Le he dado mil vueltas a cómo podía abordar el post de hoy y, finalmente, he comprendido que no podía ser de otra manera que rindiendo un homenaje a mi madre (para eso es mi blog y hago lo que quiero) que nos dejó, víctima de un terrible cáncer, hace algo más de seis años.
Mi madre se llamaba -todavía se llama pues sigue muy presente en el recuerdo de quienes la queremos- Obdulia y, como podéis comprobar, el nombre no le hacía justicia pues era un bellezón. Además de muy guapa y de ser la mejor madre del mundo -todas vuestras madres son las mejores madres del mundo-, “Odu” era terriblemente presumida.Supongo que por ello, al dolor físico que padeció y al miedo que imagino -nunca nos lo manifestó- pasó, se unió el sufrimiento por ver como la enfermedad se cebaba con ella no solo por dentro sino también, y de una manera bastante agresiva, en su preciosa cara.
Sin embargo mi madre -buena era ella- no tiró la toalla y se cuidó hasta el último momento. Recuerdo que le acompañé a una pequeña peluquería de Burgos a escoger la peluca que se pondría cuando empezara a perder el pelo -ella fue siempre muy previsora tanto que a las dos horas de haberle dicho que estaba embarazada, y lo estaba de tres cuartos de hora, ya me había comprado el primer faldón- y recuerdo como cada mañana se curaba y trataba de disimular -con gasas, maquillaje, etc.- los estragos que el cáncer hacía en su frente. Y que os voy a decir de su preocupación por batas, camisones, etc. especialmente los días que venían las amigas a visitarla.
Mi madre “se me fue” pero gracias a Dios y al buen hacer de muchos investigadores, equipos médicos, etc. -por cierto, hoy casi todos víctimas de los recortes presupuestarios- hay muchas madres, hermanas, hijas… que no se van y se quedan con nosotras.
Luchan contra el cáncer y salen victoriosas pero en esa lucha, al igual que lo hizo mi madre, tienen que enfrentarse a los efectos la enfermedad y de los tratamientos que, en muchos casos son implacables con los cuerpos.
A estas alturas del post muchas os estaréis preguntando, ¿por qué nos habla hoy María de todo esto? Pues la razón es que hace unos días conocí un proyecto que acaba de ver la luz y no me he podido resistir. Os lo tengo que contar.
Mañana miércoles, y me siento honrada por haber sido invitada, tendrá lugar la presentación de la Revista Rose que, siguiendo la estela de la edición francesa, nace para convertirse en “la primera revista femenina, en lengua española, creada principalmente para las mujeres pacientes de cáncer, pero también para reunir y dar voz a todos los que personal y profesionalmente les dan apoyo a todos los niveles: emocional, médico, estético, psicológico…”
Una de las personas implicadas en esta maravilla de proyecto es María Zavala quien, conociendo Compritas, se puso en contacto conmigo hace unos meses para “que le contara cosas sobre los blogs”. Ella quería escribir uno en el que volcar todo lo aprendido a lo largo de los meses que duró el tratamiento contra su cáncer de mama. Poco tiempo después de aquel encuentro nacía su blog, CON CÁNCER Y ESTUPENDA, que junto con la REVISTA ROSE, se van a convertir en referencias obligadas para todas mujeres que se encuentran alzadas en armas contra la enfermedad. Tiempo al tiempo.
Podéis tener familiares, amigas o conocidas en este proceso. Algunas de las que me leéis -algún precioso correo he leído sobre ello- también lo estáis. Sinceramente creo que tanto el blog de María como la revista que se presenta mañana pueden ser un bastón -uno más- en el que apoyaros y encontrar refugio.
Por mi parte todo mi cariño y, como no, el enlace a la revista que me ha parecido, tanto en contenido como en presentación, de una calidad sobresaliente a la altura de muchas de las publicaciones de moda, belleza y estilo de vida que podemos comprar en los quioscos.
REVISTA ROSE
Me vais a perdonar pero cada vez que me acuerdo de mi madre y de cómo lo pasamos todos aquellos meses recuerdo a todos los profesionales que nos ayudaron y nos cuidaron. Qué suerte es poder contar con gente como el Dr. Carlos García Girón y su equipo y con la humanidad de los profesionales de la Asociación Contra el Cáncer de Burgos.
Mami, va por ti.
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