Revista Diario

Retrospectivas

Por Bergeronnette @martikasprez
Cuando era pequeña, me imaginaba de mayor. Mi frase, la que siempre me recuerdan las tías, era: 
"Yo, cuando sea mayor, quiero ser profesora y tener muchos animales perros. O ser veterinaria, y tener muchos hijos."
Ahora, esta semana, vuelvo la vista atrás y...
Recibí una educación extraordinaria. Estaba rodeada de una familia, y una familia apegada que me querían, y quieren. Me abrieron puertas, ventanas y tendieron sus manos para cualquier cosa que, pensaron era conveniente para mí, o me empeñé en que era lo mejor para mí. Me dejaron tropezar, pero siempre estaban al lado para que no me cayera. Me dejaron probar e intentar cualquier cosa que me proponía.
En el colegio, tuve excelentes profesoras y profesores. Las profesoras de infantil que me enseñaron a hablar, los profesores de primaria que me enseñaron que después del lunes está el martes, que dos más dos son cuatro, el cocinero que me ponía la ración de los chicos y que cuando estaba mala, me hacía el mejor arroz blanco que he probado en la vida. Profesoras de lengua que confiaron en que mi destino era ser profesora y ayudar a los niños pequeños. Tutora de secundaria que se maravillaba de mis redacciones. Incluso la profesora de Lengua sustituta que me puso un castigo en Troisième, y que me enseñó que no sólo estaba yo en el mundo.
Mi madre me dio la oportunidad de hacer cosas que estaban "prohibidas" en casa, me apuntó a Ballet a espaldas de mi padre, para que fuera una señorita, y fueron los primeros que se emocionaron al verme bailar a Mozart en el Mercado del Pescado. Me apuntó a equitación y confió en que supiera salir adelante tras caerme de uno. Me enseñó el gusto por la música de todo tipo, por la ropa y por el "savoir-faire". También me enseñó que no hay que dejarse pisar por nadie, pero cuidando no pisar a los demás en la búsqueda de tus ideales. Me permitió tener un perro en casa. Y hasta durmió en el sofá para que Gala se acostumbrara a nosotros.
Mi padre es el modelo de perfección, el espejo donde trato de reflejarme. Mi ideal de persona es él. Siempre ha conseguido grandes cosas, y es el ejemplo de muchas personas. Además es el mejor padre que nunca hubiera podido imaginar tener.
...Hoy en día, tengo una familia. Mi propia familia. Un chico que me quiere, aunque le cueste tener esos gestos que tanto ansío. Una niña "muy grande" e inteligente que me quita el sentido cada vez que me dice que me quiere. Y una niña pequeña y muy amorosa, que es mi vivo retrato. Un trabajo que ni fú, ni fá, pero que me mantiene activa, y eso es lo esencial.
¿Cambiaría algo? Sí, quedarme en los 28 que me sientan muy bien. Y fuera ironías, no cambiaría nada de lo que he sido y soy, lo que está por llegar, sigue estando de mi mano. Y a por ello voy. Retrospectivas


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