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Retratos de Familia. Amor y sadismo en tiempos de crisis

Publicado el 10 julio 2015 por Criticasen8mm @Criticasen8mm

Retratos de Familia. Amor y sadismo en tiempos de crisisTítulo original:
Ilo Ilo (IloIlo)
Año:
2013
Fecha de estreno:
10 de julio de 2015
Duración:
99 min
País:
Singapur
Director:
Anthony Chen
Reparto:
Yeo Yann YannChen Tian WenAngeli BayaniKoh Jia Her
Distribuidora:
Good Films


Llega a los cines la obra del singapurense Anthony Chen, “Retratos de Familia”, galardonada con el prestigioso premio a la mejor opera prima en el Festival de Cannes de 2013. La crisis económica es cosa seria en todo el mundo y la película versa, como tantas otras, sobre el devenir de la familia y su tradicional constitución en el marco de los trastornos provocados por dicha crisis. Prometiendo un enfoque íntimo, de comedia costumbrista pero con las emociones a flor de piel, vamos a descubrir tras el salto qué es lo que ofrece este esperado estreno.Quizá quien la haya visto, encontrará paralelismos entre “Retratos de Familia” y la recientemente estrenada “Los Insólitos Peces Gato” de Clara Saint-Luce, pues hay una relación temática evidente, al menos en la superficie, con un extraño que llega al seno de una familia completamente disfuncional. Pero donde la cinta mexicana abrazaba sin miedo, vergüenza, ni pretensión su carácter puramente sentimental, con elementos venidos directo de la autoayuda incluso; Anthony Chen se engaña a sí mismo con su película, renegando de su propia naturaleza e intentando sin éxito llevarla más allá, provocando que la cinta desperdicie su potencial y se meta en un complicado bucle del cual no saldrá bien parada.Retratos de Familia. Amor y sadismo en tiempos de crisisChen intenta retratar con verismo y profundidad psicológica las dificultades de las familias tradicionales en un mundo donde la crisis económica es una realidad de todos los días y la particular respuesta de los niños ante la consecuente falta de contención que genera el ambiente. Ese verismo y esa profundidad se estrellan rápidamente cuando el guión se muestra más interesado en la parte sentimental del problema, con un dibujo demasiado grueso de los personajes y con situaciones que se sienten demasiado calculadas, demasiado pensadas para propinar una patada emocional al espectador. Aún cuando Chen filma con soltura y logra alguna escena bastante buena, aún cuando consigue en el personaje de la madre una complejidad superior a la del resto, consiguiendo por momentos (breves momentos) esa cotidianeidad esperada; la película no resiste que el peso de la narración recaiga sobre los dos peores personajes, el niño y la empleada, excesivamente simples y cuya relación se intuye desde el primer momento por donde va a ir. Los problemas planteados no pasan del planteo y se tocan de manera muy superficial; Chen apunta al sentimiento, como hemos dicho, y esto afecta necesariamente el tipo de análisis social que vamos a ver.Retratos de Familia. Amor y sadismo en tiempos de crisis

Y este enfoque sentimental no es malo en sí, como hemos dicho, de no ser porque el director quiere ir a más. Se siente a cada paso que Chen busca una profundidad que nunca encuentra y esto queda patente en el final: el guión no quiso darle a la historia un final feliz, ni positivo, sino que quiso un final que se acerque a la realidad, ya que es evidente que ha pretendido ofrecer un relato verídico. Las intenciones serían loables de no ser porque ese final es lo único real de la película y cada uno de los personajes de cartón que se habían presentado necesitaban otro tipo de resolución. Como dije antes, Chen pensó todo el tiempo que estaba haciendo otra película y, sin un análisis válido ni serio de la sociedad, ni de la crisis, ni de la familia, ni de la niñez, y con un enfoque sentimental amargo (porque pese a esos pequeños momentos de felicidad tierna entre los personajes, la amargura tiñe los fotogramas de la cinta) cuesta encontrar en su obra otro sentido que el de un entretenimiento sádico, que se ha recreado en la miseria y la amargura porque sí.
De sobra ha justificado “Retratos de Familia” su premio en Cannes pues es impecable en cuestiones técnicas. Da la sensación que con menos barullo mental, Anthony Chen hubiese logrado una película más redonda y más entendible, pero es lo que tienen las películas que cuentan vivencias personales: son la máxima expresión de la personalidad y psicología de un autor, y contra ello es difícil levantar un crítica eficiente.
5/10

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