Revista América Latina

Retos y debates de un actor emergente: El ¨chavismo crítico¨ en su laberinto

Publicado el 21 julio 2017 por Jmartoranoster

Andrea Pacheco

La dinámica de los acontecimientos deja poco espacio para la reflexión. Muchos de los discursos, lecturas y hasta iniciativas políticas se enmarcan en las diversas caracterizaciones de la situación, la evaluación de posibles escenarios, y por supuesto las aspiraciones y deseos de quien mira, opina y actúa en función de esas lecturas. Una de las caracterizaciones, aparentemente sencilla, pero muy difícil de categorizar es el tipo de gobierno que preside Maduro, y por supuesto, el tipo de régimen político en el que se enmarca ese gobierno. Los sectores de la oposición de derecha tradicionales sostienen desde hace años que vivimos en una dictadura, incluso desde los primeros años del gobierno de Chávez. Desde esa caracterización, minoritaria durante aquellos años pero asimilada por sectores de masa de la oposición actualmente, la lógica del quehacer político se encasilla en una lectura cuya principal dicotomía o contradicción se configura en la disputa entre la consolidación de la ¨dictadura¨ o la preservación de la ¨democracia¨. Sin duda, cuando partimos de esta lectura ubicamos toda aquella vorágine de hechos en el discurso pertinente para retratar dicha contradicción, y las señales son contundentes: procesamientos en tribunales militares, criminalización de la protesta, suspensión de elecciones, poderes públicos licuados en función de los intereses del gobierno, y el más reciente peligro totalitario que significa la ANC. Transversal a esta palpable contradicción se encuentra un cúmulo de realidades hasta ahora secundarias en los planteamientos de los polos en confrontación política: el brutal ajuste económico perpetrado por el gobierno ha permitido que en estos últimos años el venezolano haya perdido en promedio 8,7 kg de peso como consecuencia de la liquidación del salario a unos escasos 20 dólares. La MUD aprueba el ajuste de fondo, esa es la razón por la que solo pueden balbucear algunas generalidades a la hora de plantear las soluciones económicas de la crisis. Lo único que ha quedado claro sobre las medidas de emergencia que proponen es el canal humanitario. La inminencia de la ANC y el recrudecimiento de las características autoritarias del gobierno pueden conducir en el plano de la acción política a ubicarnos del lado ¨democrático¨ de aquella contradicción, asimilando tácticas de alianzas amplias cuyo punto de unidad es la confrontación y desmontaje de la ¨dictadura¨. En sus más recientes declaraciones sectores  de un actor emergente para el panorama nacional e internacional conocido como el ¨chavismo disidente¨ y que se hacen llamar ¨chavismo democrático¨ plantean este debate. En su momento asomaron la posibilidad de sumarse al polémico ¨plebiscito¨  promovido por la MUD y que se realizó el pasado 16 de julio. Levantar las banderas de la democracia y la defensa de los derechos políticos es fundamental para asumir la lucha contra un gobierno que se sabe perdido a la hora de alguna elección libre, universal, directa y secreta que se haga. En el fondo de las contradicciones y cúmulos de realidades señalados permanece intacta una furiosa disputa por el control del gobierno, y por ende de la administración de la renta petrolera. El gobierno, menos aún la MUD plantean ninguna solución para los graves problemas económicos y sociales por los que atraviesa la mayoría de la población venezolana. Las maniobras de la MUD ocultan bajo un lenguaje ¨demócrata¨ su carácter profundamente insurreccional, no solo por las preguntas del plebiscito, sino por su accionar político con concreto. Hasta el día de hoy la MUD no se ha desmarcado de la violencia que acompaña cada una de sus manifestaciones, y no hablamos de la violencia legítima de quien resiste la represión, sino de la violencia reaccionaria con la que han atacado instituciones y bienes públicos, así como a personas por ser o parecer chavistas. El carácter profundamente intolerante, clasista y racista de la oligarquía venezolana representada en la cúpula de la MUD no se puede obviar por una iniciativa circunstancial y superficialmente ¨democrática¨ cómo es el ¨plebiscito¨. Es errado pretender comprometer el capital político del chavismo descontento en maniobras dudosas, además con uno de los actores responsables de esta lamentable realidad como es la cúpula de la MUD. Es errado porque abona las expectativas y le presta la brocha para pasarle un barniz a la política entreguista, capituladora y oportunista de la oposición de derecha. En ninguna de las contradicciones y luchas que se nos presentan a los revolucionarios, en una hora crucial como la que vivimos, podemos arrimar un gramo de justificación a las iniciativas de una cúpula política deslegitimada hasta por su propia base social. Distinto es comprender la necesidad plantearse la discusión y la disputa con los amplios sectores de la oposición descontenta, pero eso tampoco se puede hacer desde una postura que le centrea a las propuestas de la dirigencia de la MUD. Sea por convicción democrática, por posibles aspiraciones políticas en un eventual ¨gobierno de unidad nacional¨ o por defender algunos privilegios obtenidos al calor de un gobierno del que fueron parte hasta hace muy pocos años, meses o incluso semanas en el caso de algunos, ¨el chavismo democrático¨ se encuentra en muchas definiciones. Bienvenido sea el debate, la rectificación, la unidad de acción y la lucha de cara al pueblo venezolano.
Militante de Marea Socialista- Profesora Universitaria- Comunicadora Comunitaria
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