Revista Economía

Retos económicos para después de las elecciones de diciembre.

Publicado el 12 diciembre 2015 por Jordi Mulé @jordimule

Los humanos somos seres gregarios, formamos sociedades y todas las sociedades humanas necesitan de unas reglas de funcionamiento, es decir, se gobiernan mediante diversos regímenes. El que gobierna en nuestro país es el llamado sistema democrático, sistema que, aún no siendo perfecto, se podría afirmar sin género de dudas que quizá sea el menos malo de los que la Humanidad haya inventado para organizarse. Una de las características de un sistema democrático como el nuestro es el de la libre elección de los representantes de la ciudadanía, evento que se celebra, como es sabido y dependiendo de la voluntad política de los gobernantes de cada momento, de manera periódica, como máximo, cada cuatro años.

Unas elecciones son siempre un importante hecho en el devenir del país; en el caso del nuestro, se trata del momento en el que los ciudadanos deben elegir a sus representantes en el Congreso y el en Senado, en las llamadas Cortes Generales los cuales, posteriormente, elegirán al nuevo Gobierno del país. Éste es un hecho doblemente importante, primero, por lo que a renovación del futuro Gobierno se refiere, a los cambios que se prevén respecto el período político anterior; segundo, porque el país quedará mientras tanto en un estado de interinidad en tanto y cuanto no se celebren los comicios y se escoja el nuevo Parlamento y, como consecuencia, el nuevo Gobierno; es decir, el Gobierno anterior queda "en funciones" y con unas atribuciones limitadas.

Durante este período de interinidad, por ello, quedan a menudo en el tintero diversas cuestiones que, salvo que no suceda algo extraordinario que obligue a una solución expeditiva, no se acabarán resolviendo hasta que no se hayan celebrado los comicios, bien sea porque el Gobierno en funciones no tenga atribuciones para acometerlos, bien sea porque, de resolverse, podrían influir en el resultado electoral. De temas pendientes los hay y muchos pero, ciñéndonos en algunos retos importantes de índole económica, vamos a enumerar tres de ellos, que a nuestro criterio pueden llegar a ser influyentes en la opinión pública o bien, ser noticia próximamente.

Cláusulas suelo.

Muchos de los préstamos hipotecarios a tipo variable existentes en este país incluyen la llamada "cláusula suelo" que limita la variabilidad en el tipo de interés de los mismos, el cual no puede bajar por debajo de un cierto nivel pactado en la escritura de la hipoteca. Una de las funciones de esta cláusula era la de proteger al prestamista contra bajadas excesivas del índice de referencia, normalmente el Euríbor, que pudieran provocar, o bien rentabilidades negativas, o bien hacer su inversión poco rentable. Debido a que los tipos de interés actualmente rozan el cero, estas cláusulas se han activado en infinitud de préstamos hipotecarios, cuyos prestatarios han visto como los intereses que pagan por sus hipotecas a tipo variable, lejos de bajar, continúan constantes.

Sin entrar en valoraciones subjetivas, este hecho ha provocado diversas reacciones entre usuarios y plataformas asociativas de usuarios de servicios bancarios, y entre algunas de estas reacciones está la presentación de una demanda colectiva que busca como objetivo conseguir una eliminación judicial de las cláusulas suelo; pero también ha provocado reacciones en varias entidades financieras, que han anunciado el final de su aplicación. Según parece, está en ciernes una sentencia que clarificará de manera, a priori definitiva, esta cuestión. Respecto a cómo puede ser esta sentencia, hay opiniones para todos los gustos, los hay quienes opinan que será el seguro final de las cláusulas suelo, pero los hay que opinan que la sentencia sólo marcará una pauta clara al respecto, un criterio de cuándo éstas son correctas y cuándo no.

Siendo un tema sensible y que puede afectar tanto a las economías domésticas de muchas personas, como a las cuentas y resultados de muchas entidades bancarias, hará falta estar ojo avizor al desenlace de esta espinosa cuestión, que seguro que se conocerá pasadas las elecciones de diciembre.

Nuevas fusiones bancarias.

