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14 de Abril "Tag Literario"
14.- Un libro que te prestaron
Yo soy una gran prestadora de libros. A veces tengo de paseo fuera de casa más de 15, así que apunto a quién se los dejo y cuando. Primero para saber por dónde andan los libros y segundo porque los presto a tanta gente que llega un momento en que no sé qué títulos les he prestado y cuales no.
Me encanta compartir las lecturas que me gustan e incluso las que no me gustan por comparar opiniones, pero si alguien me devuelve un libro en mal estado, ya no le presto ninguno más. Me pillo un cabreo muy gordo y juro y perjuro que nunca más volveré a dejar un libro, pero soy incapaz. No puedo hacer pagar a justos por pecadores y es más, a veces termino de leer un libro y sé exactamente a quién se lo puedo dejar porque le va a gustar un montón.
En este momento, además de a los amigos de siempre, le estoy prestando a libros a la profesora que tuvo mi hijo en preescolar (que ahora está en el instituto donde está él). Hace cosa de un mes más o menos me llamó por teléfono para decirme que después de 15 años estaba retomando su afición por la lectura y que no conocía a nadie mejor que yo para recomendarle libros. Me dijo que su marido le había comprado un e-reader, pero ella seguía prefiriendo el papel, así que a la vez que le recomiendo títulos se los voy enviando a través de Bookworm-Junior. De momento... sin queja.
En fin, todo este rollo para deciros que a mí me prestan muy pocos libros porque ya tengo yo suficientespendientes de lectura y además me suele gustar comprarlos, que es lo que hago si me prestan un libro y me gusta.
Pero eso no pasó precisamente con "El Hermanastro" de Lars Saabye Christensen. Me lo prestó Martina (que no sé por qué no está participando en este Reto Literario tan interesante) ya hace unos cuantos años y aunque se lo agradezco mucho resultó una lectura absolutamente tediosa.
Como no me gusta devolver un libro que me prestan sin leerlo, me lo terminé y lo hice llevándomelo al hospital un día en que sabía que no saldríamos de allí en muchas horas, mientras esperábamos a que operaran a un familiar.
Al no tener otra cosa que hacer y tampoco estar rodeada de las tentaciones que habitan mis estanterías, ni un e-reader lleno de títulos, me lo acabé, pero de verdad que ya no recuerdo nada, salvo el aburrimiento que me produjo. Por cierto creo que a Martina tampoco le hizo ni pizca de gracia (suponiendo que llegara a terminarlo).