Un tuk tuk es un pequeño vehículo de tres ruedas con motor que puedes encontrar en la mayor parte de las ciudades asiáticas. Probablemente, sea de las pocas cosas en común que tienen los países del inmenso y variado continente que es Asia entre sí. Tuk Tuk se llama el restaurante asiático de comida para llevar que Rick Alexander abrió en Chamberí y que tuvo tanto éxito que ahora tiene dos emplazamientos más: en Chueca y en General Perón, más grandes y con más mesas. La clave es que, como ese tuk tuk, la carta y las recetas del restaurante van recorriendo la gastronomía y las raíces de países como Hong Kong, Indonesia, Camboya, Tailandia, Singapur, Malasia o Filipinas sin transformarse para el gusto europeo, manteniendo su potencia, su identidad y su autenticidad.
Rick es un personaje muy especial, alguien con quien podrías estar hablando durante horas. Tan especial que, siendo un adolescente, se marchó de su casa para ir a Hong Kong a buscar a Jean Claude Van Damme. Su ilusión era trabajar en sus películas y tuvo la suerte de encontrarle en un restaurante. Le esperó hasta que salió del baño y consiguió que le contratara como extra.
Y así comenzó a participar en multitud de películas asiáticas como especialista, figurante o como el propio Rick se define “el chico blanco que muere en las películas de Hong Kong”. “Es lo que tendría que poner en mi pasaporte”, bromea. De hecho, cuenta que, en una película de la hija de Bruce Lee, llegó a morirse hasta seis veces con diferentes caracterizaciones. Ha trabajado con Van Damme, Jackie Chan, Jet Li, Elijah Wood o directores como John Woo.
Pero esto no es todo. Su primera mujer fue una exMiss India a la que conoció en una parada de autobus y con la que se casó a los seis meses. Marchó a India pero después, dio con sus huesos en Tailandia donde lideró la banda de pop punk Drunken Monkees. Todo esto sin dejar de trabajar en cine. Tuvo mucho éxito en Bangkok, Filipinas e Indonesia pero, cuando quisieron trasladar la buena estrella a Europa, no cuajó. Se separaron y Rick se quedó en Madrid. Tras tres intentos fallidos de sacar adelante otros restaurantes, al final dio con la clave en Tuk Tuk, que genera adoración entre sus fans.
La historia de Rick es importante para entender la esencia de Tuk Tuk porque son inseparables. Cuando uno entra en los locales de Chueca o de General Perón, están decorados de tal modo que en cualquier momento podrían aparecer miembros de una Tríada china y armar una pelea llena de patadas por los aires y no nos extrañaría.
Y la carta es más parecida a la película Slumdog Millionaire que al menú de un chino de Madrid. En la película, el chico pobre e iletrado sabe todas las preguntas del concurso Quien quiere ser millonario porque relaciona las respuestas con momentos de su vida. Cada plato de Tuk Tuk lleva detrás un recuerdo de Rick, una vivencia de los buenos tiempos, de lo que su suegra cocinaba en Indonesia o los malos, cuando malvivía en infraviviendas y solo comía en puestos callejeros.
De sus saltos por Asia han nacido los boles de arroz como el Chunking Express, las fresquísimas ensaladas de mango, el tradicional tailandes Gai Pad Grapao Kai Dao (salteado de pollo picante), el Hong Kong Char Siu (lomo de cerdo marinado en miel), las brochetas al estilo malasio Malaysian Satay, los currys (que pican de verdad) o el siaobao, el pan chino amasado a mano relleno de cebolla morada, cilantro y más especias que venden como churros en su puesto de Madreat Market. Genera adicción, os lo aseguro. “Para seguir adelante, hay que evolucionar apoyandote en tu pasado”, explica Rick.
Es tu momento de sentarte a saborear Asia bajo un farolillo rojo o bajo un cartel de Street Fighter. Cocina callejera asiática deliciosa y auténtica por menos de 20 euros. Y a dejarse llevar.
Los datos. Tuk Tuk. Calle Cardenal Cisneros, 26. Calle Barquillo, 6 y calle General Perón, 16. Precio medio: 20€. Horarios y teléfonos de reserva en la web de TukTuk o en su Facebook.
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