Como ya sabéis hace algunas semanas visité a Antonio García Enrile y su tienda-taller de Sevilla (Artículo aquí) y quedé sorprendido por la calidad de su trabajo así como el estilo de sus zapatos y accesorios.
Debido a la optimización que están llevando a cabo en su sistema de encargos, no pude encargarles unos zapatos en aquella ocasión, pero no quería irme de allí sin llevarme algo, así que de entre todas las cosas que me tentaban, me decanté por un cinturón alomado en piel.
Hacía tiempo que andaba buscando un cinturón que tuviese un estilo entre sport y elegante, en tono marrón o burdeos. Y allí vi uno que encajaba con lo que buscaba, pero le comenté a Antonio que me gustaría que le aplicase una pequeña pátina de un tono cercano al burdeos, pero que lo dejaba en sus manos.
El propio Antonio midió mi cintura para comprobar a qué medida tendría que hacer los agujeros, y me comentó que ya me avisaría cuando estuviese listo.
A la semana siguiente me llamó para avisarme de que ya estaba todo listo y procedía a enviármelo.
Como habéis podido ver en la primera imagen y en la que precede a estas líneas, la presentación del cinturón es muy buena, incluyendo la bolsa de su tienda, una caja de cartón rígido y en el interior el cinturón envuelto en un suave paño serigrafiado.
Una vez que abrimos la caja y encontramos el cinturón, poco a poco conforme vamos observándolo nos vamos dando cuenta de las grandes diferencias que encontramos con otros cinturones de confección industrial.
Ni que decir tiene que la calidad y flexibilidad de la piel es asombrosa. Además, el alomado que encontramos en toda su extensión le otorga presencia y empaque pero no resta lo más mínimo en su flexibilidad.
¿Por qué?
Antonio, como todo buen artesano aprende de su experiencia, sus errores y del análisis de los productos que nos rodean. Por ello, tras muchas pruebas y comprobaciones descubrió que muchos fabricantes usan cartón para dar forma al lomo de sus cinturones, y si bien es una solución que abarata el coste, tiene una serie de inconvenientes, ya que el cartón termina por disgregarse y hace que dicho punto se propenso a la rotura con el tiempo.
También me contó que con idea de mejorar este aspecto, habían probado con distintas capas de fieltro y otros materiales, pero tampoco se obtenían resultados del todo satisfactorios. Por ello concluyó que la mejor de las opciones era incluir una capa de piel como relleno, de esta forma se comportaría solidariamente a las capas externas y garantizaría la flexibilidad y durabilidad deseadas.
Recordemos que este cinturón está completamente hecho a mano y si bien desde lejos no es más que la piel la que nos delata su calidad, si acercamos la vista encontraremos detalles que delatan su confección artesanal.
Esos detalles que os hablaba antes los encontramos en la confección del cosido. Cuando un cosido está hecho a mano, por mucho esmero que se haya puesto siempre se aprecian ligeras irregularidades en su paralelismo y en el tamaño de las puntadas consecutivas.
Debemos fijarnos muy bien, porque la habilidad en las manos de Antonio nos puede hacer dudar...
Sorprende descubrir tantos detalles de calidad en un objeto aparentemente tan sencillo como es un cinturón de estas características y diseño. Pero todavía podemos seguir descubriendo algunos detalles más..
Y por si quedara la duda, ya se encargan de recordarnos su origen artesanal en el reverso de la zona de la puntera. Sin más alardes o decoraciones a la vista está que nos encontramos ante un cinturón de la máxima calidad.
Lo mejor viene ahora, ya que por su precio de tan sólo 78 euros, podemos clasificarlo como objeto de lujo asequible, ya que no es dificil encontrar cinturones de marcas más rimbombantes con un precio superior a este y que a buen seguro su fabricación ha sido totalmente industrial.
Yo estoy seguro de que pronto repetiré con otro...