En el año 1986, Dinamic ya había hecho su puesta de largo con un título tan importante como Camelot Warriors. Gracias al talento creador de los hermanos Ruiz y toda su cohorte de colaboradores, la compañía estaba experimentando un fulgurante ascenso al estrellato. Numerosos fueron los videojuegos para 8 bits que a mediados de los 80 se crearon para deleite de todos los usuarios de Spectrum, un ordenador por el que la mayoría de compañías sentían predilección.
Era la época de aventuras conversacionales como El Quijote, Arquímedes XXI, Megacorp, o de videoaventuras como Dustin, arcades como Phantis o juegos deportivos de la talla de Fernando Martin Basket Master. Todos ellos configuraban una lista de videojuegos que no tenían nada que envidiar a lo que venía de fuera de España. Y entre todo ese fulgurante catálogo, surgió Freddy Hardest, todo un hit en su época. Por aquel entonces, los títulos de máquinas recreativas basados en disparos estaban más que de moda (¿y cuándo no lo han estado?) por lo que un arcade con un carismático personaje como este no podía ser un fracaso. No en vano, en la mayoría de revistas extranjeras, el videojuego de Dinamic fue todo un éxito, llegando a recibir notas de notable y sobresaliente, siendo las más bajas de un seis.
De su portada se ocupó Enrique Ventura, uno de los dibujantes que por entonces trabajaba para la revista El Jueves. Cuenta Jaume Esteve en su libro Ocho Quilates que el dibujante estaba tan encantado con los juegos de Dinamic que no les cobró ningún honorario por hacer la portada. Lo único que único que solicitó a cambio fue recibir el videojuego de manera gratuita. Tan alucinado estaba Ventura con los chicos de Dinamic que les llegó a hacer sin cobrarles unas tiras cómicas como apoyo a la salida del videojuego. En la Microhobby nº 152 de noviembre de 1987 apareció una página completa con estos dibujos que hizo las delicias de los compradores de la revista.Otra anécdota acerca de Freddy Hardest es que su nombre viene del mítico cantante Freddy Mercury. Por aquella época la película “Los Inmortales” estaba proyectándose en los cines, por lo que uno de los chicos que trabajaba en Dinamic no paraba de escuchar a Queen. Alguien de la compañía dijo en una ocasión que Mercury era homosexual, a lo que respondió que Freddy era un tipo duro. De ahí vino inmediatamente el nombre del videojuego: Freddy Hardest.
Con títulos tan atractivos como este, Dinamic se posicionó de una manera muy destacada en el panorama de desarrolladoras de software, y no sólo a nivel estatal, sino europeo. Por aquel entonces ya publicaban sus creaciones en Inglaterra, y se notaba un claro ascenso en las ventas que se producían allende nuestras fronteras.
En este arcade-videoaventura (pues de ello puede vanagloriarse, de ser un auténtico crossover) se puso toda la carne en el asador, pues su autor, Emilio Salgueiro -autor de Phantomas 2- ayudado por Luis Rodríguez y los hermanos Javier y Manuel Cubedo en los apartados de gráficos y música, respectivamente, llevó a cabo un programa realmente adictivo y repleto de personalidad. Freddy Hardest ha pasado a los anales de la aún corta historia del ocio electrónico en España como un videojuego crucial para mucha gente y todo un referente de la Edad de Oro del software español.El gran logro de esta obra es sin duda su dinámica tan bien estudiada. Pudiera parecer a primera vista que su desarrollo es más de lo mismo, ya que en la época se podían ver una gran cantidad de videojuegos de corte similar, pero Freddy Hardest tenía algo que lo hacía diferente. Destacaba de entre todos los demás programas, y es que no le faltaban razones para ello. El movimiento del protagonista era ágil, podía ejecutarse con facilidad mediante el teclado y respondía a la perfección. Las animaciones estaban tan bien realizadas que parecía mentira que aquello estuviera ejecutándose en un ordenador de 8 bits, ciertamente llamaban la atención. Los saltos, las patadas, los disparos con el arma láser y esa manera de contonearse crearon escuela y nos dejaron más que satisfechos al observar su excelente factura. Esto también sucedía con los diferentes enemigos que salían a recibirnos en la luna enla que se había estrellado la nave en la que viajábamos. ¡Ah! ¿No os lo había comentado todavía? El bueno de Freddy es un borrachín y un juerguista, y en una de sus fiestas colmadas de excesos y alcohol, va a parar a parar a una de las lunas del planeta Ternat, donde se encuentra la base enemiga de Kaldar. Freddy es un miembro del Servicio de Contraespionaje de la Agencia SPEA de la Confederación Sideral de Planetas Libres y en su lucha a brazo partido contra los moradores ha de intentar salir como pueda de la situación tan embarazosa en la que se ha visto envuelto. Debe encontrar la salida de esa luna y hacerse con una nave enemiga para volver a su hogar.
El juego nos ponía en una tesitura un tanto incómoda, pero la mar de divertida. Caminando por terreno lunar y rocoso, teníamos que sortear a robots vigía y todo tipo de fauna autóctona de aquel lugar. El título de Dinamic se dividía en dos cargas, siendo la primera un arcade de scroll horizontal en toda regla, donde la acción era la protagonista, y la que llenaba de disparos, saltos y patadas todo el devenir de la partida. La segunda fase entraba dentro de los cánones de la video-aventura, y en ella había que hacerse con una serie de códigos de los capitanes de las naves, que se dividían en cuatro: Azul, Verde, Roja y Blanca. Sólo recopilando los códigos, activando el hiperespacio de cada una y rellenándolas de energía, seríamos capaces de reflotar una de ellas y poder escapar de la base enemiga. En esta fase (a la que se accedía mediante una clave conseguida al finalizar la primera) debíamos demostrar nuestra entereza para no sucumbir ante el laberinto de pasillos y plataformas que la conformaban. La destreza a los mandos de Freddy también era muy importante, puesto que el componente arcade no desaparecía, y nos obligaba a tener todo nuestros sentidos en estado de alerta ante cualquier ataque de los seres que poblaban la nave enemiga. La dificultad aquí subía muchos enteros al necesitar recordar los espacios por donde ya habíamos pasado, además de la persistencia de los moradores, invulnerables ante nuestros disparos, y que sólo perecerían con el ataque cuerpo a cuerpo.Excelente programa este Freddy Hardest y gran ejemplo de lo que podía dar de sí un videojuego realizado en 48k. Buenos gráficos y una ambientación muy conseguida hacían el resto. ¡A ver cuántos juegos hoy en día pueden alardear de divertir tanto con tan poco! Ejemplos los hay, claro está, pero la lección que nos dio Emilio Salgueiro con su obra será recordada durante mucho tiempo. De hecho el propio Víctor Ruíz ya tiene entre manos un remake para dispositivos portátiles que se adentra de nuevo en el mundo de este playboy de tres al cuarto que nos desveló en aquellas noches de los años ochenta.
Puntuación: 8