En el diario The Guardian ha aparecido hoy una curiosa carta enviada por unos 50 "notables" británicos, presentando las razones por las que consideran que el Papa no merece el honor de hacer una visita de Estado al Reino Unido.
Desde los Estados Unidos reciben puntual respuesta por parte de Bill Donohue, presidente de la Liga Católica (una oficina equivalente -para entendernos- a la Anti-Defamation League judía). Dice así:
El papa es acusado de
(a) oponerse a los preservativos y aumentar así la propagación del SIDA
(b) promover la educación segregada
(c) oponerse al aborto
(d) oponerse a la igualdad de derechos para los homosexuales, y
(e) no hacer frente a los abusos de los jóvenes en la Iglesia Católica.
Estas acusaciones merecen una respuesta.
Ninguno de los que han seguido las enseñanzas de la Iglesia católica sobre la sexualidad se contagiaron de SIDA voluntariamente, pero sí muchos que rechazaron estas enseñanzas.
La separación de las escuelas católicas para niños y niñas ha sido uno de los grandes logros educativos en el siglo pasado, proporcionando movilidad ascendente sin igual para los pobres y los no-blancos.
La Iglesia Católica siempre ha abogado por la igual dignidad de todas las personas, con independencia de la preferencia sexual, pero nunca bajará sus estándares, equiparando todas y cualquiera de las relaciones sexuales imaginables con el matrimonio.
No existe hoy ninguna institución que haga mayor esfuerzo para controlar el abuso sexual de los jóvenes que la Iglesia Católica, después de haber aprendido la lección de lo que ha sucedido cuando muchos seminarios redujeron sus estándares durante la revolución sexual.
Philip Pullman, el famoso autor de "The Golden Compass" (nuestro boicot ante su película de “ateísmo para niños” funcionó muy bien), es uno de los firmantes de esa carta. Hace unos meses dijo esto: "espero que la miserable Iglesia Católica se desvanezca por completo."
El fanático ateo Richard Dawkins, conocido por acusar a la Iglesia católica de ser "la mayor fuerza maligna que hay en el mundo", la firmó también.
El activista gay Peter Tatchell, uno de los organizadores de la "contestación al Papa", ha dicho: "varios de mis amigos, homosexuales y heterosexuales, hombres y mujeres, mantuvieron relaciones sexuales con adultos desde que tenían entre nueve y 13 años. Ninguno de ellos se siente abusado. Todos dicen que se trató de una elección consciente y que les procuró una gran alegría."
Ahí lo tienen. Los principales críticos del Papa, imbuidos por el odio y asociados con los defensores de la violación de menores.