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En principio les cuento que a mí la peli me gustó. Hago la aclaración porque creo que no es para recomendarla ciegamente, ya que bordea el grotesco, es un musical -con todo lo que ello significa-, y la trama suele caer en baches inexplicables... Pero más allá de eso, me llevó de viaje hacia mi pasado, a mi infancia y parte de la adolescencia, y quizás éso hizo que estuviera dispuesta a creerme el cuento que el film me ofrece. La historia narra la vida de una chica que nunca renunció a sus sueños de niña: ser una cantante famosa, una estrella como las de la televisión. Entre sus máximas referencias se encuentran el film Flashdance y la telenovela Cristal, dos hitos de la década del 80 que hicieron soñar a miles de chicas con el cuento de la cenicienta moderna. Natalia Oreiro brilla como esa joven soñadora y en sus recuerdos hay evocaciones compartidas con la platea femenina de más de treinta años: los perfumes Mujercitas y Coqueterías, la emoción del primer televisor a color, las coreografías copiadas de Flashdance, las polainas... En fin, es la historia de alguien que se sintió especial y no descansó hasta concretar su destino, como much@s de nosotros, verdad?
La década del 80 para mí, como para muchos argentinos, comienza a disfrutarse en 1983 con la vuelta a la democracia, la explosión de libertad y alegría en la gente, y el boom del rock & pop sonando en nuestras cabezas -con melenas híper voluminosas- al ritmo de Charlie García, Virus, Soda Stereo, Zas, Los abuelos de la Nada, Sumo, Violadores, GIT, entre otros. Fue el advenimiento de nuevos aires culturales, pero también de un modelo híper individualista que encontró en los YUPPIES a los protagonistas absolutos de la búsqueda del éxito personal y el dinero como bienes supremos. Poco a poco se perdieron las consignas sociales de los 70's y con ellas la búsqueda de un cambio social profundo... En este nuevo escenario, las mujeres se sumaron al competitivo ámbito laboral luciendo cual amazonas súper poderosas, dispuestas a disputarle el poder a los hombres. Y para ello la ropa fue un elemento vital que buscó llevar a la oficina la ambición de género: trajes con hombreras y faldas cortas fueron el uniforme de las nuevas guerreras ejecutivas. En la tele, series como Dinastía mostraban a las dos protagonistas con amplias -y falsas- espaldas y las convertían en íconos de moda. El cine nos legó ese estilo con el film Secretaria ejecutiva y en la vida misma, todas adoptamos las generosas hombreras como buenas chicas trendies...
Claro que los ochenta también fueron la época del fitness y el cuidado del cuerpo. De golpe estar tonificado, bronceado y saludable era moda, así que tod@s adoptamos un look compuesto por calzas -hoy leggins- en tonos vibrantes, remeras holgadas y mal cortadas, polainas gordas, muñequeras y vinchas, y color... Mucho color! Para ésto, el film Flashdance fue el gran disparador y los vídeos de Olivia Newton John o Jane Fonda la coronación del healthy style.
Pero si de influencias e íconos se trata, a mí la década me llegó a través de Madonna. Ella como ninguna encarnó los ochenta: desde influencias estéticas del hard rock como las cadenas y ropas rasgadas, hasta colores estridentes y peinados alocados; con una música que reproducía las influencias del momento y shows cargados de excesos; todo, absolutamente todo pasó por su tamiz...
Pero ella no estaba sola, había otras chicas influyentes: Bonnie Tyler, Cindy Lauper, Stéphanie de Mónaco; quiénes con su música, cabelleras y make-up reflejaron la década como pocas...
Los ochenta fueron la coronación del exceso y por ello, aplicando la Ley de Poiret -"cuando se tira demasiado de la cuerda ésta al fiinal se corta"- la llegada de la nueva década buscó en el minimalismo el refugio ante tanta explosión de color, formas y texturas exageradas. Pero ésa es otra historia. Este invierno como nunca hemos tenido las tendencias ochentosas a la orden del día y de ellas hablamos varias veces acá: las colecciones de Complot, AY not dead y Ayres se inspiraron en aquellos años, y las hombreras tuvieron su rentrée con Balmain y sus chaquetas de amplias espaldas y los jeans rotos o nevados...
En fin, los que vivimos esa década tenemos muchos recuerdos y vivencias atesoradas que ante cualquier revival salen a la luz con nuevos bríos. Por eso celebré la película Miss Tacuarembó con tantas vueltas a ese pasado, por eso me divierto con la moda que rescata aquellas tendencias que creíamos enterradas para siempre, y por eso agregué links a los videos de grupos musicales con los que bailé -y sigo bailando cada vez que puedo-. Porque la niñez y adolescencia son momentos en que disfruté mucho de lo que la vida me ofrecía, entre otras cosas, la música y la moda... Y a ustedes, qué les dejó la década del ochenta? Quienes no la vivieron, qué piensan de ella? Ya vieron Miss Tacuarembó? Cuenten! Espero que el post les haya gustado... Les dejo un beso grande, seguimos on line:>