Se rumorea que estaría en ciernes una segunda oleada de fusiones bancarias en España que, de producirse, seguramente constituiría el final del sistema bancario español históricamente basado en la banca de proximidad, en pro de otro de corte más europeo, con menos entidades operando en le sistema, con menos oficinas abiertas al público, pero con la potencia y versatilidad que las nuevas tecnologías ofrecen al usuario bancario y a las entidades en general.

Del mismo modo que en el punto anterior, opiniones las hay, y para todos los gustos; hay quien opina que las fusiones se harán entre las entidades pequeñas que han sobrevivido hasta hoy y las entidades medianas resultantes de otras fusiones, pero también hay quien afirma que las fusiones pueden ser entre la gran banca, de tal manera que el número de entidades bancarias en el Sistema Financiero Español al final del proceso sea el mínimo posible. Es posible que pueda suceder alguno de estos fenómenos, los dos, una combinación de ambos, o ninguno, la opinión es libre; pero cualquier hecho que suceda deberá tener en cuenta aquello que marca la normativa sobre Competencia para evitar caer en situaciones de dominio y abuso de mercado en favor de alguna de las entidades resultantes de un hipotético proceso de fusión y concentración bancaria, y es que la competencia se ha adelgazado considerablemente después de la primera oleada de fusiones.

Tiempo al tiempo, sea como fuere, a después de las elecciones nos deberemos remitir, se admiten apuestas.

Abengoa.

El preconcurso de acreedores presentado por esta empresa de ingeniería cotizada en Bolsa y, hasta hace poco, valor del Ibex 35, puede acabar convirtiéndose en el mayor concurso de acreedores de la historia de España, un posible concurso de acreedores tan grande en volumen que el anterior macroconcurso de acreedores, el de Martinsa-Fadesa, quedaría empequeñecido ante la magnitud del de Abengoa.

No obstante, para que se produzca un concurso y una liquidación de esta firma, primero hay que seguir una serie de pasos; deben pasar tres meses desde la presentación del preconcurso y no mediar mientras tanto ningún acuerdo con los acreedores de la empresa tendente a reestructurar su deuda y, como consecuencia, dar viabilidad a la empresa. Teniendo en cuenta el gran volumen de deuda de Abengoa (se habla de un pasivo de más de veinte mil millones de euros), y la gran quita sobre la misma que un concurso de acreedores provocaría en sus principales acreedores, muchos de ellos, entidades bancarias, si le sumamos a todo ello la evidente e inevitable voluntad de la clase política, tanto andaluza, como nacional, de intentar llegar a un acuerdo y la muy posible viabilidad del proyecto empresarial de Abengoa, siempre que se le permita viabilizar su deuda, es posible que, al final, todo quede en un susto, aunque la posible solución está todavía por vislumbrar, pues las últimas noticias no van precisamente en este sentido. Puede ser que al final se pacte una reestructuración de la deuda de la empresa, o que haya algún grupo internacional interesado en adquirirla, o bien que la propia empresa presente un plan de remodelación que convenza a sus acreedores, pero el riesgo de acabar definitivamente liquidando la compañía existe y no se puede obviar.

Aún así, deberemos estar muy vigilantes en este asunto, una quiebra de veinte mil millones de euros no es ninguna broma, afectaría a la imagen del país, afectaría a la credibilidad del sistema económico español y, sobretodo, afectaría a miles de empleados de la compañía y de las empresas subsidiarias, y a sus familias. Se trata, pues, de un crucial y espinoso reto cuyo desenlace será pasadas las elecciones. Al igual que anteriormente, se admiten quinielas.

Conclusión.

Así pues, no sólo la agenda política va llena de asuntos para después de las elecciones, sino que la agenda económica también se presenta con importantes cuestiones a resolver, y estas tres son sólo un ejemplo. Realmente, hay muchos más retos a considerar y que podrían dar lugar a interesantes debates y análisis futuros.

Artículo publicado en "La Tribuna económica" el 12-12-2015, y consultable aquí.

Economista C.E.C. núm 13147.

Volver a la Portada de Logo Paperblog