi vida entre biberones, pañales y anécdotas varias.
Durante los primeros años me fui formando en diseño web, diseño gráfico, marketing digital, community management, creación de contenidos… todo lo que pillaba. Y durante más de 12 años he trabajado por mi cuenta en esto del marketing digital. Webs, blogs, artículos para revistas, redes sociales… He hecho un poco de todo, como buen autónomo multiusos. No me hecho rico, pero tampoco me faltaba el trabajo.
Y entonces llegó la Inteligencia Artificial. Y no, no voy a ponerme en modo abuelo cebolleta a despotricar contra ella, porque reconozco que es el progreso y que tiene cosas buenas. Solo digo que vino, vio y me dejó sin clientes. Algunos cerraron por la crisis, otros descubrieron que ChatGPT es gratis, rápido y no se queja. Así que sí, soy uno de esos profesionales a los que la tecnología ha dejado en la cuneta. Igual que otros se quedaron atrás con las cámaras digitales, el streaming o los cajeros automáticos. Pues ahora me ha tocado a mí.
¿Y qué he hecho? Pues lo que se hace en estos casos: reconstruirse o al menos intentarlo. Me metí en un curso de ciberseguridad —sí, esa cosa que suena a hackers y películas de espías—. Y me encanta, la verdad. Pero luego sales al mercado laboral y te das cuenta de que lo de reinventarse está muy bien… si tienes menos de 35. Porque con 50, parece que ya solo puedes aspirar a ser “experto en experiencia”.
Ahora mismo busco trabajo. De lo que sea. Community Manager, administrativo comercial, temas de ciberseguridad... lo que surja. Aunque sea temporal. Necesito al menos tres meses cotizados para poder acceder al subsidio de mayores de 52. Porque no, lo que he cotizado como autónomo no cuenta. Cosas del sistema. Muy lógico todo.
Así que esta es mi situación. No es la ideal, pero tampoco pierdo la calma ni la esperanza. Si algo bueno tengo, es que sé adaptarme, me reinvento cuando hace falta, y me niego a pensar que ya estoy "fuera del mercado". Solo necesito una oportunidad, como tantos.
Y mientras tanto, aquí sigo. Escribiendo (he termiado una novela y estoy en mitad de otra), aprendiendo, y de vez en cuando soltando todo esto en el blog, que para eso lo abrí: para contar la vida sin filtros, con sentido del humor y desahogarme, aunque a veces también haya que apretar un poco los dientes.
Gracias por leerme. Gracias por estar.