La leyenda de San Jorge y el Dragón ha recorrido todo el planeta con diferentes interpretaciones, pero la más próxima a occidente habla –remontándonos al siglo IX- de un dragón que hizo un nido junto a una fuente que impedía que los aldeanos pudieran ir a por agua. Para apartar al dragón idearon una estrategia, que consistía en ofrecer un sacrificio humano para dejarla libre, y así poder recoger el tan necesario agua. De forma aleatoria, se escogía a un ciudadano para ofrecérselo a la bestia y ésta se lo comiera. Pero una de esas veces, la que resultó elegida fue la princesa del reino, por lo que el rey pidió clemencia para con su hija, y así de esa manera no fuera arrojada a las fauces del dragón. Pero quiso el destino que San Jorge, caballero valeroso y cristiano, pasara por allí en el preciso momento en el que la escamosa bestia fuera a devorar a la princesa. Con su vigoroso caballo pudo derrotar de varias lanzadas a su alado contrincante, pudiendo salvar a la princesa de sus garras. Todos los ciudadanos, desde aquel preciso instante, se volvieron al cristianismo, abandonando el paganismo de inmediato.
Es curioso que, en las instrucciones del juego ‘Saint Dragon’, se haga alusión a la leyenda de San Jorge, cuando el desarrollo del mismo no tiene en absoluto nada que ver con lo que veremos representado en pantalla. Y es que el juego de The Sales Curve, programado por Andrew Taylor, bebe de historias provistas de valores vanos, y tanto es así que nos encontramos ante un arcade de scroll horizontal al más puro estilo ‘Nemesis’, ‘R-Type’ o ‘Forgotten Worlds’, con la salvedad de que esta vez contamos con la ayuda de, precisamente, un dragón metálico equipado con las más mortíferas armas que podamos imaginar.
Nuestra misión es sencilla, pero a la vez suicida. Nos hemos encomendado a nuestra suerte en una batalla por la libertad de la Galaxia, que ha sido atacada por los Monstruos Cyborg. Éstos han hecho de todas las criaturas de la Galaxia a todos los seres que en ella habitan, hasta que un rebelde, llamado el Guerrero Cyborg, se ha aventurado a plantarles cara por medio de su dragón. El apodado Campeón de la Armadura, pues es mitad hombre, mitad máquina, ha de pelear con su Saint Dragon para liberar a la Galaxia de sus opresores.
¡Tú lo que quieres es que me coma el tigre!
El también llamado ‘St. Dragon’ resultó ser toda una sorpresa cuando apareció allá por 1990 en las tiendas. Cuando uno cargaba el juego en su Spectrum –que debía estar provisto de una memoria de 128k, porque si no era imposible jugar a él- las primeras sensaciones era estar ante una verdadera máquina recreativa en casa –salvando las diferencias-, ya que éste shoot´em up era capaz de pegarnos a la pantalla durante horas. Y no era para menos, puesto que ‘St. Dragon’ era una conversión de la máquina de Jaleco, sello que por aquel entonces regía aquello de los arcades de salón, al igual que sucedía con otras marcas como Konami o Sega.
¿Qué es eso, rocas que aparecen y desaparecen? Cuidado con ellas que son muy traicioneras…
El juego no dejaba ningún respiro al jugador, hasta el punto de que a veces sentíamos casi fusionado nuestro dedo gordo de la mano con la tecla ‘espacio’. Ni un segundo de tregua, la única forma de sobrevivir era disparar de una malsana manera a todo lo que se moviese en pantalla. Y no eran pocas las hordas de enemigos, los cuales aparecían en oleadas o de forma individual en forma de enormes sprites que saltaban de un lado para otro, como era el caso de un enorme tigre mecanizado que causaba pavor nada más verlo aparecer. Lo podemos ver en la impactante portada del juego, por cierto.
