Revista Cine

Retrospectivas de La Palomita: Tony Scott

Publicado el 27 agosto 2012 por Lapalomitamecanica
El hombre virtuoso que sólo sabía rodar pura acción
Retrospectivas de La Palomita: Tony Scott
Con motivo de la reciente muerte del director y productor Tony Scott, en La Palomita nos hemos decidido a recuperar la vieja costumbre de elaborar alguna retrospectiva, esta vez y como no podía ser de otro modo, con el fin de rendir un merecido homenaje a un realizador que ha logrado en más de una ocasión que lleguemos al fondo del cartón de las palomitas gracias a su talento para crear obras que, a pesar de no poder presumir de imponerse como óperas primas por, principalmente, carencias en la narrativa, sí han sabido proporcionar, en su mayoría, un entretenimiento de lo más loable gracias a un increíble manejo de la técnica visual que ha servido de inspiración para muchos de los aclamados directores contemporáneos que centran su trabajo en la producción de blockbusters, como Michael Bay, Peter Berg o Simon West, por poner solo unos ejemplos. Posiblemente, no sea uno de los cineastas favoritos de la mayoría e incluso hay quienes tacharán su labor de banal, pero Tony Scott ha dejado clara una cosa: nadie como él sabía utilizar mejor la cámara para conseguir que nuestros corazones bombearan gasolina.
Descubre el legado que nos dejó, tras el salto.
Debió ser complicado para Tony, facilmente reconocible gracias a su eterno puro y su característica gorra roja, crecer profesionalmente bajo la aparente sombra de un hermano cuya trayectoria ha estado, sin duda, plagada de obras de mayor éxito y aclamación, construyéndose el primogénito -7 años de diferencia- una carrera mucho más sólida que el pequeño, pero también muy diferente. Y es que Tony, desde que se iniciara en el cine a la tierna edad de los 16 años protagonizando el corto de Ridley, Boy and Bicicle, siempre ha querido tomar un camino completamente distinto estilística y temáticamente al de su hermano. Nacido en el norte de Inglaterra, siendo el menor de tres hijos, se graduó en el West Hartlepool College of Art para ser pintor, pero afortunadamente para nosotros, fue currando en la productora publicitaria que montó Ridley donde se percató de que lo que le enloquecía realmente era el séptimo arte. Su debut llegó cuando en 1975, su hermano y él echaron a "cara o cruz" quien sería el elegido para dirigir una tv movie francesa que les había sido propuesta, la adaptación de una historia de Henry James, L'Auteur de Beltraffio.

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Tony (der.) y Ridley trabajaban juntos en su productora Scott Free.

La fama comenzaba a aflorar en muchos directores británicos en los que comenzó a fijarse Hollywood, entre los que se encontraba Tony Scott. Desgraciadamente, nuestro protagonista sufrió un duro golpe en 1980, cuando su hermano mayor, Frank, falleció de cáncer, lo que no logró; sin embargo, que las ganas del chico por conseguir su sueño dorado perecieran. Fue entonces cuando Tony posó sus ojos en el proyecto que la MGM quería llevar a la gran pantalla, la adaptación de la célebre novela de Anne Rice, Entrevista con el Vampiro. Desafortunadamente para el realizador, el Estudio tenía otros planes destinados para él y le negó la posibilidad de tomar las riendas de la susodicha, pero las ideas que Tony guardaba para el film no cayeron en saco roto, sino que sirvieron para la otra película que le ofreció a cambio la MGM, hoy de culto, El Ansia. Si bien no obtuvo unos resultados propicios en taquilla en su estreno en 1983 y fue repudiada por la crítica, en la era comtemporánea, las tornas han girado 90 grados para ser alabada por muchos por su cuidado visual, la elegancia y el tono sensual con los que fue rodada la cinta vampírica basada en la novela de terror de Whitley Strieber y protagonizada por David Bowie y Catherine Denueve, precedidos en la pantalla y despedidos de la misma por la canción de Bauhaus Bela, Lugosi's Dead.
El fracaso de la obra provocó que Tony mantuviera su faceta cinematográfica inactiva durante un par de añitos y medio, en los que se dedicó sólo a la publicidad, una artimaña del destino que le condujo al punto de mira de dos de los productores del cine de acción más influyentes de Hollywood. Nos referimos a Don Simpson y Jerry Bruckheimer, cuyos ingresos por película producida suman más ceros que el lenguaje binario. Estos tipos buscaban a un director que fuera capaz de contar una historia sobre aviones y fliparon cuandio vieron el anuncio que Tony se gastó para la marca de automóviles Saab a principios de los 80, en el que un coche competía contra un caza de combate:

