Restauración Poscientífica (II)
Introducción a una teoría latinoamerica de restauración en la segunda década del siglo XXI. Luis Cercós, restaurador de arquitectura. La restauración poscientífica.
Antecedentes
La ciencia es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante un proceso metodológico de observación, experimentación y razonamiento intelectual. A partir de este principio intentaremos desarrollar una teoría de restauración que sin negar la tradición del oficio de restauración de arquitectura se aleje de principios enunciados en otro siglo (el XIX fundamentalmente) y en otro lugar geográfico (Europa Occidental y particularmente, Italia, Francia, Inglaterra y España). Lo que sirvió en aquel momento y en aquel lugar, quizá no sirva hoy y aquí, en América Latina. Ese es nuestro punto de partida.
Es evidente que cualquier actividad teórica, o incluso cualquier actividad práctica (y la construcción lo es), requiere también y complementariamente una comprensión del contexto social en el cual y desde el cual se realiza.
En términos generales se considera "ciencia" a un conjunto de disciplinas excluyentes que forman parte de un mundo cerrado y endogámico que se regula a través de revistas muy especializadas que solo leen determinadas élites fundamentalmente universitarias. Esto, por supuesto, no siempre fue así. Obviamente, no todo conocimiento es científico, pero también consideramos verdad que pudiéramos considerar "científicas" disciplinas y procedimientos profesionales que cumplieran una serie de características.
Caracterizar un mortero histórico de construcción (el mortero de revestimiento de un monumento, por ejemplo) no es ciencia en la medida en que implica simplemente enunciar y describir sus características y su composición química, pero el hecho de solicitar siempre la "caracterización de morteros" (en número razonable y económicamente viable) puede formar parte de un procedimiento científico en la medida en que nos permita relacionar mediante leyes y conclusiones, diferentes causas de deterioro, lesiones y diagnóstico, en edificios relacionados entre sí (geográficamente, tipológicamente, cronológicamente).
La restauración de arquitectura es arquitectura. No ocurre lo mismo con la restauración de pintura o con la restauración de escultura. Y así, no parece razonable solicitar que un pintor de reconocido prestigio y fama internacional, restaure las grandes obras clásicas de los genios del Museo del Prado, por ejemplo. ¿Se imaginan a Miquel Barceló (Felanich, Mallorca, 8 de enero de 1957), importantísimo pintor español restaurando las obras de Diego de Silva y Velázquez, o restaurando -suponiendo que hoy fuera necesario hacerlo- las pinturas negras de Francisco de Goya. Sin embargo, no nos extraña en absoluto que Rafael Moneo restaure el Palacio Villanueva (hoy Museo del Prado), obra original de Juan de Villanueva. Y hay infinidad de ejemplos más.
Pero proyectar es, antes que proponer (esto es "tomar decisiones estéticas, y por tanto subjetivas") implica también reflexionar, pensar, cuestionar, dudar, preguntar. Estamos pues en un procedimiento científico en la medida en que se trata de una actividad crítica que implica cuestionar el dogma, entendiendo por tal y en lo referente a restauración de arquitectura, cuestionar las cartas internacionales, la costumbre del lugar (la restauración francesa, por ejemplo, o la restauración italiana, o cualquier otra) e incluso las teorías históricas, máxime como es el caso, si han sido escritas en otras realidades sociales y geográficas.
Si además de todo esto nosotros acompañamos nuestro conocimiento del oficio de un método que lo sistematice, pudiéramos estar incluyendo nuestra vocación y nuestra profesión en el pensamiento científico. Todo ello encaminado a tomar decisiones subjetivas (el proyecto de arquitectura y su propuesta final) a partir de fundamentos, ensayos y datos objetivos.
Santiago, Chile