La responsabilidad social corporativa es un concepto todavía hoy en construcción. Es cierto que la gran mayoría de organizaciones, tanto de carácter social como empresarial, están adquiriendo cierta conciencia sobre la necesidad de ser socialmente responsables. De hecho, nos atreveríamos a decir que no existe ninguna grande o mediana firma nacional o multinacional que no cuente con un área dedicada a ésta práctica. Y es que este término ya no resulta extraño o desconocido a directivos y empresarios, al contrario de lo que se observaba no hace muchos años atrás, cuando llegó a calificarse como una moda pasajera. Pero, aún queda mucho por hacer, ¿tienen las empresas miedo a perder beneficios si se suman a esta tendencia? Hoy veremos cómo puede ayudar adquirir una responsabilidad social en la empresa y descubriremos si es verdaderamente rentable ser socialmente responsable.
Cómo llevar a cabo la rentabilidad social corporativa y tipos de beneficios adquiridos
La teoría subraya que, en términos de responsabilidad social empresarial, no se trata de hablar de números sino de valores; se debe sustituir el término producción por responsabilidad e introducir aspectos que tradicionalmente no han comulgado con la trayectoria de muchas organizaciones como lo son la transparencia, la ética, el cuidado del medioambiente o el respeto y la integración de los movimientos sociales emergentes. Hablando de responsabilidad social es importante considerar que ésta puede ejercerse desde un ámbito interno (que afecte a los propios procesos de la compañía) o bien desde una visión externa; más enfocada a ayudas a terceros. En cualquier caso, la responsabilidad social corporativa siempre se puede contemplar desde la aportación e involucración de las personas, así como desde la perspectiva de aportaciones económicas.En la práctica, sin embargo, y más si hablamos concretamente de empresas, todavía se pone en tela de juicio si ser socialmente responsables es productivo y rentable, más allá de su conveniencia desde el punto de vista social, ético o medioambiental. Aquellos, y no son pocos, que defienden a capa y espada que la responsabilidad social empresarial no es ajena al balance de cuentas y que tiene traducción y relevancia en el saldo final de la organización, consideran que la clave es integrar la RSC en la propia identidad de la empresa; en su misión, visión y, obviamente, valores. La RSC no es un territorio reservado sólo para las empresas del IBEX 35. Existen infinidad de pymes que ponen en marcha pequeñas actuaciones encaminadas a mejorar la vida de los ciudadanos y de los trabajadores de la empresa. Pequeñas actuaciones que requieren pocos recursos económicos y que se pueden considerar socialmente responsables; como es el caso de Anta Consulting (una asesoría fiscal en Madrid) donde se ha establecido un programa de teletrabajo para mejorar la conciliación de la vida laboral.Con la responsabilidad social corporativa se consigue reputación y se mejora la imagen de la marca
Lo cierto es que el mercado basado en el capital, donde se tomaban soluciones a corto plazo, ha dejado paso a un nuevo paradigma en el que la perdurabilidad del negocio depende en gran medida de la reputación de éste, siendo la RSC una pieza clave en el engranaje. Para muchos expertos la clave es crear sinergias transversales e instaurar una serie de normas, prácticas y formas de actuar que trasciendan a toda la organización; desde las esferas más elevadas, hasta el escalón más bajo de la misma. El objetivo final, defienden, es la creación de un valor añadido para los consumidores/usuarios objetivos, pero también compartido por la sociedad en general. La Responsabilidad Social Empresarial, en este sentido, puede ser rentable, ya que la empresa adquiere una buena reputación corporativa, y según la lógica pura, puede así incrementar su rentabilidad. Dicho de otra forma: si se habla de nosotros y se habla bien, lo habitual es que recibamos una mayor demanda, incrementemos nuestra producción y logremos mayores beneficios. No obstante, más allá de este análisis simple, lo realmente interesante parece ser la posibilidad que nos brindan las acciones de responsabilidad social para relacionarnos con nuestro público y establecer un correcto caldo de cultivo para la conquista de nuevos mercados. La máxima a la que aspirar responde a la creación de un diálogo sincero y transparente con nuestro cliente potencial, así como conocer y responder a sus necesidades reales. Éstas son cuestiones no menores que deben preocupar y tener trascendencia en la política de producción, investigación y márketing de la empresa.Las carencias del sector
Evidentemente para desarrollar toda esta labor hemos de partir de un plan de acción perfectamente articulado y medible, a partir de métricas y analíticas tanto cuantitativas como cualitativas. Y todo ello requiere de una necesaria profesionalización que todavía no ha sido asumida como esencial. Cuando hablamos del quién y el cómo debemos hacernos cargo de las políticas de Responsabilidad Social Empresarial en cualquier organización, por grande o pequeña que sea, falta aún la creación de estrategias y profesionales que se pongan al mando de esta gestión.La transformación digital; impulsor de la responsabilidad social
Aunque aún queda trabajo por hacer, lo cierto es que la responsabilidad social corporativa está viva y, con toda seguridad, sufrirá grandes transformaciones en los próximos tiempos. Igual que las demás áreas de las empresas, ante la continua evolución tecnológica y el acelerado desarrollo de las tecnologías de información y la comunicación, la RSC se verá también envuelta en esta vorágine de cambios, cuya importancia capital afecta a todo el conjunto de los procesos. Por ejemplo, a diario podemos observar cómo las distintas empresas de todo el mundo, a través de sus canales sociales, promueven sencillas acciones encaminadas a fomentar la participación y la colaboración de sus seguidores en las campañas de la compañía, mediante la interacción con likes, retuits, comentarios, etc. No importa si está relacionado directamente con el trabajo o con aspectos de concienciación social, como puedan ser la inmigración, ecología o desigualdades, la cuestión es que la integración de estas herramientas digitales afectará a todos los ámbitos de la empresa, incluido el de su responsabilidad social y, de algún modo, técnicas como la introducción al mundo social de la red, hacen que la proximidad sea más sencilla y la fomentación de un espacio corporativo responsable con la sociedad esté mejor comunicado. También los productos y servicios están experimentando una auténtica revolución; a través de las nuevas tecnologías se pueden ofrecer valores agregados que generan un impacto directo en la cuenta de resultados y en la experiencia con el cliente. La política de responsabilidad social corporativa de la empresa tendrá mucho que decir en las distintas facetas de la empresa en los próximos años; ya sean en la optimización de canales y procesos, la búsqueda de nuevos modelos y fuentes de ingresos en base a las demandas del cliente; y, por supuesto, el cambio de la cultura interna de la empresa serán parámetros fundamentales.Fuente: comunidad.iebschool.com