Dejo aquí el esquema-resumen de la charla del Beers&Politics – Ciberguerrilla que realicé este Viernes, organizado por Xavier Peytibi y Juan Víctor Izquierdo. La verdad, que lo mejor el tercer apartado que es el debate que hubo a posteriori con los asistentes
Del bit al brick (pidiendo prestado un término de uno de los asistentes)
Ejemplos como lo de No a las 65 horas, que logró empujar la campaña real que ya hacía la Confederación Europea de Sindicatos (y en especial los sindicatos españoles) sobre los eurodiputados del PP no tendría significado sin ese “conseguir que en el mundo real” se produzca el cambio.
Conseguir que un medio de comunicación “ordinario”, compre la acción de guerrilla que realizamos en la red puede ser también la vía, conseguir que los mass-media comprara el blog “Comando Precario” sirvió para conseguir poner de la red al debate público masivo el problema de la precariedad juvenil por parte del AVALOT-UGT.
Tú también puedes ser víctima de la ciberguerrilla
Los sindicatos hemos utilizado cientos de campaña de ciberguerrilla (Menos tetas y más trabajo contra Pirelli, el logo pirata de Nissan, etc..) pero también son víctimas de ella. El entorno ultraconservador alrededor de algunos medios digitales y de la TDT y el entorno ultraizquierdista alrededor de ciertos movimientos en la red sistemáticamente cargan contra ellos y los activistas de esos entornos actúan a diario. En la huelga general se pudo ver reflejada “una guerra de activistas” clara, en comentarios en los diarios, en las encuestas digitales, en los #hashtags, etc… Muchas empresas ya asumen que pueden hacerle una campaña y la descuentan de las “pérdidas” cuando tienen un conflicto, por tanto la ciberguerrilla aún cuando esté acompañada de la acción presencial no tiene porqué tener éxito.
Ciberguerrilla y microaudiencias
El gran debate de la jornada se centró en si las acciones de guerrilla en la red o de márketing político en la red tienen sentido, valen la pena, etc… La endogamia de los activistas, la poca capilaridad al mensaje político o activista por parte de los que son refractarios o bien excépticos lo hace un reto. Lo que lo salva es que en la red cada uno llega a una esfera algo más amplia de lo que normalmente llegamos en la vida real y si nos convertimos en prescriptores personales podemos influir ligeramente en el voto o en sumarse o no a la acción política que pretendemos grácias a nuestra credibilidad personal. Pero para eso necesitamos muchos activistas y que además tengan capacidad de contactar con personas más allá de su entorno político personal.
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