En un nuevo número de la revista Minatura, dedicado esta vez a las películas de mala calidad, algunas de ellas muy famosas, englobadas dentro de lo que se denominó LA SERIE B, aparecen algunos microrrelatos con los que participio.
Bajo presupuesto
Claudio se sienta en el borde de la silla, tenso, mira al frente. Sus ojos descansan en las facciones del cuadro de su madre. Es hermosa la imagen, mirada profunda, tez blanquecina, labios carnosos, con carita de ángel. Rememora en ese instante las andanzas de su vida, el día que robó un par de plátanos en la frutería de Don Eugenio. La piedra que acabó impactando en la frente de Emilia. El sueño profundo de su padre, y los consiguientes ronquidos. Las trenzas de su hermana. El tintineo de los cascabeles del gato. La sopa fría de albóndigas. Y las lecturas nocturnas de los guiones de mala muerte. No quiso que sucediera, pero como buen actor acató lo que dictaminaba el guión: bañarse en una piscina llena de pirañas. Los mitos no surgen de cualquier manera. Los efectos especiales nunca proporcionarían realismo a la escena.
Duplicidad
La última escena quedó grabada en su corazón e hizo que dejara de latir. Había sido tanta la unión a su personaje que se escapó con él. Desde entonces tiene doble personalidad.
Transcendencia
Cámara y acción. La pareja se funde en un beso eterno. Dios los observa complacido y les da la oportunidad de volver a repetir la escena. La película es éxito de taquilla.
Transgresión
Transformarse en un bicho está a la orden del día. La moda ha transcendido fronteras. Desde la emisión de la película de terror más vista de todos los tiempos, el cine ha sido transgredido hasta el punto de cambiar sus formas excelsas por precarias. A los espectadores no les importa la vida de los protagonistas, si son o no felices, si sus vidas van a ser más o menos envolventes… lo que realmente interesa, es si van a ser engullidos por la especie extraterrestre que ha invadido la tierra, y como van a ser descuartizados, engendrando nuevos bichos capaces de tener el poder en sus manos. La única realidad que transgrede, porque es lo que todo el mundo ansía.