El cartero tiene un paquete para ti.
Ese es el eslogan de la segunda parte de la saga escrita por el británico M.J.Arlidge y protagonizada por la detective Helen Grace.
Lo primero de todo, pedir disculpas adelantadas si esta reseña me queda muy parecida a la que hice para la novela que inicia la saga: Tú te vas, tú te quedas, pues la sensación que me ha quedado con esta novela es muy similar la que tuve con aquella.
Pero esto no es malo. Todo lo contrario, es positivo.
Con dos libros leídos de Arlidge ya me hago una idea de su estilo como escritor: le gusta ir al grano y rozar los límites del morbo (autopublicidad: en eso se parece a mí como escritor, o mejor dicho, yo pretendo parecerme a él). Aunque sacrifica el dotar de más personalidad a los personajes en favor de la trama, no se corta en mostrarnos héroes y antihéores con problemas personales que pararían un camión blindado. Ese es quizá el mayor pero que le pongo a Arlidge: aprovecha poco el gran potencial que tienen sus personajes. Es dificil enamorarse de ellos, en otras palabras.
M.J.ArlidgePero vayamos a la novela que nos ocupa, que para eso he robado vuestro preciado tiempo:
La novela se desarrolla en el mismo escenario que la primera (un Portsmouth muy tenebroso), e inmediatamente después en el tiempo. Pero esta vez Helen Grace tiene tres batallas: 1) hacer las paces con su equipo y buenas migas con la nueva superintendente, 2) vigilar en secreto a un misterioso adolescente que tiene problemas con la ley, y 3) atrapar a una prostituta asesina en serie que dedica su tiempo libre a matar a sus clientes, arrancarles el corazón y entregarlo por correo dentro de una caja de cartón. Casi ná.
Si en los primeros capítulos de Tú te vas, tú te quedas Arlidge nos dejaba con la boca abierta planteándonos dilemas morales imposibles, en este caso nos deja sin habla mostrándonos con todo lujo de detalles los asesinatos cometidos por la prostituta más sangrienta de la historia.
La novela no tiene un solo capítulo de relleno (se agradece, M.J.). Es trepidante, impactante y adictiva. En mi opinión no alcanza la originalidad de la primera de la saga (y por ello la sitúo un escalón por debajo), pero el final es más que aceptable: sin agujeros de guión y bastante convincente.
Arlidge había puesto el listón muy alto con su ópera prima, pero ha vuelto a conseguir dejarme helado. Desde luego, pienso leerme el tercero de la serie: La casa de muñecas.
Y por supuesto, sabréis mi opinión por aquí, como siempre.
Espero que os haya gustado mi nueva reseña. Podéis comentarla o compartirla en vuestras redes sociales, y me haréis bastante feliz.
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