¿Quién no ha leído alguna vez un cómic de Mortadelo y Filemón? Quienes no lo hayan hecho todavía no saben lo que es tener infancia. Pero no es mi intención menoscabar la moral de la concurrencia de esta web con comentarios hirientes. Para deshacer este entuerto, y si algún usuario del Spectrum no conociese de primera mano a los famosos personajes de Francisco Ibáñez, aquí tenemos el análisis de su segunda parte, esta vez distribuída en España por DroSoft y desarrollada íntegramente por el equipo de Animagic.
Y es que la primera aventura de los agentes de la T.I.A. se creó en tierras germanas y su nombre era algo así como ‘Clever & Smart’, programado por Magic Bytes en 1987. Su planteamiento era muy diferente del juego que hoy tratamos de analizar, siendo aquella una video-aventura bastante simplona y con unos gráficos y animaciones que no destacaban demasiado. Pero todo eso cambió radicalmente con su segunda parte que, con una dinámica muy diferente, si que supo estar a la altura de las circunstancias, resultando ser una experiencia mucho más jugable y divertida.
En el cuartel de la T.I.A. (Técnicos en Investigaciones Autoterráqueas), ha sucedido algo terrible, y es que, como es habitual, el profesor Bacterio la ha vuelto a liar. En esta ocasión, en su afán por experimentar con gallinas que pusieran huevos como si fuesen una ametralladora. El solo contacto con los huevos, conferían al individuo que los tocaba características gallináceas que hacían que batiese los brazos con fruición como intentando echar el vuelo y, de manera involuntaria, poner uno de ellos. Otro experimento fallido más para la lista del nefasto profesor Bacterio, como no podía ser de otra manera. Entre tanto, la gallina Marcelina ha hecho de las suyas, y ha dirigido su ejército de ovíparas compañeras hacia todas las estancias de la agencia. Mortadelo y Filemón, que esa misma noche estaban de guardia, tenían que poner fin a esa invasión dando caza a las gallinas.
El juego consta de dos fases, muy bien diferenciadas, como era costumbre en los juegos de 8 bits. En la primera tenemos como protagonista absoluto a Filemón, quien ha de intentar atrapar un número total de ocho gallinas con sus propias manos. Por otra parte, Mortadelo, le espera en el terrado del edificio de la T.I.A. para poder cocinar a las gallinas y darse una buena comilona. La gallina Marcelina será el objetivo principal de nuestro calvo con dos pelos, pues se ha tragado un microfilm que contiene datos de vital importancia, y si el Superintendente Vicente se da cuenta del agravio, los torpes detectives Mortadelo y Filemón van a tener grandes problemas.
En la primera fase del juego tenemos que sortear los huevos que nos lanzan las gallinas, que tienen la facultad de volar como un águila y, a veces, será complicado poder atraparlas. Para ello Filemón tendrá que usar el mobiliario de la agencia para acceder a los lugares más altos, utilizando para ello los sofás, estanterías y demás objetos que encontrará en su camino. La mecánica del juego es muy sencilla, tan sólo tendremos que aproximar al personaje cerca de una gallina y éste la atrapará automáticamente. Una vez cogida, dirigimos a Filemón a la parte alta, donde Mortadelo, pertrechado con su mejor disfraz de cocinero, espera paciente con una sartén en la mano. En esta fase habrá que tener especial cuidado con los cactus que están apostados por algunas estancias y, en el caso de que caigamos sobre ellos, Filemón saltará hasta el techo de la habitación aquejado de dolor por las púas que se han clavado en su trasero. Otro inconveniente a tener en cuenta es el cerdo Alberto, otro de los experimentos del profesor Bacterio, que estará dándose un garbeo de aquí para allá. Si nos embiste en su trayecto, perdemos una vida de las escasas tres que tenemos en el marcador. Lo mejor para deshacerse de él es propinarle una buena patada donde más le duela. Especial cuidado habrá que tener -además de los letales huevos que nos roban una vida al impactar con Filemón- con los platillos volantes que aparecerán una vez tengamos en nuestro poder a varias de las escurridizas gallinas. Este nos disparará un láser letal que puede hacer que perdamos todas y cada una de las susodichas.Es importante saber que con cada gallina atrapada, una vez que hemos subido por el ascensor que comunica con cada piso, y al llegar al terrado con cada adquisición gallinácea, se nos otorga una vida extra, que vendrá muy bien para seguir cumpliendo nuestras pesquisas.
