Durante nuestra última visita a Hervás nos alojamos en la casa rural El Jardín del Convento, situado en la plaza del Convento, una de las plazas más tranquilas de la ciudad, donde también se encuentra el antiguo convento de los Padres Trinitarios.
El alojamiento se encuentra en una casona solariega de mediados del XIX, perteneciente a la familia de los propietarios. Los cuales han restaurado para recuperar su aspecto de antaño y que han convertido en, además de su casa, la de cada uno de los huéspedes que pasamos la noche aquí.
Entramos en el alojamientoNada más entrar por la puerta, parece como si retrocediéramos en el tiempo a la casa de mis abuelos. Tanto el suelo, las paredes, las vigas de madera que soporta la estructura del edificio y los muebles antiguos, nos envuelven en un ambiente entrañable. Un sitio único para desconectar, aunque siempre estamos conectados con vosotros y pudimos poner a prueba la Red 4 G de Vodafone.
Al final del pasillo se encontraba la recepción. En uno de los aparadores tenían organizados los planos con las diferentes rutas que se podían hacer además del plano de la ciudad. Acabábamos de llegar a Hervás y la oficina de Turismo estaba cerrada hasta la tarde. Pero no hizo falta ir, ya que la dueña del hotel rural, se encargo de indicarnos todos los sitios que ver en Hervás y la ruta de la Chorrera que queríamos hacer. Además nos fue diciendo uno a uno todos los restaurantes de Hervás y cuáles eran las mejores opciones.
Así que, sin dejar el hotel ya teníamos la ruta perfectamente organizada. Nuestra habitación era una de las más sencillas del hotel, situada en la primera planta de la casa. Como nota curiosa, la puerta se habría con una llave de las de antes, así que era difícil de perderla.
Las zonas comunes y el jardínAntes de salir del hotel para recorrer Hervás, nos acercamos a la sala de estar, donde al día siguiente tomaríamos el desayuno. Un lugar muy tranquilo, donde si te fijas en la foto verás que falta algo que siempre hay en un salón... no lo sabes. En esta sala, además de sofá, sillones y revistas para leer, lo que no encontrarás será una televisión, su lugar es ocupado por un piano, por lo que si buscas desconectar y disfrutar de la paz y tranquilidad, no te preocupes que aquí tienes de sobra.
Lo mejor sin duda, del hotel es su jardín. Amós, el dueño, se encarga cada día de que el jardín se encuentre en perfecto estado de revista. Además, su ubicación, sin ninguna casa que tape las vistas, no permite contemplar las montañas y el bosque que forma el Valle de Ambroz, sin salir del jardín.
Al día siguiente, toca el desayunoNos levantamos pronto para aprovechar el día, y bajar a tomar el desayuno. Cuyo horario era de nueva a diez y media.
El desayuno era un buffet a base de productos locales: repostería de obradores de Hervás, quesos de la Vera, frutas de productores locales, bizcochos recién hechos por los propios dueños y mermeladas y menbrillo también caseros. Un desayuno muy natural, acompañado de un café recién hecho. Disfrutando por supuesto de las vistas del jardín y del Valle de Ambroz.
Un recorrido por las habitacionesAntes de dejar el hotel, pudimos visitar algunas de las habitaciones que se habían quedado libres. La primera de ellas, disponía de chimenea propia. Anteriormente, como nos comentaron los dueños era el salón de la casa. Tras la reforma se le dio más protagonismo al jardín, pasando el salón a la parte posterior y cerrándose esta sala como habitación. Como podéis ver es una habitación muy romántica con la chimenea y la cama a un lado.
Otra de las que pudimos ver se encontraba enfrente de la nuestra, también con un tamaño considerable pero sin chimenea, aunque con vistas al jardín por lo que era más luminoso.
Sin duda unas habitaciones muy interesantes, con una decoración muy cuidada. Además del detalle del jarrón con flores cortadas del jardín, que son puestas cada mañana en las habitaciones.
Salimos del Jardín del Convento, dándole las gracias a Amos y su familia por su hospitalidad, y por habernos hecho sentir como en casa. Esperamos poder repetir nuestra visita a Hervás con más tiempo. Quién sabe si algún Otoño mágico volveremos a encontrarnos.