Noviembre sin mí
¿Cómo se sentía tocarte?, susurró un espíritu observando cómo una mujer se encontraba en una habitación sencilla mientras el frio de noviembre se infiltraba por la ventana, con muebles de madera y una alfombra desgastada, iluminando la habitación con un tenue resplandor. En la pared, un cuadro con la foto de la familia feliz. Lágrimas empezaban a caer en el rostro de la mujer, dibujando ríos de tristeza.
"No debí de haber salido enojado ese día", hablaba el espíritu, esperando que su voz llegara a los oídos de esa mujer, pero todo era en vano. Estaban en dos planos distintos, intocables, incompatibles. Como si se tratara de una jugada del destino, la mujer llorando soltó al aire: "No debí de haberte dejado ir enojado, al menos te hubiera besado de despedida".
El espíritu hizo un intento desesperado de poder tocarla, pero fue en vano. Su mano posada en su hombro no era perceptible para la mujer. En el fondo, unos pasitos empezaron a sonar. Una pequeña niña, vivo reflejo de los ojos del espíritu de la habitación, llegaba corriendo.
"Mami, ¿papá va a venir hoy?", preguntó la niña. La mujer solo pudo abrazarla y soltar un poco más de sus lágrimas.
"No... cariño, tal vez mañana papá vuelva", respondió la mujer.
El espíritu comenzó a llorar también.
__________________________Y eso es todo.
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