El escritor español y académico Arturo Pérez Reverte, que no para un momento, viajó a Mesa Chica (Argentina) hace un tiempo y la prensa de aquel lado recoge unas sembradas declaraciones que queremos recuperar también en nuestro sitio: "ahora hay una represión enorme de la libertad y un deseo por callar a quienes piensan distinto: Stalin, Hitler, Videla... primero lo escuchas porque es muy importante saber qué hay en la cabeza del monstruo, del tirano y del malvado. Yo he hablado con muchos malvados en mi vida y escuchando se comprende el mal".
LA NACIÓN | Argentina"A lo largo de mi vida, he aprendido más de los malos que de los buenos porque el malvado tiene más ángulos de sombra y oscuridades". "En el mundo hay más mal que bien"; "con el malvado te acercas más a la realidad del mundo". Así dijo que, entre los villanos que más lo cautivaron, están un francotirador que conoció en Sarajevo y un mercenario portugués que torturaba a un prisionero. El periodista les consultaba por qué lo hacían. "Acercarte al mecanismo del mal es muy educativo".
La Guerra de Las Malvinas
Pérez-Reverte, que trabajó como corresponsal durante la Guerra de Malvinas, afirma que, "por primera vez en mi vida, no fue imparcial". Él pensaba que si la Argentina ganaba, la Junta Militar se iba a perpetuar en el poder de por vida, pero por otro lado, se inclinaba por la Argentina porque no quería que mataran a "sus paisanos". "Los chicos que se morían en Malvinas se llamaban Fernández o Sánchez, eran mis paisanos y primos", recordó. El español confesó que el momento que más le dolió de la guerra fue cuando escuchó el grito de gol de las casas porteñas, en pleno mundial del '82. "Ahí dije: 'Van a perder, este país no puede ganar la guerra'. Para mí, oír ese gol fue el momento más doloroso de la Guerra", contó, y se hizo eco de quienes sostienen que ese Mundial fue "una maniobra de distracción". "Es evidente que fue una gran canallada, una gran jugada sucia de la Junta Militar, que utilizó eso para perpetuarse en el poder, pero le salió mal". Para el escritor, incluso los ingleses "reconocieron el valor, la honradez, la decencia y el coraje" de esos soldados, pero en la Argentina "se procura olvidarlo y taparlo".
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