Ayer fue un día difícil. Hubo un poco de todo, mucho malo pero también mucho bueno.
El día comenzaba gris, muy nublado, y lluvioso. No puedo decir que me depriman días así o que no me gusten, adoro la lluvia, a pesar de sus complicaciones. El peque había pasado una noche aceptable, un poco de fiebre a eso de las cuatro de la mañana que fue mitigada con un buen chute de paracetamol. Por lo demás, bastante aceptable. Despertó contento y saltarín. Desayunó con gusto pero las décimas de nuevo aparecían. Como todo parecía bajo control decidí ir al encuentro bloguero que se iba a celebrar en Baby Deli. Me daba pena no saludaros a los que íbais a ir, así que una visita rápida mientras el peque se quedaba en casa jugando con papá sin complejos, no estaba de más.
Así que simulando que mi coche era el arca de Noé salí pitando de casa en dirección a Pozuelo. Llegué pronto, como casi siempre, la primerita. Saludé a Valentina, que preparaba todo con el cariño que la caracteriza. Y llamé a mis chicos para ver si todo iba bien, pero no, las cosas iban fatal. El peque había empezado a vomitar, la fiebre subía..... y yo, pues me di media vuelta algo asustada y regresé a casa. Cuando llegué encontré a mi pequeño tiradito en el sillón, muy alicaido. Así que nos fuimos al hospital, a urgencias. Y como sucede casi siempre que nos pasamos por allí, fue llegar y mejorar, ¡alucinante!.
Le reconocieron fenomenal, le exploraron, y él,...., se dejó hacer. Es un paciente muy colaborador y ayuda mucho siempre al pediatra. Había aparecido un foco, la garganta, como siempre. Diagnóstico faringoamigdalitis de origen vírico. Los vómitos, casuales, sin importancia. Observar las próximas horas y ante cualquier empeoramiento volver.
El resto del día fue a mejor, comió muy bien, estuvo contento, su aspecto mejoró notablemente y de repente la fiebre desapareció. Tuvo unas décimas al llegar del hospital y ya no ha tenido más. No me digáis que no es para volverse loca.
La noche ha sido magnífica. Hemos puesto en marcha de nuevo la operación colecho, como os contaba aquí. Y claro, está más contento que unas pascuas. Ha sido una noche tranquila, y parece que la mañana va sobre ruedas. Me atrevo ya a afirmar que hemos vencido al maldito virus.
Todo lo referente al peque, bastante bien. Pero ahora me toca contar cómo me fue a mi el sábado. Estaba yo cerrando la puerta del salón, una puerta corredera, cuando de repente se me cayó encima una tabla que hay encima cuya función es tapar todo el mecanismo. ¿Dónde me dió? en toda la cabeza, y en la mano porque intenté protegerme. Resultado, un chichón en la sién izquierda, cabeza dolorida, y en la mano un pequeño golpe, con hematoma. El susto fue tremendo, porque la tabla es pesada. Pasé toda la tarde algo atontada y con dolor de cabeza. Y así sigo. Así que si es texto no está tan claro como otras veces, ya sabéis el motivo.
Pero como mi niño estaba ya bien hasta me animé a hacer una cenita rica y muy fácil. ¿Queréis la receta?.
Ingredientes:
2 lubinas 1 vaso de vino blancoAceite de olivaSal1 hoja de laurel1/2 limón2 dientes de ajopimentón dulce
Preparación:
Le pedí a mi buena pescadera que me abriera las lubinas y retirara la espina y la cabeza. Las ponemos en una fuente de horno y las salamos. Echamos un chorrito de aceite de oliva, el zumo de medio limón, el vasito de vino blanco y la hoja de laurel. Metemos en el horno, previamente precalentado a 180º, durante 15 minutos. Cuando estén listas rehogamos en aceite unas láminas de ajo y cuando estén doradas, añadimos una cucharadita de pimentón. Apartamos inmediatamente del fuego para que no se queme y una vez servidas en el plato, regamos con esta mezcla.
Para acompañarlas utilicé un recurso sencillo, una bolsa de patatitas que venden en Mercadona. Se mete en el microondas durante 6 minutos y listas!. Con un poco de sal maldón acompañan perfectamente cualquier plato.
El domingo ha empezado bastante mejor, esperemos que siga así.
Aprovecho para mandar un beso enorme a los blogueros y familia que ayer os reunisteis. Me dio mucha pena no asistir. Mi peque estaba deseando ir. Pero la próxima no nos la perdemos. Espero que sea pronto.