Revolution es una serie (cancelada al final de su segunda temporada) que parte de una premisa tan interesante como desconcertante: un día, la electricidad desaparece. No es que dejen de funcionar las centrales eléctricas, es que el propio fenómeno físico de la electricidad, queda anulado de alguna forma. No hay ni siquiera tormentas eléctricas. La historia se desarrolla 15 años después del «apagón», y parte de la trama de la primera temporada es averiguar por qué ha desaparecido la electricidad, y cómo restaurarla.
Uno de los personajes, menciona en una ocasión que lo que ha sucededido viola las leyes de la física. Y es cierto. ¿Qué es la electricidad? Bueno, recordemos que la materia está formada por átomos. Estos átomos están a su vez formados por un núcleo de protones y neutrones, y una corteza de electrones. Los protones tienen carga eléctrica positiva, y los electrones tienen la misma carga, pero negativa. Los electrones se mueven alrededor de su atomo, pero en determinados materiales (como los metales), los electrones más externos están algo «sueltos» por decirlo de alguna manera (que no me peguen los físicos; es una simplificación). Esto hace que, ante una diferencia de potencial eléctrico, dichos electrones se desplacen. Esta diferencia de potencial puede aparecer de muchas formas: mediante reacciones químicas como en las pilas o baterías, mediante el movimiento de imanes como en las dinamos, aprovechando el efecto fotoeléctrico como en los paneles solares...
Y es que la electricidad es algo intrínseco a la materia. El electromagnetismo es una de las cuatro interacciones fundamentales del universo. La carga eléctrica es una propiedad cuántica de las partículas elementales. Anular la electricidad a todos los niveles, supondría reescribir las leyes más básicas de la naturaleza, y la desintegración de la materia, ya que es la atracción electromagnética la que mantiene los electrones alrededor del núcleo, y los enlaces entre átomos.
Avanzada la primera temporada, se da una explicación:
¡Atención! ¡Spoilers!
Resulta que unos científicos habían desarrollado unas nanomáquinas capaces de reproducirse, y que se alimentaban de la energía eléctrica circundante. Originalmente se trataba de una investigación sobre nuevas fuentes de energía, pero al descubrir el inesperado resultado de la inhibición local de la electricidad, el DoD enseguida le echó el ojo encima para usarlo como arma. El problema es que salió mal. Las nanomáquinas se reprodujeron hasta ocupar todo el planeta, y el efecto en vez de ser local, fue global.
Bueno, la explicación no está mal, ya que evita la desaparición mágica de la electricidad, que violaría las leyes de la física. Sigue existiendo, pero hay un elemento activo y omnipresente que la consume inmediatamente, sin dejar que alguien la pueda aprovechar. Pero puede plantear un problema, que enseguida veremos.
La serie transcurre 15 años después de ese apagón global. La trama de la primera temporada gira en torno al misterio del apagón, y las maquinaciones del villano (un dictador que en el pasado fue el mejor amigo del héroe) para ganar más poder. Aparecen en escena unos misteriosos medallones (con pinta de USB) que son capaces de restaurar la electricidad de forma local, debido a que «apagan» las nanomáquinas de la zona. En alguna ocasión, el medallón se activa y la luz eléctrica de una casa se enciende, al igual que el equipo de música. Más adelante, se construyen una especie de amplificadores de esos aparatos, de forma que el villano puede disponer de helicópteros y lanzamisilies.
El problema es que han pasado 15 años. Durante ese tiempo, las centrales eléctricas se habrán abandonado (¿por qué iba nadie a mantener un generador eléctrico en un mundo donde desaparece la electricidad?), y las baterías se habrán degradado. De forma que, aunque se inhiban las nanomáquinas, los aparatos eléctricos no pueden ponerse simplemente a funcionar. Un electrodoméstico enchufado a la red eléctrica no recibiría corriente, puesto que no circula ninguna por la red. Las centrales eléctricas están paradas, y además, lejos del alcance del medallón. Un aparato con batería recargable, tampoco funcionaría, ya que tras ese tiempo, la batería estará descargada, y posiblemente tan degradada que no pueda volver a cargarse. Y las pilas... bueno, todos sabemos qué ocurre con las pilas cuando están dentro de un aparato sin funcionar durante años ¿verdad? ¿A quién no se le han sulfatado en un juguete que hace tiempo que no se usa? Y no sólo eso. Un vehículo como un helicóptero, tras 15 años abandonado y sin mantenimiento, es dudoso que pueda volver a volar.
Y esto nos lleva al problema que mencioné antes. Las nanomáquinas se alimentan de la energía eléctrica circundante para funcionar. Una vez el mundo deja de generar electricidad ¿cómo siguen funcionando? Uno podría pensar que una vez agotadas las reservas eléctricas, entran en suspensión, o en «stand by» o como queráis llamarlo, y que sólo se activan otra vez si vuelve a aparecer energía eléctrica a su alrededor. Pero en la segunda temporada...
¡Atención! ¡Spoilers!
Como decía, en la segunda temporada, el conjunto de nanomáquinas desarrollan una inteligencia artificial, y participan activamente en su entorno, como cuando deciden incinerar a alguien o comunicarse con su «creador». Así que están activas y funcionando. ¿De dónde sacan la electricidad? Una vez descartada la actividad humana, sólo quedan fuentes naturales como las tormentas eléctricas, y se me antojan algo escasas para alimentar un enjambre que cubre todo el planeta.