Lo más importante a tener en cuenta para sobrevivir a los ataques mortíferos de los Cyborgs es utilizar nuestra cola de dragón, la cual está provista de varios eslabones que podrán moverse a nuestra elección. Es imprescindible proteger la cabeza del dragón bajo cualquier concepto, puesto que es la parte vulnerable del mismo. Si cualquier disparo o toque del contrario nos toca esa parte, el dragón se desintegrará y perderemos una de nuestras tres escasas vidas. Estas vidas, cuando llegue la oportunidad durante el trascurso de la partida, podrán recuperarse si recogemos uno de sus escasos ítems diseminados por el escenario.
¡Que no se te escape el ítem de las bolas rebotadoras ni el de vida, por San Jorge!
Al igual que las vidas, nuestro dragón metálico podrá hacerse con power ups que le otorgarán ventajas en forma de aumentos de los disparos, y que en este juego son bastante variados. Así pues, tenemos que fijarnos en las diferentes letras que aparecerán una vez arrancadas de sus cápsulas. Tenemos de esta forma Torpedos de Impulso (N), que se irán añadiendo a los que ya tengamos aumentando nuestra potencia de fuego; el láser (L); las bolas de fuego (F); Bolas de Bote (B); Cambio a Torreta (T); aceleración del dragón (S); Aumento de Poder al arma extra que portemos (P) y, por último, la siempre deseada Invulnerabilidad (H). Todos ellos harán que los efectos en pantalla sean un verdadero festival de color y espectacularidad, dando a nuestro Spectrum una dimensión a los FX como pocas veces se han visto.
Y es que ‘St. Dragon’ nos entrará por la vista, gracias al tamaño de sus sprites, la cantidad de enemigos en pantalla y el colorido tan acertado que se ha utilizado para el acabado gráfico. Cierto es que el fondo estará cubierto de un eterno color negro, pero eso no le resta ni un ápice del mérito al entorno que se quiso construir. Mención especial tienen algunos de los enemigos finales, siendo el más espectacular el primer jefe. Se trata de un toro mecanizado que nos dejará boquiabiertos por su gran envergadura y sus ataques. Prestad atención a las bocanadas de fuego y láser, o no sobreviviréis para contarlo. Al igual que el primer nivel, los siguientes esconden mil enemigos diferentes, que será mejor que descubráis por vosotros mismos, más que nada por aquello de no chafar las sorpresas…Por cierto, la dificultad no es excesiva, pero el juego pedirá de nosotros que extrememos la atención a todos los movimientos y no nos despistemos, pues de lo contrario pereceremos sin remedio. Menos mal que, además, disponemos de dos créditos para continuar.
La última fase será se convierte en el desafío definitivo. Habrá que estar alerta a cada enemigo que aparece.
Al igual que su apartado visual, hay que destacar el movimiento del dragón que manejamos, toda una delicia, aún cuando lo manejemos con teclas. Para ello se han dado ya definidas de antemano: OPQA-Sp. Pero si somos de los jugadores de Joystick, también tendremos la oportunidad de hacernos valer con él. Si tenemos que hablar del sonido que destila el juego, hay que hacer hincapié en los del disparo del protagonista: son una auténtica orgía de dimensiones cósmicas, y nunca mejor dicho. Incluso al escuchar las muertes de cada bicho mutante nos regocijaremos con el programador de ‘St. Dragon’. Todos estos apartados técnicos unidos harán que estemos jugando con un título que llevará las cotas de adicción muy arriba, incluso aunque nos maten una y otra vez. Esto no es ningún problema, con la práctica veréis que los enemigos siempre salen por el mismo lugar, y es sólo cuestión de aprenderse las rutinas de movimiento.
Tenemos delante de nosotros un juego que vale su peso en oro, un shooter de la vieja escuela que, si bien no es nada original, sí nos hará pasar unos ratos verdaderamente divertidos. Su acabado técnico, sus movimientos y la variedad que destilan sus niveles (5 en total), nos harán sentirnos como un verdadero defensor de la Galaxia a lomos de una máquina equipada con la más alta tecnología. Tenéis que darle una oportunidad a ‘Saint Dragon’, uno de los mejores arcades creados para nuestro querido Spectrum, ya casi cuando el sistema estaba en los albores de su desaparición a primeros de los 90.
Puntuación: 9,4
- Para saber más: Puedes descargar el juego en World of Spectrum