Agencias de eventos típicas y agencias de eventos que conocen el valor artístico
Si en el anterior post hablamos de una situación generalizada por una masificación en el sector de eventos de agencias que organizan pero que tienen contacto limitado con artistas, también, se precisa señalar que hay una minoría de agencias que nacen de núcleos artísticos y que mantienen una relación con el arte de estrecha armonía, estas agencias llevan mucho tiempo calladas y asumiendo las direcciones que agencias de organización de eventos que mantienen contactos con clientes vendiendo oropel y brillos, han desplegado como únicas opciones, deben asumir el rol de tomar ahora las riendas para abrir nuevos caminos que lleven a aportar soluciones válidas ante las necesidades que precisa el mercado.
Lo que era intuición que se convertía en secretos que aportaban cierto valor, debe ser ahora completamente revisado y hay que asumir el esfuerzo por estructurarlo en procesos argumentados y resumido en criterios que puedan ser transmitidos con facilidad para asegurar el crecimiento de la calidad real que precisan los eventos para ser convertidos, en herramientas estratégicas que aporten el valor necesario para cumplir con los objetivos que precisa el mercado.
Estas agencias con relación óptima con artistas y más que ninguna otra agencia, deben esforzarse en repetir hasta la saciedad el valor que no se asume cuando la elección no es estudiada, ni premeditada y debe intentar incluir ese valor a pesar de no ser valorado, para poder ofrecer prueba consistente de que existen todos los componentes en estas acciones efímeras que pueden dar rentabilidad a estas inversiones. Estas agencias deben asumir el papel protagonista que ahora les toca desempeñar.
Las agencias típicas, deben esforzarse pero agencias artísticas deben esforzarse el doble para conseguir el movimiento estructural que todo el sector precisa en estos momentos. Es el momento de asumir que conseguir beneficios es importante, pero también lo es ofrecer valor de utilidad con una herramienta que, por desconocimiento, hasta ahora solo ha podido ofrecer un valor funcional pésimo por una demanda que no tenía la necesidad que hoy precisa cubrir y por falta de datos sobre el desarrollo, aplicación y usos del producto que estaba comprando.
Debemos redoblar esfuerzos para llamar la atención sobre la carencia en empresas que quieren organizar eventos que no poseen un interlocutor y criterios válidos para lograr desplegar el máximo potencial de los eventos estratégicos de marcas. Debemos hablar e informar de las pérdidas más allá de unos intereses aún no conscientes sobre el valor real del medio que quieren contratar. Debemos construir nuestros contenidos para poder expresar la oportunidad y debemos esforzarnos por demostrar el valor que contienen.
Es el momento de cubrir necesidades dando valor a un sector muy olvidado de su potencial de gran utilidad, desbancando estereotipos varios, que terminan convirtiendo al sector en una copia día si y día también de acciones que muestran lentejuelas pero no consiguen levantar del suelo, ni un centímetro de rentabilidad a la inversión que las empresas hacen en este tipo de acciones. Acciones que pretenden dar crédito de diferencia cuando lo único que logran hacer es copiar el evento de la competencia. Es el momento de ofrecer contenidos, argumentos y criterios que nos permitan dar pasos hacia el desarrollo y puesta en pie de eventos estratégicos porque sino lo hacemos ahora, la necesidad que llega envuelta en aires de cambio, hará que nuestras agencias sean desbancada por sectores que siempre han mostrado mucha más habilidad para dar respuestas rápidas, en comparación con la terrible inmovilidad que sufre el sector de la organización de eventos.