Os estoy hablando de un restaurante que como su nombre dice, es cierto que por un lado es un sitio con magia en el ambiente, la decoración es espectacular; mientras que por el otro lado, el trato del servicio es un trato que es muy cercano, por lo que también tiene de verdad un puntito de campico.
Ya de entrada, la fachada es preciosa, imitando y muy parecida a la de un castillo, además contrasta mucho con las casas cercanas que son todo plantas bajas de pueblo de las de toda la vida, y cuando entras por la puerta no decepciona para nada lo que ves con lo que parece desde fuera.
Al entrar te encuentras con un montón de esculturas y figuras que imitan a las paredes y el techo de las cuevas, pero en color blanco, con sus estalacmitas o estalactitas; nunca me acuerdo de cuales son los que van del techo hacia el suelo y los que van del suelo al techo.
Como he dicho ya, las paredes hacen todas las formas en escayola, lo que significa que deberían de ser blancas, y sólo digo deberían, porque además de la gran ambientación en las paredes, juegan muy bien con las luces, con un toque oscuro que hace que las paredes se vean en el color que deben verse, y dan un ambiente que es mucho más íntimo, ya que no sólo se juega con la intensidad de la luz, también se juega mucho con los colores; la lástima es que cuando nosotros estuvimos, el dueño nos comentó que tenía un cañón de luz, o algo así, que hacía mucho mejor el efecto de las luces, pero que en ese momento no funcionaba.
El suelo también está muy chulo, está hecho de forma muy parecida al de muchos chalets, no sé como se hace, pero el suelo está hecho de forma en el que aún estando liso, se ve como si tuviese piedras incrustadas, pero en el caso de este restaurante en lugar de verse el suelo con piedras del tipo del mármol como lo que digo de los chalets, en este caso se ven como si fuesen trozos de cristales de distintos colores que hacen un efecto similar al de una vidriera en el suelo.
La barra sigue el mismo estilo decorativo del resto del local, y me llamó mucho la atención que incluso las baldas de detrás de la barra en la que se colocan las botellas, eran de obra y con el mismo tipo de decoración.
Las mesas muy curiosas, bien arregladas, y un poco más tradicionales que el resto del local, vamos, son unas mesas que están muy bien vestidas, pero viendo como está decorado todo, es imposible que las mesas sean igual de extravagantes que el resto del local.
Nosotros vimos primero la planta de abajo, que es en la que nos sentamos a cenar, y subimos a unas escaleras a la parte de arriba, porque el dueño nos invitó a echar un vistazo al resto del local, donde habían más mesas y un aseo, y unos cuantos detalles más, porque por todo el local habían distintas estatuas, y realmente valía la pena darse una vuelta por todo el local para poder ver todos los detalles.
En la parte de abajo en la que cenamos estaban la barra y la cocina.
Además, había otra parte en la que se celebraban bodas, también con la misma decoración, pero que no pudimos ver porque estaban de reformas y aún no estaba recogido, y mira que le dio lástima al dueño, pero por motivos de seguridad al final no nos pudo enseñar los salones, que la verdad es que viendo el sitio en el que cenamos, los salones tenían que ser algo impresionante.
LA COMIDA Y LA ATENCIÓN
Hay diferentes platos a elegir, pero nosotros íbamos con un menú que estaba ya preparado que venía en el regalo, y no tuvimos que elegir nada, y me alegro, porque la verdad es que salí encantada con la comida también, no sólo con el ambiente.
Los que comimos fue:
– Setas con gambas: que estaban espectaculares, sólo con deciros que a mí novio las setas le dan asco, y casi se come las mías; las setas con gambas eran cuatro setas grandecitas con cuatro buenas gambas, no gambitas, y con unos polvitos de especias, que habían hecho crujiente y estaban buenísimas.
– Ensalada: que no estaba nada mal, la verdad es que es de las pocas que yo me he atrevido a probar, y hasta me gustó, pero como no soy mucho de verde y detrás iban muchos platos que probar, así que al final se la comió casi toda mi novio, porque evidentemente no iba a hacerle el feo al camarero de que sobrase algo.
– Pimientos rellenos de bacalao: con los que nos pasó un poco lo mismo que con las setas con gambas, buenísimos, pero yo no soy muy de pescado y mi novio no puede con los pimientos, y a pesar de eso nos gustó mucho a los dos, y otra vez mi novio comió más que yo, porque yo antes de empezar ya estaba llena y aún nos quedaba mucho por probar.