La verdad es que en los primeros compases no habrá mucha complicación, pero pronto veremos cómo la cosa cambia y los huevos aparecen en grandes andanadas, siendo bastante difícil esquivarlos. Lo mejor es tener una estrategia bien pensada; a veces pararse y esperar a que llegue una de ellas es lo mejor. Lo preferible es que cada cual lo experimente mientras juega…Muy gracioso será el letrero que aparece cada vez que nos quitan una vida en el juego, pues el barbudo profesor loco se “descuajaringará” de nosotros.
Ya metidos de lleno en la segunda parte de este buen juego de Animagic, será Mortadelo el que tenga que poner pies en polvorosa. El “Súper” se ha enterado de lo que pasa y pretende hacernos pagar por todos los perjuicios a su persona y a la empresa. Nos veremos inmersos en una carrera de fondo en la que los disfraces de Mortadelo serán muy importantes, ya que sin ellos no podríamos sortear los obstáculos que vamos a encontrar por la calle. Así, de este modo, enfundado en sus disfraces de rana, serpiente y fantasma ha de intentar solventar de la mejor de las maneras posibles las dificultades, no estrellándose con los muros, los Seat 600 o los objetos que le lanza airado el “Súper”. Estos últimos serán una lista bastante curiosa, como farolas, jeringas, yunques y bombas, que irán dirigidas hacia la cocorota de nuestro personaje con levita. La fase es un no parar, y será representada mediante un rápido scroll que hace que el personaje no pare de correr mientras esquiva sin parar, cambiando con las teclas adecuadas en cada momento los trajes pertinentes a la tarea a realizar. Esto nos llevará unos pocos minutos hasta que nos hacemos a los controles, pero es bastante sencillo habituarse a ellos. Lo cierto es que la mecánica de la segunda parte es bastante repetitiva, como ya ocurriera con Filemón, pero el nivel de adicción que se alcanza es muy alto, llevándonos a persistir en el intento por llegar al final, momento en el que escaparemos con Filemón Pi al llegar al puerto en una rápida lancha.Y pasando al análisis técnico, hay que destacar que ‘Mortadelo Y Filemón II – Safari Callejero’ tiene una factura impecable. Los gráficos de los decorados y de los personajes están muy bien definidos, y son considerablemente fieles a los cómics de Ibáñez. El apartado gráfico brilla con luz propia, destacando el gran trabajo de los programadores en este sentido. También sucede lo mismo con el movimiento de los personajes, que salvo ciertos inconvenientes en ocasiones con la precisión del salto o la respuesta del teclado, están muy conseguidos. Las animaciones destacan sobre todo lo demás, e incluso veremos detalles como el movimiento de los dos pelos de Filemón al caminar, así como cuando nos toca un huevo de gallina, dando lugar a un movimiento de zarandeo de brazos y torso muy simpático. Las gallinas, cerdos y demás enemigos también poseen unas características en sus movimientos que te dejarán perplejo por la calidad que atesoran. Buen trabajo, de nuevo, por parte de Animagic.
En cuanto al sonido y músicas del juego, tenemos una de cal y otra de arena, puesto que no escucharemos nada más que una repetitiva melodía durante las dos fases. Eso sí, también tiene una calidad fuera de toda duda, y es una de esas tonadillas que se recuerdan con el paso de los años, ya que su acabado es para alabar gracias a lo pegadizo que resulta el tema.
Como conclusión, hay que decir que este juego para ZX Spectrum, aunque sencillo en su desarrollo, tiene todas las claves que hacen que un juego sea adictivo y divertido, y si es con los personajes con los que nos deleitamos en nuestra niñez horas y horas, pues mucho mejor. No os lo perdáis, seguro que a más de uno se le vuelven a despertar las ganas por volver a releer todos aquellos cómics olvidados que tiene en el desván de su casa. ¡Grande Ibáñez, grandes Animagic!
Puntuación: 8,5