Aprendí que soy igual que todos. No soy mejor que nadie. Absolutamente.
Estoy anonadada de la manera en la que Él me ha buscado en este tiempo, imposible no amarlo. Nunca había pasado por un período de duda tan espeso.
¿Puedes creerlo? ¿Yo dudando de mi Cristo? Pero así fue. Todo absolutamente todo fue puesto en duda. Estuve a nada de quedarme sin fe. Y ese ha sido mi mayor miedo no contar con el único requisito que mi Señor me pide. Además cometí dos o tres indiscreciones que en mis cinco sentidos llenos de Cristo tal vez no hubiesen sucedido, lo cual me causa aún más pesar, pero estoy en ese proceso de perdonarme. De entender más de la Gracia. O simplemente entenderla de una buena vez. Aunque tal vez haya más cada vez por aprender sobre ella.
Soy en estos momentos como una bebé recién nacida que necesita de todos los cuidados del Cielo, incluso Dios mismo me lo dijo antier a través de la Palabra que me tocó leer. Hechos 5. No estoy leyendo los 3 capítulos de la Biblia que me devoraba porque es demasiado, estoy en un plan que me da un versículo al día y me he cerciorado de leer el contexto del capítulo y algunos pasajes más que Dios me ha ido mostrando.
Estoy comenzando desde cero, pero prefiero esto de alguna manera a estar viviendo en la incertidumbre de días atrás. Me he estado sincerando con Dios, orando lo suficiente, oro hasta que siento que ya no cargo nada en el pecho y puedo respirar profundamente y llena de paz, aunque son apenas unos minutos sé que es suficiente para que en el Cielo Dios me celebre… Sí, Dios me celebra. Dios está sonriendo porque estoy respirando otra vez. Porque aunque la fe que tengo segun mis juicios humanos es muy “poca” a comparación de otras veces, esta fe que tengo hoy es suficiente para reconocer que Él es Dios y me ama incansablemente. Y eso es todo lo que necesito entender hoy.
La duda me atosigó, fue una infección que comenzó a inundarme. De a poco se metió dentro de mí y fue comiendo mi fe. Y dudé hasta más no poder. ¿ Es realmente Jesús el Hijo de Dios? me llegué a preguntar. Este semestre realmente me dejó desolada.
Pero ya conocen el final de la historia y es que en Cristo no hay final. Amargamente al igual que Pedro después de haberle negado lloré en mi cama bajo mis cobijas como niña “chiquita” que recién cometió alguna travesura y no quiere que la corrijan.
Oré con toda sinceridad como acostumbro: – No quiero ser una creyente tonta. No seré una fanática- (que se conforma con algunas de las obsoletas respuestas que dieron con todo respeto de los grandes hombres de Dios del siglo pasado y antepasado) Y mientras le decía estas grotescas palabras a mi DIOS TODOPODEROSO, solo podía entender una cosa, como si pudiera escucharlo a Él mismo hablar. Y era- Hija, me alegra en gran manera, yo tampoco quiero que seas una creyente tonta-.
Mis signos vitales aún son débiles pero al menos ya no estoy muerta, me estoy recuperando, siento un aire fresco corriendo por mi ser y estoy respirando otra vez. Aún tengo muchas preguntas y pocas respuestas. Mil desacuerdos. Pero el acuerdo fundamental está en orden. Y es que Jesucristo es el Hijo de Dios. Tengo Fe. ¡¡¡Y mientras haya FE hay esperanza!!!
Incluso me puse exigente y creo que Él siguió sonriendo, le dije: -Podemos ir despacio… No quiero tener que “predicar” pronto, no me siento lista. No quiero hablarle a nadie ahorita de nada-. Y aquí estoy escribiendo esto, que ironía, quiero dar un paso a la vez. Él solo contestaba: -está bien, estoy de acuerdo con lo que tú estés de acuerdo-. Le dije:-hoy solo necesito que me ames-. Y ÉL ME AMÓ. Me arrulló entre mis lágrimas y la tarde que caía. Me dio golpecitos en la espalda y dijo todo va estar bien.
