Revista En Femenino

Responsabilidad compartida en la lucha por la igualdad

Publicado el 14 junio 2010 por Juanmartinezsalinas76

  Balance by h.koppdelaney.

El empoderamiento está avanzando con paso firme en el mundo de la igualdad de género. Y os preguntareis ¿Qué quiere decir semejante “palabro”?

Dicho de una forma clara, es el aumento individual en la libertad de escoger, actuar y tomar decisiones de las personas, muy vinculado a la esfera femenina que siempre ha estado sometida al yugo impuesto y marcado por la sociedad machista. Desde un punto de vista más formal, el término empoderamiento fue acuñado en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekín, 1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder.

Las mujeres deben tomar las riendas de sus vidas como han hecho los hombres y no pueden permanecer sometidas a las reglas impuestas en las que el peso del cuidado de los hijos cae sobre ellas, quieran o no

Está claro que se debe prestar atención a la perspectiva de género que es “prestar atención y tomar en consideración las diferencias entre mujeres y hombres en cualquier actividad o ámbito enmarcados en una política”. De esta forma, se establecen las bases para ver el género con normalidad, sin darle la excesiva importancia social y cultural que tanto daño nos hace y que sigue arrastrando estereotipos, tópicos y generalidades sin ningún peso de veracidad.

Las mujeres deben hacerse respetar en la sociedad global, ocupando el sitio que les corresponde, siempre y cuando, estén preparadas para ello, con inquietudes y competencias variadas. Deben abandonarse, de una vez por todas, los clichés de profesiones, estudios, actitudes, etc.; de hombres y mujeres que tanto siguen marcando el rumbo de nuestras vidas. Cada persona debe y puede hacer con sus vidas profesionales, sociales o personales lo que le apetezca, evitando caer en el siempre fácil concepto de “lo que es normal o habitual”. También se deberá erradicar el prejuzgar a quien ose salirse de lo estándar.

La corresponsabilidad o el reparto de responsabilidades se define como “la distribución equilibrada en el seno del hogar de las tareas domésticas, el cuidado de personas dependientes, los espacios de educación y trabajo, permitiendo a sus miembros el libre y pleno desarrollo de opciones e intereses, mejorando la salud física y psíquica de las mujeres y contribuyendo a alcanzar una situación de igualdad real y efectiva entre ambos sexos”. Esta es definición que debería ser porque la realidad es aplastante e injusta debido a que las mujeres asumen el peso en las tareas domesticas y familiares porque se asume como lógico porque siempre ha sido así. Los hombres, cada vez van colaborando un poco más, pero no en condiciones de reparto equitativo y rotativo. A esto se debe sumar las jornadas laborales previas que ya llevan las mujeres porque están plenamente incorporadas al mundo laboral, así que desempeñan dos jornadaslaborales “la remunerada” y “la impuesta”.

LA CORRESPONSABILIDAD EN LA CONCILIACIÓN

La igualdad legal hace tiempo que está contemplada en nuestra norma jurídica suprema, “la Constitución Española” sin embargo de nada sirve si esto no se corresponde con las garantías adecuadas de que esta igualdad sea a la vez efectiva y real. Para ello, los poderes públicos deben seguir trabajando para eliminar los abusos que se siguen cometiendo en la igualdad de las mujeres en los diversos ámbitos.

Las leyes son un gran apoyo en la apertura y el entendimiento por parte de la sociedad de que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres; antes que nada, son personas. Aun con leyes específicas que legislan y marcan porcentajes máximos y mínimos de hombres y mujeres que deben existir en determinadas esferas de poder, sigue siendo minoritaria la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad en ámbitos profesionales en los que son mayoría y en los que no. Se les sigue vetando y poniendo trabas. Lo que debe imperar es que en los puestos de responsabilidad estén las personas más adecuadas y válidas para desempeñar de forma ejemplar esos cargos. Sin embargo, deben imponerse directrices para romper un monopolio de la figura masculina en los puestos de poder por el género que la madre naturaleza les dio y no por la valía individual de cada persona.

La valía es independiente del sexo y se debe manifestar con acciones, esfuerzo y competencias que demuestren de lo que somos capaces por lo que hacemos y no por lo que somos.

Habremos ganado el día en que las personas cobren lo que les corresponde por lo que aportan en sus puestos a sus compañías y no que el cobrar más o menos dependa de que la persona que desempeña el puesto sea hombre o mujer. Lo dicen las estadísticas y estudios globales que año tras año siguen sacando a la luz una realidad que no cambia y esto es porque desde las instituciones no se sanciona ejemplarmente ni se obliga a justificar de forma objetiva a qué se deben esas disparidades.

Como reflexión final debemos de asumir la brecha que nos separa de la igualdad efectiva y en la que todos tenemos parte de responsabilidad con nuestra forma de comportarnos en la sociedad, que marca las reglas del respecto y que no tenemos por qué seguir; ya es hora de que pensemos por nosotros mismos, tomando nuestras propias decisiones sobre lo que es adecuado y no.

Foto de portada: H. Koppdelaney's


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