Desbordada por la rutina en ocasiones y por la falta de la misma en otras.
Con un ritmo frenético, acelerado, estresante.
Con la ansiedad más extrema como compañera.
Entrando en un bucle de pesimismo vital que, de ninguna manera quiero dejar que se instaure a mi alrededor. Eso sí que no.
Con los bajones emocionales de ver que #Elde8 no evoluciona como me gustaría, que se hace mayor, que sigue sin hablar, con su pañal, con su...con todo.
Sé positivamente que el sedentarismo no me ayuda, sino todo lo contrario. Tantos años de secano no sólo han afectado a mi forma física (mucho pero mucho), sino que me he visto privada de una manera de liberar tensiones y de mantener un estado de salud que por el estrés que vivo me va deteriorando.Entonces se cruza por mi camino esta mujer, de la que no había oído hablar nunca y todo da una vuelta de tuerca.Hablo de Cristina Mitre. Hablo de las #mujeresquecorren y de su #atopedepower.
Cristina Mitre en "Un Gin Con". Malasmadres House
Azares de la vida: encontrarte en Madrid esa semana y poder asistir a su charla. ¿La excusa? Ver amigas. Pero además, una curiosidad por descubrir a esta persona que tanto inspira. Y no es para menos.Cristina es runner (por casualidad) desde 2009, Directora de Women's Health y autora de los libros Mujeres que corren y Correr es vivir a tope de power. "En la vida a veces sólo se necesita creer", es una de las frases que se me quedó, una de tantas. En un momento determinado hizo de correr una prioridad: conjugó hábito con organización de una vida frenética, sin perder de vista su planning de ejercicios, y lo logró: de sedentaria a maratoniana. Pero su historia va mucho más allá del deporte.Habla de superación personal de duros momentos, de recuperar autoestima, de deporte de conciliación, de celebración de la vida...
¿Y por qué hablar de esto ahora, tras casi medio año?Porque uno de mis propósitos de comienzo de curso es el ponerme en forma, sin peros, a dolor.
Ya llevaba unos meses rumiando en hacer algo así gracias al ejemplo de mi queridísima Arancha Gómez (para los que no sepáis quién es colabora con el Club de Malasmadres y es, además, amiga). Se planteó su reto personal y no sólo adelgazó, sino que comenzó a cambiar por dentro y a contagiarnos (al menos a mí) ese cambio vital convirtiéndolo en una necesidad. Oye, y ya comienza a correr carreras, sin esas excusas que yo me autoimpongo, sin esos peros.
Así que motivada por estas dos mujeres, ayer recibo de pronto en mi correo una proposición nada decente: el #retossilvestre de Madresfera, con entrenamiento pautado. Una señal. No hay otra.¿Y por qué no?No sé si estaré allí, pero...¿por qué no aprovechar esta señal (porque lo es) y coger esta oportunidad? Además, el hecho de compartir en rrss esas sensaciones seguro que va a otorgar a este esfuerzo otra dimensión.No os lo voy a negar: tengo mezcla de nervios, miedo, excitación e incluso vergüenza. El salir a correr por primera vez tras tantos años, ¿y si me paro?¿no me paro?¿y la gente me mirará?¿y si me ahogo?¿y si de esta no salgo? Hace mucho que no corro, pero recuerdo la satisfacción al finalizar la carrera, aunque también el dolor y el pinchazo en el pecho al respirar. Es una combinación compleja pero que empasta, que ajusta y que engancha. ¿verdad?En conclusión queridos míos, el día 1 comenzamos. Yo voy cogiendo aire por si acaso y sí, me quita el sueño pero, ¿sabéis qué?, que este reto personal #porqueyopuedo lo voy a conseguir, ¡claro que sí!Y si Cristina Mitre comenzó y lo logró, si Arancha dio ese paso...a mí, ¿qué me lo impide?Así que en 3,2,1...