Y después de meses de dudar sobre todo. Pude decirle, con la lengua engarrotada no por el frío sino por la falta de fe y de oración: Creo en TI. Y lo repetí varias veces, fue glorioso después de haber dudado tanto.
¿ Les ha pasado que incluso les cuesta cantar las canciones los Domingos? Porque son declaraciones de FE. Y la duda estaba ahí y me atormentaba. Pero este Domingo, cuando escribo esto, me dije a mí misma: -OK, no lo sientes, pues lo cantarás por FE-. No quería comprometerme al igual que Pedro. No quería manchar el “te amo” tan sagrado. Porque la canción de “adoración” que entonamos este Domingo decía algo así: “Y aquí permaneceré, a los pies de Cristo”. Mil preguntas en mi mente surgían: ¿ Permanecer es demasiado tiempo? ¿ Y si no lo logro? ¿ Y sí vuelvo a fallar mañana? ¿ O sí en tres meses ya no quiero seguir a los pies de Cristo? Pero dije: -bueno está canción ya la he cantado a TODO PULMÓN pavoneándome, asegurándole a Cristo: ¡Hasta la muerte iré contigo!-. Y ni a la esquina he llegado. A la primera de cambio, ya estoy dudando de todo. Tan frágil. Tan real. Cien por ciento humana. Es comprensible que haya dudado. Podría recirtarles las fallas que he visto y vivido. Y añadir las mías. Pero volviendo a la canción simplemente me dije: -Bueno, hoy toca cantarla por FE-. Me dolía hasta los huesos repetir ese coro tan poderoso, porque cantarlo era declarar: SIGO CONFIANDO EN TI, EN ESAS PROMESAS QUE SE TARDAN Y NO VEO LLEGAR. Cantar esa canción era someterme nuevamente a sus estatutos y todo implica FE en el Reino y Santidad y yo no era ni lo uno ni lo otro. Y no sabía si quería serlo con aquella devoción que alguna vez lo deseé. Pero aún así decidí cantar: “Aquí permaneceré, postrada a tus pies”.
Le pedí algo sumamente típico “dame una señal”. Y sí, ese mismo día sucedió… Mi tío ( no es cristiano ni nada) vino por las vacaciones de fin de año. Platicó conmigo y entre todo lo que me dijo (no tengo la menor idea de dónde tomó la frase) -así que ya sabes: LEVÁNTATE Y ANDA- ¿ Necesitan algo más? Yo no.
No entendí las palabras de C.S Lewis ( el escritor de Narnia) acerca de su conversión hasta ahora, parafraseando lo que leí en Wikipedia y que se encuentra en su autobiografía que tengo pendiente de leer y creo ya descargué en PDF jajaja; después de haber sido “ateo declarado” por muchos años, una noche por allá en 1929 por fin se entregó a Él. Dice haberse arrodillado y orado y la frase que más me impactó: “Aquella noche yo era el converso más desanimado e indispuesto de toda Inglaterra.” Aquella tarde era yo la conversa más desanimada e indispuesta de todo Hermosillo… Jajajaja!!! ¡¡¡Pero creía!!! ¡¡¡Estaba viva!!!
En ocasiones creer en Dios, será así. No se sentirá bonito ni mucho menos. Será duro, pero CREER EN DIOS es para FRÁGILES VALIENTES. El camino fácil es dejar de creer, lo más sencillo.
Él siguió buscándome y animándome en mi fe. Muchas cosas significativas han ocurrido desde entonces. Y cada día me sentí más y más fortalecida, aunque tranquilamente, aquí estamos hoy, escribiendo esto, después de la muerte. ¿ Ya es algo no?
Resucité.
GRACIAS A DIOS POR NO DEJARME IR NUNCA. Y ME RECORDÓ LA INSCRIPCIÓN QUE HACE ALGUNOS AÑOS ESCRIBÍ EN LA PARTE SUPERIOR DE UNA HOJA EN EL LIBRO DE LOS SALMOS: ESTAMOS CASADOS.
Y NO HAY DIVORCIO AQUÍ.
Te agradeceré en gran manera una oración por mí y mi fe. ESE SERÁ MI PAGO. Gracias por leerme. ¡Dios los Bendiga!