Como una reliquia familiar guarda mi madre esta pequeña repisa del siglo XIX tallada con motivos florales, que se utilizaba antiguamente para exponer las imágenes religiosas que decoraban los hogares de nuestros antepasados.
Una capa de pintura gris, escondia una preciosa madera, así que lo primero que había que hacer era depacarla por completo. Una ardua tarea debido a las características de la pintura y a las formas y cantidad de rincones que tiene la pieza.
A medida que iba quitando las capas de pintura, me iba gustando más el resultado que iba obteniendo y antes de acabar de decapar , decidí dejar la repisa con restos de la pintura que la había cubierto hasta entonces, dándole un aire envejecido siguiendo la tendencia vintage.
Para finalizar y tras una buena limpieza de todos los rincones y una fina capa de aceite de linaza, que hay que dejar secar por completo, le dí una capa de tapaporos y una de cera incolora, lustrando la pieza con un trapo de algodón una vez seca.