Exacto, él era su hombre, así que le propusieron dirigir una de aviones, pero Scott no lo tenía demasiado claro, puesto que sus ideas contrastaban demasiado con la percepción que tenían los productores. Tony pensaba en algo como Apocalipsis Now o Mad Max 2, lo que, aseguró el propio realizador al recordar sus inicios, "los asustó como si fuera el infierno". Por suerte, al amigo Tony vio la luz a tiempo. "Entendí lo que ellos buscaban. No era Apocalipsis Now, era aviones plateados compitiendo contra el brillante cielo azul. Era rock and roll en el cielo". Así, Top Gun se convirtió en una de las películas más taquilleras de 1986, lanzando al pequeño Tom Cruise al estrellato.
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El matrimonio entre los productores y nuestro protagonista se prolongó y después llegó Superpolicía en Hollywood II, que aunque no gustó a la crítica también se impuso como una de las cintas con más éxito en las salas en 1987. Con ellos repitió en Días de Trueno, no sin antes pasar por Revenge (Venganza), que no emocionó a la prensa especializada y funcionó regulín en cuanto a la recepción entre el público, debido en gran parte a la mala promoción, y eso que el film estaba protagonizado por los intérpretes del momento (estamos ya en 1990), Kevin Costner, Madeleine Stowe y por encima de todas las cosas, Mr. Anthony Quinn. Hoy, la percepción que se tiene de esta cinta sobre una historia de cuernos y suspense ha subido unos cuantos escalones en los parámetros positivos.
Ese fracaso llevó a Tony de nuevo junto a Simpson y Bruckheimer para rodar, como decíamos, Días de Trueno en ese mismo año, contando nuevamente con Tom Cruise en el papel protagónico de un chico rebelde que debe controlar sus impulsos ante el volante para competir. Contra todo pronóstico, cayó en picado al tocar la taquilla. Algo más de éxito, relativamente hablando ya que no caló demasiado entre el público, obtuvo El Último Boy Scout, liderada por el incombustible Bruce Willis en 1991, en la que encarna a un detective privado ex-agente de la CIA que debe unir sus fuerzas con una estrella del fútbol para resolver un caso. Con un guión bastante bestia, la película sigue provocando una controversia de opiniones, aunque nadie duda de que sirvió de forma inmejorable para prolongar la estela de John McClane y construir al Willis que todos amamos.
Tony se atascó debido a la imagen pública que adquirió de cineasta dado a los efectos especiales de alta gama y las action movies. Hasta que pasados un par de años, en 1993, un antiguo empleado suyo le presentó a un desconocido dependiente de videoclub -esos sitios ya extintos donde se alquilaban películas, primero en VHS y luego en DVD, no sé si lo recordáis-. El chico le presentó sus trabajos y Scott quedó impresionado. El nombre del chaval era Quentin Tarantino. Tony se interesó por Reservoir Dogs y Amor a Quemarropa, pero el principiante estaba decidido a dirigir él mismo la primera -chico listo-, así que sólo le cedió la segunda. Qué decir de esta película cuasi-perfecta en su conjunto, con mucho toque de su scripter, naturalmente, esta obra de culto trepidante y excitante narra la historia de un joven (Christian Slater) que se enamora de una prostituta (Patricia Arquette) y que, una vez formalizada su relación, deciden fugarse con un maletín de cocaína propiedad del chulo de la chica (Gary Oldman). Por el tinglado asoman estrellas de verdadero renombre como Dennis Hooper, Christopher Walken, James Gandolfini, Brad Pitt, Val Kilmer, Chris Penn o Samuel L. Jackson, entre otros, y aunque muchos se empeñen en relacionar el éxito del film con la mano mágica de Tarantino, lo cual en gran medida es cierto, no hay que desmerecer el trabajo, sobre todo, técnico, de Scott. El propio Quentin quedó tan encantado con el resultado, que se declaró fan incondicional de Tony.
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De la que no puede negársele el reconocimiento al pequeño Scott es de Marea Roja (1995). La protagonizada por Denzel Washington -con quien rodó un total de cinco películas- y Gene Hackman arrasó en taquilla. Fue el regreso de Tony a los brazos de los productores que le dieron alas y también la constatacion del artista a nivel público y generalizado como un director potente y talentoso, tanto como quien se encarga de la BSO en esta película sobre submarinos, Hans Zimmer, que ya había trabajado con Scott en Amor a Quemarropa. Por no hablar de que Marea Roja dio lugar a uno de los mejores episodios paródicos de Los Simpson.
La mancha negra -sin ánimo de chiste sobre el lunar de DeNiro... Tampoco sobre Wesley Snipes- regresa en 1996 con Fanático, que a pesar de contar con su protagonista como más nos gusta, haciendo de pirado obseso similar al de El Cabo del Miedo, no cuajó en la crítica ni en la taquilla, y no es de extrañar, ya que esta película falla en todos sus aspectos. No ocurrió lo mismo; sin embargo, con Enemigo Público, en la que vuelve a trabajar con Gene Hackman y recluta a Will Smith para encarnar a un abogado que recibe una cinta que muestra la involucración de agentes del Gobierno en el asesinato de un congresista. A partir de ahí, la vida del protagonista se convierte en un infierno. El film fue a todas luces un éxito comercial y eso que sólo es una de esas obras que funciona por ser el típico thriller de la época (1998), sin ir más allá.
