Revista Opinión

Resurrección y Esperanza

Por Beatriz
Resurrección y Esperanza
autor: blog Agua Viva
¡Cristo ha resucitado y vive para siempre!
Hablar de la resurrección de Jesucristo significa hablar del sentido de la vida y de la esperanza.
¿Por qué hay algo en vez de nada? esta pregunta la formuló Leibniz.  La respuesta es Jesucristo.
"Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. 
El estaba al principio en Dios.
Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
En El estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres
La luz luce en las tinieblas
pero las tinieblas nolo acogieron.
(...)
Estaba en el mundo
y por El fue hecho el mundo,
pero el mundo no le conoció"
(Juan 1, 1-10)
"Así pues, para nuestra fe y para nuestro testimonio cristiano es fundamental proclamar la resurrección de Jesús de Nazaret como acontecimiento real, histórico, atestiguado por muchos y autorizados testigos. Lo afirmamos con fuerza porque, también en nuestro tiempo, no falta quien trata de negar su historicidad reduciendo el relato evangélico a un mito, a una "visión" de los Apóstoles, retomando o presentando antiguas teorías, ya desgastadas, como nuevas y científicas.
Ciertamente, la resurrección no fue para Jesús un simple retorno a la vida anterior, pues en ese caso se trataría de algo del pasado: hace dos mil años uno resucitó, volvió a su vida anterior, como por ejemplo Lázaro. La Resurrección se sitúa en otra dimensión: es el paso a una dimensión de vida profundamente nueva, que nos toca también a nosotros, que afecta a toda la familia humana, a la historia y al universo.
Este acontecimiento, que introdujo una nueva dimensión de vida, una apertura de nuestro mundo hacia la vida eterna, cambió la existencia de los testigos oculares, como lo demuestran los relatos evangélicos y los demás escritos del Nuevo Testamento" (Benedicto XVI, audiencia, 15 de abril de 2009).
¿Qué puede decir quien no cree en Jesucristo y en la resurrección? ¿Qué sentido tiene su vida si es únicamente "un producto casual"?  Dice Benedicto XVI: "Si el hombre fuese solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, su vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza"
Ronda Chervin, ex-atea y ahora católica, lo describe así:
"Tenía un gran deseo de encontrar el sentido de la vida y comencé a buscar en serio como  estudiante universitaria de filosofía. Por desgracia en los colegios laicos que asistí no creìan que la filosofía conduce a la verdad o al significado de la vida . Eran totalmente escépticos. Usábamos nuestra mente para refutar cualquier filosofía que leyéramos . Por lo tanto, no pude encontrar el significado de la vida en el estudio de la filosofía. Yo estaba totalmente vacía y desesperada porque no veía ninguna razón para vivir. ¿Para qué vivir con el fin de sólo sufrir ? No pude encontrar el amor - Luché muy duro. Yo era una verdadera romántica y una pecadora, traté de encontrar el amor en muchas formas diferentes y no encontré ninguna . Así que si no hay verdad y amor ¿para qué vivir? Con esto en mente a los 20 años yo estaba desesperada y pensaba en el suicidio"

Los que niegan la existencia de Jesús, y la resurrección, son los mismos que niegan la existencia del alma. Ellos hablan como si entendieran la materia.
¿Y qué es la materia?
"La respuesta a tan obvia pregunta dista hoy de ser obvia.  Mientras que otras nociones básicas de la física y la cosmología han ganado considerablemente en precisión y riqueza de contenidos, la que nos ocupa ahora ha ido menguando en claridad y creciendo en ambiguedad y confusión (...) Entre los físicos, la concepción de materia más común transparenta como una nostalgia de la vieja y gloriosa tradición atomista.  La materia consiste, a fin de cuentas, en esas entidades ultramicroscópicas llamadas partículas elementales (...) esta concepción de la materia supone la existencia de entidades últimas, indivisibles, no puntuales, localizables (cuando menos probabilísticamente), móviles, constitutivas de la textura de toda realidad físico-objetiva.  Supone asimismo un medio en el que las partículas despliegan sus virtualidades, tejen sus redes de interacciones mutuas: campos de fuerza.  Supone, en fin, un marco global de las partículas y de su medio: el espacio-tiempo.  Añádase a todo ello que la situación en la física de partículas es muy fluida: al día de la fecha, se siguen descubriendo no sólo nuevas partículas, sino nuevos tipos de fuerzas aparentemente irreductibles a las hasta ahora conocidas" (Juan L. Ruiz de la Peña, Teología de la Creación)
Ante la pregunta: ¿Cómo podríamos entender la resurrección de Cristo y también nuestra propia resurrección? ¿Cómo resucita la materia? el padre Manuel Carreira   responde:
Ahí estamos hablando ya saliéndonos de los datos científicos, porque no se puede saber en un laboratorio qué sucede cuando un cuerpo resucita. Lo único que podemos decir es que para existir el ser humano tiene que existir como es, alma y cuerpo. Cómo lo hace Dios?, no vamos a entenderlo porque no entendemos a la materia y no entendemos tampoco el tiempo y no podemos entender una existencia fuera del tiempo. Pero eso no debe asombrarnos, porque si no me entiendo a mí mismo y no entiendo a la materia como científico, pobre sería Dios y su plan si lo midiese por lo que entiendo. Hace falta una especie de humildad realista: entendemos muy poco lo que somos y entendemos muy poco qué es la materia.
Lo único que uno puede decir científicamente es que lo que nos dice el evangelio de Cristo resucitado es compatible con un cuerpo verdaderamente material, pero que existe ya de una manera nueva, de una manera en que no hay límites de espacio y tiempo. Eso es lo que nos promete la teología aun para nuestra propia resurrección, pero como no entendemos a la materia en el laboratorio donde una partícula puede ir de un lugar a otro sin pasar por el medio, donde una partícula puede estar en varios sitios al mismo tiempo, donde las partículas no son distinguibles entre sí, todo esto me hace pensar que debo ser prudente antes de dictaminar que lo que me dice el evangelio de Cristo resucitado es imposible, que es incompatible con que eso sea de veras materia. No, no es incompatible.
Se lee en los evangelios que después que Jesucristo resucita se aparece varias veces a los apóstoles:

"La tarde del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: la paz sea con vosotros" (Juan 20, 19)
Para el resucitado ya no hay límite de espacio y tiempo; comía  (Juan 21, 5); palparon las marcas en sus manos y en su costado (Juan 20, 27); se trasladaba y entraba a las habitaciones con la puerta cerrada (Juan 20, 19, 26); y la muerte y enfermedad ya no tiene ningún poder sobre él, es verdadero cuerpo material pero de una manera nueva, "siendo él mismo, ya no es lo mismo" (San Agustín).  Esa es nuestra esperanza, ese es nuestro futuro porque "Si el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros" (Rom 8,11)
El cuerpo glorioso, el nuevo cuerpo, no tiene fecha de caducidad, ha llegado a la perfección total.  La materia ha sido transformada, no está sujeta al espacio y al tiempo.
Los cristianos celebramos con alegría nuestra esperanza, los cuerpos gloriosos del futuro, un futuro que no sabemos la fecha exacta pero que esperamos y morimos con esa esperanza.

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