En cuanto al servicio, bueno, no estuvo mal salvando la segunda mitad de la comida, es decir, cuando cambiaron de camarero, cambio de turno. Al principio había una chica muy viva y con nervio y la verdad es que se asomaba de tanto en tanto por si necesitábamos algo. Cuando cambió el turno entró un señor con más tablas que Moisés, y aunque lo provocaba y llamaba constantemente justificadamente, no hacía ni puñetero caso... iba a su marcha.
Sólo me queda comentar la calidad de la comida y, afortunadamente, esto es lo mejor de todo. La comida fue fabulosa, abundante, exquisita. La verdad es que de todos lo restaurantes en los que comí en Granda, éste fue en el que más disfruté, en todos los sentidos: lugar, servicio (a medias), y calidad de la comida.Por tanto, la puntuación que le doy al Restaurante Aixa es de un 8.Desgraciadamente no puedo ofrecer ninguna foto pues no hay ninguna libre de obstáculos humanos. De todas formas os cuelgo un pantallazo de su ubicación para los que esteis interesados en ir por allí.