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Posteriormente y a partir del 2001, año en el que Scott estrena Spy Game, para muchos, a excepción de alguna obra, comienza la decadencia del realizador, que aunque fiel a una técnica de rodaje virtuosa, no fue capaz de ocultar sus carencias de narrativa. Y así siguieron Domino (2005), Déjà Vu (2006), Pelham 1 2 3 (2009) y la, quizás, pasable Imparable en 2010. Es menester detenerse en Man on Fire (El Fuego de la Venganza), por tratarse posiblemente de una de las mejores obras tanto de su última etapa como de su trayectoria. Amena hasta la médula, vuelve a colaborar en 2004 con Denzel Washington para traernos una historia en la que un guardaespaldas ha de proteger a una niña (una pequeña Dakota Fanning), hasta que es secuestrada, lo que desata la ira de su protector. Nuevamente, nos encontramos ante una trama insustancial, pero conducida de manera tan artística, que salva el defecto con creces.
En cuanto a sus trabajos como productor en Scott Free, propiedad de ambos hermanos, son infinitos, tanto en TV con la reciente adaptación de Los Pilares de la Tierra como en cine, la mayoria, películas dirigidas por su hermano Ridley, como Prometheus, la más reciente.
Como habréis percibido, Tony Scott nos ha dejado tras una carrera profesional que si no destaca por incluir obras perfectas, sí lo hace en cuanto a haber logrado en su mayoría de títulos, casi todos de acción palomitera, un marcado manejo de la cámara de lo más perspicaz, brillante en ocasiones, y un entretenimiento digno de alabanzas, y la amenidad, amigos, es una meta complicada e inalcanzable para muchos de los cineastas actuales.
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Con la perdida del realizador nos quedamos sin conocer qué reservaba para esos proyectos pendientes que, posiblemente, caerán en manos mejores o peores, pero al fin y al cabo, en otras manos. Esos planes eran Top Gun 2, para la que Cruise estaba totalmente dicidido a volver aunque fuera para un cameo y se tenía hasta al guionista Peter Craig (The Town) asignado; Narco Sub, sobre las lanchas sumergibles que los narcotraficantes utilizan para transportar la droga, con script de David Guggenheim (El Invitado); Lucky Strike, que iba a protagonizar Vince Vaughn y contaba con 80 milloncetes de presupuesto, el libreto corría a cargo de Henry Bean (Asuntos Sucios); el remake para la Warner de la película de Sam Peckinpah, The Wild Bunch, y otro remake más de la de Walter Hill, The Warriors, en la cabeza de Scott desde 2009.
La última noticia aparecida estos días tras su muerte, es que el realizador intentó llevar al cine la adaptación de Gears of War. Jeff Katz, ex-productor de New Line Cinema, contó vía Twitter que "cuando compramos los derechos de Gears of War en New Line, Tony Scott quiso dirigir la película. Lo intentó con mucho empeño. Al final no salió adelante, pero siempre me gustó la idea de verle hacer algo tipo Ridley, algo que siempre había evitado. Siempre quise que se hubiese hecho realidad". Pues sí, una lástima.
Entre el mundillo, la muerte el pasado lunes día 19 del cineasta, dejó conmocionados a sus colegas de profesión, quienes mostraron sus condolencias y le dedicaron emotivos tweets como estos:
Ron Howard: "No habrá más películas de Tony Scott. Un día trágico" Jon Favreau: "Noticias tristes sobre Tony Scott. Mi más sentido pésame a su familia y amigos". Christian Slater: "Él era el mejor y se le echará enormemente de menos".
Chris Rock: "Tony Scott, el director de mi película favorita, El Fuego de la Venganza. Ojalá tuvieras más tiempo". Michael Moore: "Amor a Quemarropa (escrita por Tarantino) no recibió el reconocimiento que se merecía (una de las mejores películas de la década)". Mark Romanek: "Tony Scott fue un apoyo para mí en una etapa temprana de mi carrera. Era generoso, sociable y con un talento inmenso. Tristeza". Josh Charles (protagonista de The Good Wife, serie que Tony producía): "Estoy profundamente en shock y apenado por las noticias sobre la muerte de Tony Scott y mis pensamientos y mis oraciones están con su familia esta noche".

Nosotros, queremos despedirnos agradeciéndole desde La Palomita que nos haya dejado las mejores escenas del cine de acción de los 80, con Top Gun, y parte de los 90, con Amor a Quemarropa, por no olvidar su contribución en el siglo XXI con El Fuego de la Venganza. He aquí una influencia del blockbuster imprescindible para las generaciones venideras de directores. He aquí el hombre que poseyó la mano más virtuosa para rodar adrenalina en estado puro, porque él, más allá de un mensaje existencial o cuestiones humanas, sólo quería entretener, y lo consiguió. Gracias y hasta la vista Tony, algún día, nos contarás por qué.
 
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