Esa frase os llevará a más de uno a la preciosa canción de Manolo García, Insurrección... Viene al caso para hablaros de la cantidad de momentos extraordinarios que hemos vivido juntas y que, en el taller o en nuestras quedadas para caminar, recordamos con cierto temor al paso del tiempo. ¡Cuántas situaciones especiales y cuántos instantes se quedaron en nuestra retina como si de otra vida se tratara! Nuestro viaje al Portugal profundo, en busca de maravillas para nuestro taller, es una de esas ocasiones que ya parecen ajenas a nuestras actuales circunstancias. Lo recordamos con un cariño especial por encontrar allí la libertad que da el no conocer a nadie, ni que nadie nos conozca. Las risas, la incertidumbre de llegar al destino sin perdernos, las carreteras poco transitadas, los hallazgos y la belleza de los mismos... Todo nos parece ya "una foto a contraluz", como diría el autor de la mencionada canción. Ese es sólo un retal de lo que la existencia nos ha dado hasta ahora. Son ya cerca de 20 los años que hace nos conocemos. Hemos mantenido nuestra amistad y compartido tantas cosas que darían para escribir un libro que, esperamos, tenga continuación. El secreto de esta duradera amistad es la lealtad, un valor quizás en desuso que ha dado frutos. Y lo seguirá haciendo.
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