– Queso frito con mermelada: también estaba muy bueno, esto es de lo que más comí yo, pero debo reconocer que este plato fue el que fue menos novedad, porque era más parecido a cuando lo he probado en otros sitios.
– Pan con tomate y alioli: que ponían de invitación por si se quería picar algo, pero como yo esto no lo sabía y pensé que era el primer entrante, nos lo comimos todo de una sentada, para que no sobrase nada, y el pobre de mi novio se acabó llenando casi antes de empezar a cenar.
– Solomillo al estilo mágico campico: esto lo elegimos entre varios platos, como plato principal, y la verdad es que nos gustó mucho a los dos; iba con unas patatas de guarnición que estaban geniales, y con una salsa que no sé si era de vino con mostaza o algo así, pero que nos encantó.
– Postre: los postres eran, si no recuerdo mal, un pan de calatraba y un flan pequeñitos y con forma de corazón; el de flan nos gusto mucho, y tenía nata que a mí me encanta, pero el otro postre no nos gustó tanto, ya que tenía un poco de coco que la verdad es que nos dio la impresión de que no pegaba mucho.
En cuanto a la atención del personal fue inmejorable, la verdad es que llegamos bastante temprano y cogimos al dueño abriendo, y no sé si por eso o porque le pillamos de buen humor porque lo pillamos recién llegado de vacaciones, pero el caso es que estuvo muy atento para que no nos faltase de nada y también nos enseñó un montón de cosas del sitio.
La verdad es que el hombre que nos atendió fue muy amable, además de que trabajaba muy bien, si me pusiese a sacarle una pega, y a mí no me sentó mal, es que es una persona muy cercana en un sitio para cenas románticas y puede haber parejas a las que les guste tener un poco más de intimidad, aunque también puede ser que el hombre sepa distinguir con quien puede ser más cercano. De hecho, por lo que nos dijo el propio camarero, es que realmente viven de las cenas románticas, y nos dijo que había gente que se desplazaba desde muy lejos para ver lo bonito del restaurante.
DONDE ESTA EL RESTAURANTE
El restaurante está en Elda, y la dirección exacta es:
Calle Maximiliano Garcia Soriano, 64, 03600 Elda, Alicante
CONTACTO
Teléfono: 667 21 10 52
Web: www.campico.es
LO RECOMIENDO O NO LO RECOMIENDO
Sin ninguna duda os recomiendo este sitio para que vayáis, tanto por como es el sitio, que es espectacular, como por la comida, que a nosotros nos encantó, como por la atención que recibes, que como ya os he comentado es de lo más cercana.
La única pega real que le veo al sitio, es que está en un pueblo que es más bien pequeño, y seguro que hay que hacer unos pocos kilómetros para poder verlo, pero aún así la experiencia os digo que vale la pena, porque va a ser muy difícil que encontréis un sitio que sea parecido para una cena romántica.
MIS CONCLUSIONES PARA TERMINAR
Como os he dicho ya, sí que es un restaurante que es para ir, porque es una experiencia que vale la pena en muchos sentidos, por lo menos a mí sí que me ha valido la pena.
La decoración es preciosa, espectacular, es lo que más llama la atención del sitio, la verdad es que los dueños han sabido crear un ambiente buenísimo y muy original, de hecho, es precisamente porque vimos la decoración en unas imágenes de Internet por lo que teníamos ganas de ir a este sitio y la verdad es que ha valido la pena.
El hombre que nos atendió fue amabilísimo, la verdad es que no sé si será así con todo el mundo o es que nosotros lo pillamos justo en el mejor momento, pero la verdad es que me pareció un muy buen camarero.
La comida increíble también, nos encantó todo, además de presentar las platos muy chulos, vamos, nos gustó tanto que acabamos comiendo y disfrutando mucho de algunas cosas que no nos gustan ni a mi novio ni a mí, pero estaba tan bien cocinado que lo disfrutamos mucho.
Conclusión, os recomiendo este restaurante sin ninguna duda, como he dicho lo único malo del sitio es que está en un pueblo que no es muy grande, y para ir estoy segura de muchos deberéis hacer unos cuantos kilómetros.
Pero vale la pena.